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'Una pareja de tres', entretenida comedia familiar con perro terapéutico


Bajo la simple apariencia de una comedia romántica con perro simpático de las que ya hemos visto antes y de las que no esperamos más que una historia de fácil digestión, se esconde una historia que gana enteros cuando alza el telón superficial y deja ver su trasfondo melodramático.

En un relato sobre una pareja, su perro y la creación de una familia ideal, se ponen sobre la mesa algunos temas interesantes como las dificultades de la compatibilidad de trabajo y familia o las crisis de una pareja cuando llegan los hijos, pero lamentablemente no con la profundidad ni la seriedad que cabría, y así ‘Una pareja de tres’ se pliega con demasiada facilidad a la imposición del mainstream, que no andan los tiempos para ahondar en dramas famliares.

Una comedia que arranca con tono romántico, de una pareja que va sembrando las raíces de su futuro y que con la llegada de un perro, el Marley de su título original, nos va conduciendo por las dificultades y vicisitudes que se van encontrando para compaginar la vida conyugal y la profesional. Ambos sendos periodistas, con distinta estima y suerte, que tienen que asumir y tomar decisiones de cara al futuro y a la posibilidad de la llegada del primer hijo.

Sin embargo, siendo el perro el catalizador de esta parte de ‘Una pareja de tres’ (aunque, por suerte, con menos protagonismo que en ‘Marley y yo’, la novela original que se adapta), el tono romántico de esta comedia se torna más familiar y se empiezan a tratar los temas más comunes que afectan a una pareja en el seno de su hogar. El romanticismo deja paso a las dificultades, alegrías y también responsabilidades que asumen con la llegada de los esperados hijos. Ella deja su brillante trayectoria profesional para dedicarse de lleno a la crianza de los retoños y él, encuentra de la mano de su editor jefe (un magnífico Alan Arkin), una columna periodística donde refleja su visión optimista y realista de su situación, con el perro Marley como protagonista.

Llegados a este punto, el perro se torna el epicentro de las iras y tensiones, poniendo en tela de juicio la necesidad de afrontar las nuevas situaciones que se van encontrando: crisis y depresión. Y es donde, como indicaba al comienzo, se tratan temas familiares en tono melodramático, aunque sin llegar al dramatismo tratado en la reciente ‘Revolutionary Road’, pero sí con aguda actualidad, lo que la distingue notablemente de las comedias de su mismo pelaje. Pero se trata de una comedia de marcado carácter comercial y su realizador, David Frankel (‘El diablo viste de Prada’), no llega más allá para quedarse con visión meramente superficial, retornando al perro el protagonismo que evidenciaba en el arranque de la cinta.

A pesar de todo, ‘Una pareja de tres’ resulta reflexiva, ingeniosa, entretenida y cuenta con buenas interpretaciones. Una Jennifer Aniston que se mueve con soltura en este tipo de personajes a los que nos acostumbra, y un Owen Wilson que destaca con brillantez, con un trabajo honesto, natural y esforzado, a pesar de tener que asumir un personaje arquetipo sin demasiada tajada que poder sacarle.

Por suerte, los gags visuales con el perro protagonista están bien dosificados y no cargan en exceso la sosa comicidad que desprende (con mucho lo más flojo del film). Incluso hacia el final de la historia, Marley el adorable Labrador, ya adoleciendo de las consecuencias de la edad, ofrece una lección que sirve de ayuda catártica para los duros momentos de crisis vividos, y en donde el amor incondicional de las mascotas a sus amos sirve de verdadero ejemplo. Y eso a pesar del sentimentaloide desenlace que busca la lágrima (y el nudo en la garganta) para cerrar una comedia con un agradable tono melodramático que entretiene suficientemente.

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