Cada uno puede buscar las explicaciones que quiera, pero es innegable que llega una edad para las actrices en la que cada vez cuesta más encontrar papeles en Hollywood, y eso aunque sean o hayan sido estrellas. Con los actores eso es algo que no se nota tanto, ya que siempre quedan los subproductos o papeles secundarios más o menos jugosos, por lo que siempre hay que estar atento a cualquier película que rompa esa tendencia, ni que sea para apoyar su mera existencia.
‘Una madre imperfecta’ (‘The Meddler’), título que llegó a los cines españoles este pasado viernes 3 de junio, es uno de ellos, dando a Susan Sarandon un personaje bombón que le permite exhibir todo su talento. Sin embargo, ¿es una buena el segundo trabajo tras las cámaras de Lorene Scafaria o se limita a ser un mero vehículo para el lucimiento de su protagonista? Pues está entre dos tierras, aunque más cerca de lo primero que de lo segundo.
El gran trabajo de Susan Sarandon
No tarda en quedar claro el gran cariño que siente Scafaria hacia Marnie, pero también que no está dispuesta a que la película sufra de forma irremediable en beneficio de Sarandon. Al menos no de entrada, por lo que va creando diferentes focos para llenar su vacío emocional y existencial una vez que queda claro que su hija -eficiente Rose Byrne en su cruce entre dramatismo y patetismo- quiere su propio espacio, algo lógico dado lo entrometida que puede llegar a ser su madre.
A partir de ahí vamos descubriendo que Marnie simplemente está buscando su nueva posición en la vida tras la pérdida de su marido, por lo que ayuda a una mujer, cuyo nombre olvida en repetidas ocasiones, a poder conseguir la boda de sus sueños y a un dependiente a encarrilar su vida, mientras que por otro lado conoce a un hombre encantador en una trama que comienza incidiendo en su naturaleza despistada para luego jugar con su peculiar forma de conocer un nuevo amor.
Todo ello permite a Sarandon mostrar muchas facetas que sitúan a su personaje con dentro de lo excéntrico y al mismo tiempo siendo un referente dentro de ese realismo cinematográfico -diferente al de nuestro día a día- con el que ‘Una madre imperfecta’ quiere conquistarnos. La actriz logra equilibrar con acierto esas dos tendencias y también evitar que Marnie resulte irritante, un error que habría resultado fatal para las aspiraciones de la película, en lugar de conmover, donde sí que triunfa.
Además, Sarandon logra que pierda relevancia el hecho de que todas sus tramas están demasiado pensadas para definir a su personaje y que su peso propio nunca termina de despegar. Como es lógico, no todas ellas al mismo nivel, ya que en el caso de la que tiene con un cálido J.K. Simmons tiene al menos una base para ello, mientras que los dos personajes que se sitúan como sus hijos postizos no tienen verdadera personalidad como para destacar por sí mismos.
’Una madre imperfecta’, con las aspiraciones justas
Con todo, eso es algo que nunca llega a resultar molesto si uno no se para a pensar en lo que podría haber sido en lugar de lo que quiere ser. Este punto es muy conflictivo y creo que todos hemos caído en más de una ocasión en el error de valorar una película así -y yo el primero-. En el caso de ‘una madre imperfecta’ no busca ser una gran reflexión, pero sí una propuesta cercana y agradable que te saque algunas risas y te haga pensar un poco, pero sin exigirte tampoco demasiado ya que su lado más dramático tiende más a ser sólo complementario.
Teniendo eso en cuenta, se entiende también la sencilla puesta en escena de Scafaria y su deriva hasta que llega a una especie de nuevo comienzo para su protagonista. Quizá ese vacío al que aludía antes es lo que la lleva a actuar de forma tan generosa con poco más de desconocidos ante la falta de referentes con los que hacerlo y simplemente se nos ha querido contar el viaje de un personaje que seguro que a algunos de vosotros os trae a la cabeza a alguien que conocéis.
Eso último que menciono fue exactamente lo que me sucedió a mí, de ahí que incluso no me sorprendiesen ciertas reacciones de Marnie y que llevar su actitud al extremo incluso me dio la sensación de ser algo perfectamente viable. ¿Hay concesiones por el tono optimista que busca Scafaria? Sin duda, pero encajan en lo que parece estar buscando y ahí ya depende de cada cual que simplemente hubiera preferido que se tirase en otra dirección. Por mí parte, bien, pero sin entusiasmo.
En definitiva, ‘Una madre imperfecta’ es una película agradable en la que sobresale la estupenda interpretación de Susan Sarandon. Más allá de eso no haya nada remotamente memorable, pero sí un relato agradable y cercano que tampoco se pasa de la raya demasiado para conseguirlo. Obviamente, prefiero una cinta genial como ‘Dos buenos tipos’ (‘The Nice Guys’), pero la que nos ocupa tampoco es una mala opción, en especial si buscas algo en esa línea.
Otra crítica en Blogdecine: 'Una madre imperfecta', pero con buena intención (por Chus Pérez Girón)