Coincidiendo con una época en la que estamos temiendo que se produzca una guerra en Europa del este, Filmin estrenó hace unas semanas una miniserie que, de algún modo, nos traslada al escenario (y un gran cabo suelto) de uno de los últimos grandes conflictos bélicos en el continente: 'Los últimos tres días' (Породица, "La familia"), que cuenta la historia de la detención de Slobodan Milošević.
Escrita y dirigida por Bojan Vuleti´c para coincidir con el veinte aniversario del acontecimiento, la serie, de cinco episodios, nos lleva al fin de semana del 30, 31 de marzo y 1 de abril de 2001, cuando se emite la orden de detención por parte de los organismos yugoslavos.
Entre políticos y periodistas
'Los últimos tres días' juega principalmente en dos terrenos: por un lado, tenemos el puramente político con el cónclave liderado por Zoran Ðinđi´c (Uliks Fehmiu), el primer ministro de Serbia, para detener de una vez por todas al expresidente. Una jugada que, por muy necesaria que sea para hacer avanzar la nación, podría ser considerada como traición.
Al otro lado del campo nos adentramos en el palacio presidencial, hogar de la familia de "Slobo" (Boris Isaković), que se aferra a su todavía gran influencia política y social para mantenerse a flote. Él y los operativos y autoridades que todavía le son leales se atrincherarán ante las tentativas del gobierno de detenerle.
No menos importante tenemos otro terreno de juego en la sede de una cadena de televisión donde Nataša, una joven becaria (Isidora Isinojovi´c), se ve en la situación de ser la reportera encargada de narrar estos sucesos. Si bien esta parece su gran oportunidad, pronto se encontrará con injerencias por parte de su jefe (Ljubomir Bandović) que la obliga a decir lo que él quiere aunque esto sea faltar a la verdad.
Así, la serie se interesa tanto en el aspecto político, el proceso de detención (y sus implicaciones) como en el papel de los medios de comunicación en crisis como esta y su manipulación en pro de los intereses de los de arriba (o del director de turno). Una trama que si bien habla de cómo eran los medios por aquel entonces, lanza un dardo avisando que todavía queda bastante por hacer en ese sentido.
Algo tambaleante en su ejecución
A pesar de su condición de drama político, ‘Los últimos tres días’ intenta también ofrecer un pequeño panorama en el plano de la "gente corriente". Por ejemplo, nuestra entrada al palacio presidencial se hace a través de una nueva empleada del hogar o, también, tenemos la subtrama más familiar con una abuela que se lleva al nieto a las manifestaciones en favor de "Slobo".
Hay a ratos en ‘Los últimos tres días’ un certero uso de la cámara que no siempre funciona. Por ejemplo, de vez en cuando hay un super gran angular en una habitación cerrada que, si bien reconozco que hay una intención interesante ahí en su intención de acercarse al documental, queda extraño en escena. En este sentido funcionan mejor cuando en ciertas secuencias, se elige pasar a un formato de 4:3, emulando ser imágenes captadas por la televisión de la época.
Si bien según avanza la serie amenaza con tambalearse con su tono —entiendo que son circunstancias propias de la ficción serbia— y que a veces uno echa en falta una mayor profundización en los antecedentes, 'Los últimos tres días' es una intensa crónica que absorbe con su relato de la caída de un Milošević interpretado con sosiego y maestría.
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