De todas las malas películas (es mi opinión) que he visto recientemente, algunas de las cuales he ido comentado en mis últimas críticas, estoy seguro que ésta es con la que menos de acuerdo vais a estar. Y probablemente la razón principal sea el tierno animalillo que aparece en la fotografía de arriba, uno de todos los que intervienen en 'Una pareja de tres' interpretando a Marley, el primer "hijo" del matrimonio que forman los personajes de Owen Wilson y Jennifer Aniston, reclamos humanos de una película que, sin ser totalmente odiosa o soporífera, sin duda es uno de los peores estrenos que he visto últimamente.
De hecho, es el perro, Marley, el que salva un poco la película, gracias a algunos momentos graciosos y sobre todo por la parte final, que es realmente emotiva; si no, la pondría como la peor película que he visto en mucho tiempo ('Dragonball Evolution' y 'Street Fighter' no cuentan, son cosas aparte). Seguro que hay muchas otras hechas con menos cariño y, desde un punto de vista técnico, menos profesionales o redondas, pero es que con ésta me ocurrió que me sentí insultado. La estaba viendo y me parecía que los responsables me estaban tomando el pelo. A ver si me explico y logro que no penséis que me he vuelto absolutamente chiflado.
Basada en el libro 'Marley y yo', 'Una pareja de tres' nos presenta la historia de John y Jenny Grogan (Wilson y Aniston), un matrimonio de recién casados que se acaba de trasladar de la fría Michigan a la cálida zona oeste de Palm Beach, en Florida. Quieren iniciar allí una nueva vida juntos. Pronto consiguen trabajo en dos periódicos locales, adquieren su primer hogar y comienzan a plantearse la idea de formar una familia. John tiene dudas sobre la paternidad y decide seguir el consejo de uno de sus compañeros, que le recomienda empezar por criar a un perro. De esta forma, entra en escena Marley, el encantador cachorro de Labrador.
La pareja se derrite enseguida con el animal, permitiéndole todo, y tal como nos ha enseñado perfectamente Cesar Millán, eso es un grave error (por cierto, en la película hay espacio para una "encantadora de perros", que interpreta una exagerada Kathleen Turner). Pronto se revelan como unos cuidadores desastrosos y Marley hace lo que le da la gana, creciendo desobediente y destructivo. A la vez que se va haciendo más grande, los problemas también se hacen mayores. Todo es en vano, nada parece servirles para que el perro les obedezca y no destroce o devore todo lo que pille. Pero pronto tendrán otros asuntos de los que preocuparse, y es que Jenny, tras muchos intentos, finalmente se queda embarazada. La familia crece y los conflictos, de nuevo, también.
Y hasta aquí podemos contar. La historia es sencilla y las armas también. Tampoco hay que esperar, por tanto, gran cosa, sino una comedia dramática comercial con Owen Wilson, Jennifer Aniston y una monada de perro llamando al público a las salas. Con esa idea, esperando encontrar un correcto producto para pasar el rato, me senté a ver 'Una pareja de tres', pero como ya he adelantado, me pareció mucho peor de lo que suponía, resultándome un visionado de los más frustrante. Porque uno tiene la estúpida manía de terminar todas las películas que empieza, cuando resulta más saludable, incluso lógico, lo contrario, levantarse y aprovechar el tiempo en cualquier otra cosa. Pero voy ya al grano, ¿qué hay en esta película que me parece tan lamentable?
Para empezar, los dos personajes protagonistas. ¿Soy el único que llegó a odiarlos? ¿Cómo pueden quejarse tanto cuando no hacen más que tener facilidades a lo largo de toda la película? Es increíble, en especial John, que a pesar de conseguirlo todo, aún va de insatisfecho y hablando de las dificultades de la vida. ¿¿Cuáles?? El tipo se casa con la mujer que ama, consigue el trabajo que desea, va progresando y ganando un montón de dinero, hasta que su familia se traslada a vivir a un auténtico castillo en medio de la naturaleza... Pero el tipo sigue sin estar feliz del todo. ¡Vete a la selva a depilar gorilas! Su mujer, Jenny, es otro elemento igualmente insoportable, prototipo de pija tradicional con fachada feminista. Pero lo que más llama la atención es cómo tiene varios hijos, se dedica a las tareas del hogar (nunca se la ve limpiando ni nada de eso, pero se supone que lo hace) y, sin embargo, físicamente no cambia en absoluto en todos los años que pasan desde que empieza la historia hasta que termina. John tampoco, claro. Un milagro.
Igualmente, aunque en este caso el actor está estupendo, resulta totalmente inverosímil el personaje del jefe del protagonista (Alan Arkin), que más bien parece un padre dispuesto a todo por ayudarle. ¿Dónde se ha visto eso? Aparte de los absurdos personajes, y de que quizá no soy el espectador más apropiado para disfrutar de las aventuras que supone tener un perro (soy de los que prefieren los gatos, eso de tener un tigre diminuto me encanta), la película dura demasiado para lo poquísimo que cuenta. Tanto es así que, por ejemplo, tienen que incluir un pedazo de telefilm melodramático entre medio, que no sirve absolutamente para nada, salvo para rellenar (me refiero al fallido primer bebé). Igual que las "peleas" matrimoniales, parecen de broma al lado de la reciente 'Revolutionary Road'.
Del mismo modo, resulta bastante caótica la forma en que avanza la trama, dando saltos gigantescos que no explican aspectos fundamentales. Si el perro era un completo desastre y no había manera de controlarlo, ¿cómo pasan los años sin que esto llegue a afectar la vida de los protagonistas, salvo en momentos puntuales? ¿Y cómo tienen la casa tan arreglada? De algún modo, consiguen que el perro se amolde a ellos, y viceversa, pero no se muestra cómo. Lo mismo que los niños, ¿cómo les salen unos críos tan estupendos y educados si demostraron ser patéticos cuidadores del perrillo? ¿Y se ha ocupado la madre de todo? En fin, demasiados agujeros en una historia que no hay por donde cogerla, mal planteada y mal ejecutada.
Supongo que si has criado o estás criando un perro, y la película te pilla en un día apropiado, de lo más aburrido, puede que 'Una pareja de tres' te entretenga y te emocione en algún momento, por recordarte a tu propia experiencia con el animal. Desde luego, si con algo me quedo del film de David Frankel es con la defensa de las mascotas, que aunque aquí sólo se refiere a los perros, os aseguro que los gatos, injustamente retratados por el cine, son fantásticos animales de compañía.
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