Cuando en su momento hablé de la genial 'Match Point' cité a Jack Clayton y este film y la indudable influencia que éste tuvo en el film de Allen. Hacía años que ya lo había visto y aún tenía presente la fuerte impresión que me produjo su visionado. Ahora, unos 16 años después de aquel inolvidable pase televisivo vuelvo a verla y me he vuelto a quedar impresionado. Y es que no es para menos viniendo de la mano del señor Clayton, uno de los directores ingleses más interesantes (y por lo tanto mejores) de toda la Historia del Cine. Suyas son además de ésta, joyas como 'Suspense' (el miedo en estado puro) o 'A Las Nueve cada Noche' (film que demuestra lo terriblemente malvados que pueden ser los niños), y films menos perfectos pero notables como 'El Carnaval de las Tinieblas' o 'La Solitaria Pasión de Judith Hearne'. Eso sí, también patinó alguna vez.
'Un Lugar en la Cumbre' está basada en la novela de John Braine y narra cómo un joven llamado Joe Lampton llega a una pequeña ciudad inglesa con la intención de ser alguien en la vida. Para ello conquistará a la hija del hombre más rico del lugar, al mismo tiempo que vive un sonado romance con una mujer casada la cual es totalmente infeliz con su marido y se enamora de Joe, quien empezará a tener problemas por lo que su cabeza quiere y lo que su corazón desea. El film tiene un ritmo vertiginoso de principio a fin y no da respiro al espectador mientras le va envolviendo en una trama perfectamente narrada y que nos descubre a unos personajes perdidos ya sea por su amor o por su ambición. Personajes de la misma calaña o condición, todos unidos o separados por distintos sentimientos. En este aspecto, la película no ofrece cuartel y el estudio psicológico que hace de los muchos seres que pululan por el film es verdaderamente conciso quedando todos perfectamente definidos. Desde los personajes principales hasta el último secundario. Una verdadera proeza por tratarse de un film lleno de gente en el que absolutamente todos tienen algo qué decir, y lo que dicen es en el momento justo insertado inteligentemente en el guión. Un guión perfectamente estructurado y sin ninguna fisura con diálogos brillantes, algunos de los cuales son un poco duros y directos para la época (el film es de 1959). No pude resistirme a comparar luego la versión doblada y comprobé que algunos de esos fuertes diálogos fueron suavizados en nuestro país por expresiones mucho más blandas. Por ejemplo "un polvo rápido" fue traducido por "llevar al huerto". Otra de esas razones para odiar más el doblaje.
Los actores están todos espléndidos pero merece una mención especial Simone Signoret, con su composición de mujer madura y desencantada de la vida que vuelve a enamorarse locamente de un hombre más joven que ella, y de cómo ese amor la irá consumiendo poco a poco. La actriz desprende una fascinación increíble y se complementa a la perfección con un Laurence Harvey más inspirado que otras veces. Antológicos los momentos en los que Harvey enciende un pitillo y se lo pasa a Signoret. Ella se llevaría un Oscar por su trabajo, al igual que el espléndido guión (adaptado).
Clayton dirige con una sensibilidad exquisita al mismo tiempo que incide duramente sobre toda la historia no haciendo ninguna concesión al espectador. Además técnicamente el film es impecable y el director hace gala de un perfecto dominio de la cámara, casi convirtiéndola en un personaje más de la función, adentrándose en las miserias de los demás. Y es que, aunque el film es una historia de amor, la negatividad y el pesimismo navegan durante toda la proyección haciendo mella en el espectador el cual se queda bastante hundido después de ver la película.
Un film magistral en todos los aspectos, lleno de fuerza y que nos deja sin aliento, sin esperanza, apesumbrados por esta inmortal historia de unos seres que buscan el amor pero pierden el norte. Una completa maravilla que gracias a Dios está editada en dvd por la casa Manga (la edición está bastante bien). Y si no me equivoco, hay una continuación titulada 'Life at the Top' con Harvey de protagonista. Fue dirigida por el mediocre Ted Kotcheff y apenas tuvo repercusión.