¿Por qué esforzarnos tanto por reprimir nuestros más básicos instintos naturales?
Desde el pasado viernes ya tenemos por fin en nuestras carteleras el esperado nuevo trabajo de David Cronenberg, ‘Un método peligroso’ (‘A Dangeorus Method’), un drama histórico que fue presentado en la 68ª edición del festival de Venecia, a principios de septiembre. La película, una coproducción de Reino Unido, Alemania y Canadá que ha necesitado el apoyo de hasta 14 entidades diferentes para reunir un ajustado presupuesto de 15 millones de euros, traslada a la gran pantalla una obra teatral de Christopher Hampton, ‘The Talking Cure’ (“La cura del habla”), basada a su vez en la novela ‘A Most Dangerous Method’ (“El método más peligroso”) escrita por John Kerr. Hampton se encargó también del guion de la película, que en un principio iba a estar protagonizada por Christian Bale y Christoph Waltz; otros rodajes lo impidieron (Cronenberg ha revelado que el dinero fue una cuestión fundamental para el segundo) y finalmente sus papeles acabaron en manos de Michael Fassbender y Viggo Mortensen. Keira Knightley completa el trío protagonista.
“Estructuralmente, la película es un ménage à trois“, ha dicho Cronenberg, que a sus 68 años sigue sorprendiendo por su lucidez artística. ‘Un método peligroso’ trata, efectivamente, sobre las conflictivas y apasionantes relaciones que se establecen entre Sabina Spielrein, Carl Jung y Sigmund Freud, aunque claro, solo los dos primeros llegarán a mantener contacto sexual. La película arranca a principios del siglo pasado presentando a Sabina (Knightley), una joven rusa internada contra su voluntad en un hospital psiquiátrico, donde se convierte en paciente de Jung (Fassbender). Gracias a la aplicación del psicoanálisis, Jung consigue ayudar a Sabina, creándose durante el proceso un poderoso vínculo que el joven psiquiatra, casado y padre de una hija, intentará mantener en un nivel profesional y amistoso; lo consigue durante un tiempo. Jung comunica sus progresos al admirado Freud (Mortensen), con el que también llega a iniciar una intensa relación, como de padre e hijo. Más adelante, Sabina, interesada igualmente en el estudio de las enfermedades mentales, se acercará también a Freud, con el que compartirá ideas y reflexiones pese a la oposición inicial de un celoso Jung. Puede entenderse por tanto esta historia como un peculiar ménage à trois psicológico, donde lo principal es el intercambio de conocimientos, experiencias y ejercicios mentales, sin poder evitar durante el proceso la creación de vínculos sentimentales o emocionales, subrayando las imperfecciones de estos brillantes pensadores.
‘Un método peligroso’ es la tercera película consecutiva en la que colaboran Cronenberg y Mortensen tras ‘Una historia de violencia’ (‘A History of Violence’) y ‘Promesas del Este’ (‘Eastern Promises’), y la última de momento ya que el actor no participa en ‘Cosmopolis’, próximo estreno del realizador (adaptación de una novela de Don DeLillo con Robert Pattinson y Paul Giamatti). Como ocurre a veces con las grandes interpretaciones, Mortensen no parecía una opción lógica para el papel, pero cuando se le ve en acción, de pronto parece haber nacido para interpretarlo, no se imagino uno a otro actor en su lugar. Sencillamente, desaparece y vemos a otra persona, auténtica, con sus propios gestos, movimientos y forma de hablar. Hay planos donde se notan los trucos del maquillaje, pero nunca se agrieta la formidable interpretación de Mortensen. El Freud de la película tiene sus mismos 50 años, y según Cronenberg, no se trataba de representar la imagen más habitual, un viejo severo y amargado por el cáncer, sino la de un hombre atractivo e ingenioso, tal como lo describen los textos de la época; asimismo, era esencial reflejar el carácter tradicional del creador del psicoanálisis, en lo que se refiere a su aspecto y el trato con los demás, lo que contrasta con sus inusuales y radicales ideas. El realizador ha reconocido su admiración por Freud, porque al igual que él, señala la decisiva importancia del cuerpo (y sus orificios) en el comportamiento adulto y las relaciones con los demás.
Jung, encarnado con precisión por el igualmente camaleónico Fassbender, se siente fascinado por las mismas ideas, le excitan intelectualmente. Pero no es como Freud, no puede evitar que aflore su educación religiosa, es más joven y por tanto más impetuoso y ambicioso (su voraz apetito está relacionado con su necesidad de conocimiento), y gracias a su esposa puede permitirse lujos que no están al alcance de su mentor, lo que también influye en su actitud; poco a poco sus propias ideas le encaminan en otra dirección, lejos de Freud, al que considera limitado, y con quien llega a enfrentarse agriamente (el tramo del intercambio de cartas es algo torpe desde un punto de vista cinematográfico, pero tiene su gracia al asemejarse a las discusiones que tenemos hoy en día a través del correo electrónico). No hay lugar para extremos fáciles en el guion de Hampton ni en la visión de Cronenberg, cuando es lo habitual en el cine, así que resulta de lo más estimulante conocer a estos protagonistas encarnados por Mortensen y Fassbender, de los que tendremos opiniones cambiantes a lo largo del metraje, conforme vayan reaccionando a los eventos de la trama y exponiéndose de una manera más abierta, íntima; parecen personajes de una sola pieza en sus primeras escenas, pero de manera progresiva se revelan como seres contradictorios, vulnerables, humanos.
En su afán por resolver los enigmas de la psique humana, los investigadores son también pacientes, objetos de sus propios estudios y experimentos. Es muy interesante cómo esta búsqueda e interacción de los protagonistas los va alterando y definiendo. Mientras Jung transita en cierto modo del orden al desorden, Sabina, el personaje al que da vida Knightley, parece evolucionar en un sentido contrario. Su “transformación” es necesariamente drástica a lo largo de la película, comienza como prisionera de un trauma infantil para luego dedicarse también al psicoanálisis, hasta el punto de plantear ideas que enriquecen las investigaciones y teorías de Jung y Freud. Personalmente, no tenía mucha confianza en la labor de la actriz, a la que he visto repetirse en demasiadas películas, forzando emociones y posando, pero esta vez se ha entregado por completo; Cronenberg vuelve a mostrarse habilidoso sacando el máximo partido a sus intérpretes. Knightley demuestra gran talento con un personaje complicado, deberían ser candidata al Oscar. Al parecer, hay quien cree que sobreactúa en las escenas del hospital, opinión que Cronenberg considera una reacción lógica ante la incomodidad de las imágenes; el canadiense ha aclarado que la película se ajusta a las descripciones de la histeria femenina realizadas por Jung. Desde luego ‘Un método peligroso’ es una película incómoda, cruda, perturbadora, de poderoso impacto, de las que no se olvidan.
Pese al envoltorio de convencional melodrama romántico, estamos ante un relato complejo y arriesgado, interesado por la condición humana, la enfermedad y la sexualidad, por la fina línea que separa al animal salvaje del hombre civilizado; Cronenberg en estado puro. La historia de ‘Un método peligroso’ es la de unos individuos fascinados por los resortes de la mente y el origen de la conducta, una pasión que traspasa la pantalla, con elementos básicos como una puesta en escena inteligente (ojo al juego de puntos de vista en los planos donde se analizan sueños, recuerdos o pensamientos), unos actores comprometidos (Vincent Cassel lo borda como Otto Gross, cuyo destino parece dar respuesta en cierta manera a la cuestión de la represión de los impulsos, y Sarah Gadon no desentona como Emma Jung) y un texto bien escrito (sin menospreciar otros aspectos de la producción, como la música de Howard Shore, inspirada en la ópera ‘Sigfrido’ de Wagner, o la deliciosa fotografía de Peter Suschitzky). La excesiva lectura en off y un cierto abuso de escenas cortas en diferentes escenarios (supongo que para resumir y recortar duración) son los únicos defectos destacables de una película apasionante, quizá la obra más redonda de Cronenberg hasta la fecha.
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