'Una chica cortada en dos', fantasías masculinas

El 16 de mayo (14 para los madrileños, que tenemos otro puente) se estrena lo último de Claude Chabrol: 'Una chica cortada en dos' ('La fille coupée en deux'), protagonizada por Ludivine Sagnier, Marie Bunel, François Berléand y Benoît Magimel. En ella se cuenta la historia de Gabrielle de Neige (Nieves en los subtítulos), una presentadora del tiempo que se topa con un escritor mayor que su madre. Al mismo tiempo, Gabrielle conoce a un rico heredero, Paul, que se enamora inmediatamente de ella. Ambos hombres la invitan a salir y, mientras ella coquetea con los dos, de quien de verdad está enganchada es del mayor.

Claude Chabrol lleva dirigiendo cine desde finales de los '50. Comenzó con un film que le dio gran fama, 'El bello Sergio' ('Le Beau Serge', 1958), anterior a la irrupción de la Nouvelle Vage. Ya más adelante, hizo uno de los episodios de 'París visto por', donde sí compartió cartel con los directores más emblemáticos de este movimiento. Entre sus títulos se encuentran 'El tigre se perfuma con dinamita', 'Las ciervas', 'Las infieles', 'El carnicero', 'Relaciones sangrientas'... También 'Nada' o 'Inocentes con manos sucias', ambas según las novelas negras del espléndido Manchette. Más tarde llegarían 'Un asunto de mujeres', magnífica cinta sobre el aborto que huye de todo maniqueísmo; 'El infierno', 'La ceremonia'… donde quizá alcanza su mayor brillantez en un tipo de historias en el que ya se mantiene hasta ahora.

En esta década ha estrenado trabajos con mayor o menor acierto. Encontré impresionante 'Gracias por el chocolate', pero 'La dama de honor', no me pareció que transmitiese bien esos sentimientos extraños tan bien retratados habitualmente por Chabrol. Y 'Una chica cortada en dos' se queda en la parte de las que encuentro menos acertadas, aunque es más interesante que 'La dama de honor'.

Lo primero es que vuelve a tratar ese tema tan querido por los cineastas franceses de la joven y el viejo, una fantasía masculina que aquí se lleva al extremo cuando la chiquilla no sólo está dispuesta a cometer todo tipo de actos depravados con el hombre, sino que además, lo ama. Esto que añade al disfrute gratuito del señor un enorme regalo para su ego. Y claro, supongo que quienes estén en esa edad y sean hombres disfrutarán mucho de estos films que les hacen creer que esa fantasía puede ser verdad.

No comento esto con la única intención de hacer una reivindicación feminista, que también, sino más que nada para tratar de encontrar los motivos por los que 'Una chica cortada en dos' no ha funcionado desde mi punto de vista. Y es que justo por aquí va el problema: no percibo la más mínima credibilidad en el sentimiento del personaje de la joven hacia el viejo y, al no creerme sus sentimientos, no puedo tener empatía con ella. Y, si no hay empatía, el argumento entero carece de interés. Pero no es sólo la cuestión de que ella sea joven y él, viejo. Se podrían haber introducido muchísimas motivaciones diversas que harían que nos pareciera creíble incluso con la diferencia de edad. El problema es que no hay nada que nos lleve a pensar que ella puede sentirse así. Si se supone que se engancha de él porque la rechaza o porque le enseña cosas sucias, eso ocurre ya más tarde. Su primer interés no está justificado. Pero incluso mientras vamos viendo cómo avanza la relación, esos sentimientos no se nos transmiten. Se nos dice que ella se siente así, pero no lo percibimos con autenticidad.

De los tres vértices del triángulo amoroso, quizá el único que funciona es el del joven, Benoît Magimel, que interpreta a un rico heredero que no tiene oficio (pero sí mucho beneficio) y que cree que se ha enamorado de la joven. Incluso aunque su encaprichamiento sea mucho más rápido y absurdo de lo normal, sí vemos en él una especie de amour fou que podemos considerar verdadero. Pero en los otros dos actores no se percibe nada. Y no es cuestión de que no hagan bien su trabajo, ya que considero que Ludivine Sagnier está magnífica interpretando a esa joven completamente egoísta y seductora. Pero es quizá una mala elección de los rostros lo que hace que no conjuguen bien para estos roles y que no veamos nada de auténtico en lo que se supone que se nos está mostrando.

Puede haber parte de culpa en el guión: Chabrol nos lo muestra todo como fait accompli –hoy me he puesto pedante, pero es que los personajes de la película lo son muchísimo—. Me explico: conocemos a los personajes y ya directamente tenemos que adivinar que son personas que tienen esos sentimientos depravados o retorcidos sin que se nos hayan presentado así. Creo que el autor ha confiado demasiado en que los espectadores están dispuestos a entrar en estas presuposiciones con tal de disfrutar de una historia de las que se muestran tan suyas. Pero no habría hecho daño que nos hubiese hecho ver esas personalidades, en lugar de simplemente comunicarnos que los personajes son así. Se puede hacer el esfuerzo de creerlo como acto de fe, pero el efecto de creerse algo de esa manera nunca será equivalente al de haberlo comprobado por uno/a mismo/a. La empatía con toda la película sería mucho mayor si lo hubiésemos visto.

'Una chica cortada en dos', tal como expresa su título, como se ha hecho creer en las sinopsis –y como se expresa con una metáfora deliberadamente obvia en la escena final—, parece que querría contar la historia de una joven que no sabe bien con qué carta quedarse o a cuál de los dos hombres de su vida elegir. Sin embargo, no hay ninguna división en el corazón de esta mujer porque ella lo tiene muy claro: ella sólo quiere al viejo y al joven le hace caso únicamente por despecho. Para que nos creamos que a ella no le interesa el personaje de Magimel, se intenta presentar de forma negativa, como un mimado sin personalidad. Pero esto sólo se hace en algunas ocasiones y en otras es un hombre más cabal y sensato que el escritor y que la protagonista juntos. Y, por otro lado, si el problema son esas fallas de su personalidad, también el mayor las tiene. Esto, además de ser poco verosímil, no es acertado porque impide que veamos a esta mujer ante una decisión difícil de tomar. Aunque se hubiese hecho creíble el que a ella sólo le interesa el escritor, seguiría siendo más interesante como conflicto psicológico que sintiese atracción hacia los dos.

Lo mejor de la película es el retrato social. Decía que los personajes eran pedantes. El viejo es un escritor que crea libros titulados, por ejemplo, 'La ausencia de Penélope' y que lo único que sabe hacer es citar frases de otros. En definitiva, es inaguantable –por ello decía lo de que no es creíble que a ella le interese en un principio—. Es maravilloso el retrato que se hace de un entrevistador de un programa teóricamente cultural al que acude este escritor. El presentador no sólo no tiene ni idea de lo que está preguntando, sino que además se las da de listo. También la parodia de programa en el que trabaja la joven es un perfecto reflejo de la estulticia de algunos espacios televisivos actuales. Del mismo modo, la familia del niño rico está muy bien seleccionada y hacen sus papeles de maravilla. Sin embargo, tiene otros personajes, como la madre de la presentadora, que no están nada bien retratados, parecen muñecos sin opiniones ni sentimientos.

En definitiva, 'Una chica cortada en dos' es una película que tenía la posibilidad de mostrar grandes dilemas morales, mentes retorcidas, enganches psicológicos que rozan la enfermedad mental, etc… pero que, en mi opinión, no consigue transmitir nada de esto. Sabemos que está ahí porque se nos dice, pero no lo sentimos.

En Blogdecine | Póster y tráiler de 'Una chica cortada en dos'.

Portada de Espinof