Tienes que actuar como si estuvieras loco, así no se meterán contigo. Como si no te importara nada, la gente loca actúa de manera impredecible. Les aterra no saber qué vas a hacer, en serio. (Wally)
Cuando Park Chan-wook presentó en Sitges su última película ('Thirst'), un periodista le preguntó si había querido aprovechar la moda de los vampiros en el cine, a lo que el cineasta respondió que no, y que en realidad no se hacen tantas, si las comparamos con las comedias románticas. Recuerdo que todos nos reímos, el coreano estaba totalmente en lo cierto, y lo lamentable es que ya ni nos damos cuenta, lo asumimos como algo normal. Es raro que entre los estrenos de cada viernes no haya un film que intenta divertir mientras cuenta las dificultades que tiene un personaje para liarse con otro. Y no cansa seguir viendo historias de amor, lo que se hace pesado es asistir de nuevo a los mismos clichés, las situaciones previsibles, el manido y aburrido esquema que las convierte en todas iguales, que parece de obligado cumplimiento.
Pero siempre es un error generalizar, hay mucha variedad dentro de cada género, ni todo lo que se hace ahora sobre vampiros es comercial y mediocre, ni todas las comedias románticas son vagas y aburridas. No, de hecho, aún aguanta en nuestra cartelera un producto con esta etiqueta que se puede ver, que se sale un poco de lo corriente. Y lo hace de forma honesta, sin trampas ni ese supuesto "humor gamberro", con una historia sencilla pero que engancha, y personajes con unos conflictos que comprendes y que quieres que se resuelvan. Se trata de 'The Switch', que aquí se estrenó como 'Un pequeño cambio'.
Escrita por Allan Loeb, a partir de un relato de Jeffrey Eugenides titulado 'The Baster', la película nos traslada a Nueva York y nos presenta a dos buenos amigos, solteros y en torno a los cuarenta. La trama arranca cuando Kassie (Jennifer Aniston) revela a Wally (Jason Bateman) su deseo de ser madre. Quiere un hijo, pero ya no va a esperar que aparezca el marido/padre ideal, así que ha decidido optar por la inseminación artificial; con una pequeña variación, quiere conocer al donante, que sea un buen tipo al que el niño pueda acudir en el futuro, si lo desea. Wally se escandaliza con la idea, para, acto seguido, presentar su candidatura. Su amiga se niega, entre otras razones porque es un hombre neurótico y pesimista.
Un afortunado accidente
Wally sigue sin entenderlo y llega a discutir tan seriamente que ambos se toman un respiro, un tiempo separados. En realidad, como intenta hacerle ver Leonard (Jeff Goldblum), su mejor amigo masculino, su problema es que está enamorado de Kassie, pero es incapaz de asumirlo y de confesarlo, de salir de la rutina y dar un paso arriesgado. Así que cuando se celebra la "fiesta de la inseminación" (tan delirante como totalmente creíble) y conoce a Roland (Patrick Wilson), el futuro padre biológico del hijo de su amiga, Wally decide olvidar el asunto y emborracharse hasta perder el sentido. Y así sucede algo, un accidente, que lo cambiará todo. Siete años más tarde, Wally, que sigue exactamente igual, conoce al hijo de Kassie, el pequeño Sebastian (Thomas Robinson), un chico peculiar que lee sobre enfermedades, se niega a comer animales y colecciona marcos de fotos. Wally no tardará en atar cabos...
El gran acierto del film es, sin duda alguna, el niño que interpreta a Sebastian. El personaje al que da vida Robinson es encantador y muy divertido, comportándose a veces como un adulto excéntrico lleno de manías e inseguridades. Su versión cuarentona es un inspirado Bateman, que poco a poco se está haciendo un hueco en el cine (recomiendo ver 'Arrested Development', una peculiar serie cómica que protagoniza junto a Michael Cera y Will Arnett, entre otros) aunque, como él mismo ha reconocido, sólo le lleguen papeles que otros ya han rechazados. Aniston también cumple perfectamente con su papel, siendo muy parecido al que suele interpretar siempre (el de 'Friends'). Goldblum, Wilson y Juliette Lewis tampoco desentonan, aportando buenos momentos al film, especialmente el segundo, que consigue caer bien a pesar de dar vida al típico "tipo perfecto" que intenta obstaculizar el romance entre los protagonistas.
De hecho, creo que cabría la reflexión en torno a ese asunto, ¿realmente Kassie desea a uno de estos dos hombres, o lo hace por darle un padre a su hijo? Si nos ceñimos al comportamiento de la mujer y su relación con estos dos candidatos, no descartaría la segunda opción, pero supongo que los responsables de 'Un pequeño cambio' tienen una visión mucho más directa y simple del tema, a tenor de cómo se resuelve el último tramo del film, dirigido por Josh Gordon y Will Speck como si se tratase de un trabajo televisivo. Y es que los actores salvan una historia que poco a poco va cayendo en las trilladas situaciones de siempre, incluyendo el habitual y bochornoso discurso en el que el protagonista declara públicamente sus sentimientos. Resumiendo, unos cien minutos de sencillo entretenimiento, inofensivo y agradable. No es cine de calidad, pero se puede ver.
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