En 2016 se estrenaba ‘Trolls’, una simpática película basada en una popular línea de juguetes. El contagioso entusiasmo con el que abordaba un relato sencillo pero divertido era clave para convertirse en un recomendable pasatiempo para toda la familia. Ahora se intenta repetir la jugada con ‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’, pero el resultado es menos estimulante.
Ya desde su concepción parece que es considerado un proyecto en el que correr pocos riesgos. Es la primera producción de la sección de cine familiar y animado de STX Entertainment y la compañía optó por conceder a la película un modesto presupuesto de 45 millones de dólares -’Trolls’ costó 125 a Fox- y eso es algo que se contagia a la cinta todos los niveles. No hay nada en ella que destaque o moleste, simplemente se conforma con llegar al mínimo necesario para que pases el rato.
Una aventura funcional
‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’ es una película muy accesible, quizá demasiado. Desde el principio se nota que va a buscar un mensaje integrados para comentar que los juguetes protagonistas son tan feos como aquellos que salen perfectos de la fabrica y acaban antes o después en las manos de cualquier niño.
Un mensaje tan obvio que ya éramos consciente del mismo sin la necesidad de la película, ¿cómo si no se podría haber vuelto tan popular esta línea de juguetes? No obstante, en la práctica totalidad del cine más comercial lo que importa es cómo adornas algo en lo que no hay espacio para la sorpresa y en el caso que nos ocupa se tiende a un cruce entre amabilidad y neutralidad que la limita sobremanera.
En todo momento parece que los responsables de ‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’ no quisieran molestar a nadie. Ni siquiera los momentos más emocionantes -pienso sobre todo en uno que traerá a la mente del espectador cierta memorable escena de ‘Toy Story 3’- tienen la determinación necesaria para atrapar al espectador, dejando la sensación de ser una película que puedes ver en casa estando distraído y seguramente no te vayas a perder nada importante.
Lo que se busca aquí es un buenrollismo adecuado para que cualquiera pueda ver la película sin miedo, pero el guion, que parte de una idea de Robert Rodriguez, se olvida de que hacen falta algo más que buenas intenciones. Lo curioso es que el enfoque de la historia sí defiende esa idea, que con ser noble de corazón acabarás consiguiendo lo que buscas por difícil que parezca. Loable como concepto, discreto en la ejecución.
El perfil bajo de ‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’
Además, las canciones tampoco tienen nada que las haga destacar -algo que sí sucedía en ‘Trolls’- y en la animación se nota esa apuesta de riesgo bajo hecha por la productora, quedando todo limitado a lo curioso que pueda resultar al espectador algún diseño puntual. Por lo demás, corrección sin brillo, que Kelly Asbury hace lo que puede para que algunas escenas destaquen algo en este apartado pero de donde no hay no se puede sacar.
Lo que nos queda entonces es el gancho de los personajes, algo que en muchos casos puede elevar una película que en líneas generales aporta bien poco. Aquí hay que concederle alguna ocurrencia como el peculiar trío de espías y una innegable consistencia a la hora de abordar sus motivaciones -hay ocasiones en otras producciones similares en las que se pasan eso por el forro en beneficio de alguna necesidad argumental-, pero vuelve a suceder lo mismo que con el resto de elementos.
Tomemos como referencia a Moxy, la gran protagonista de la función. Ella no es solamente el eje del relato, sino que también la que contagia las ganas de seguir intentándolo a sus amigos. Ella debería ser también la que atrape al espectador, pero lo que se consigue en realidad es que simplemente funcione como guía a nivel argumental y que su entusiasmo nunca traspase el límite de lo meramente funcional.
En definitiva, ‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’ no tiene nada de extraordinaria, simplemente es un correcto pasatiempo familiar que apuesta sobre seguro en todo momento. Eso es al mismo tiempo lo que impide que se hunda y que destaque. Ni siquiera me imagino enamorándome de ella de pequeña. Sería una película que ver y con la que no volver locos a mis padres queriendo revisitarla a menudo.
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