Hace poco menos de dos semanas, el polémico filme brasileño Tropa de Elite ganó el Oso de Oro en la edición 2008 de la Berlinale. Tal veredicto, desde luego, dejaría a más de uno estupefacto. No sólo por tratarse de un filme modesto, primer filme de ficción de un poco conocido documentalista, José Padilha.
Tampoco sólo porque un jurado liderado por el cineasta Costa-Gavras, cuya posición de hombre de izquierdas es conocida, había premiado una película de pésima reputación ideológica, que más de una vez ha sido calificada como fascista -¡cómo era posible!. No, la estupefacción de la gente acaso se derivaba del hecho de que aquella cinta violenta y visceral había batido a grades favoritas como There will be blood de P.T. Anderson o Happy-Go-Lucky de Mike Leigh.
Tal fue el estupor que no ha faltado quien haya sospechado que el premio fue comprado por The Weinstein Co., distribuidores internacionales de la cinta.
Lo que los críticos de la decisión parecen pasar por alto, cegados caso por sus posturas ideológicas, es que Tropa de Elite adopta un valiente punto de vista para contar una historia llena de ideas provocadoras expuestas sin ambages, como aquella de que el porro que acaso justo te estás fumando mientras lees estás líneas, está teñido de sangre de niños inocentes, habitantes de laguna favelas de un país del tercer mundo, que han tenido la mala fortuna de caer en medio del fuego cruzado entre narcotraficantes y policías.
La trama del filme transcurre en los meses previos a la visita del Papa a Río de Janeiro, en 1997. Juan Pablo II pernoctaría en la residencial arzobispal, aledaña a a una peligrosa favela y, como dice uno de los personajes de la película, "lo último que un político brasileño querría es que una bala perdida le volara la cabeza a Su Santidad".
Es por eso que mandan al BOPE, fiero cuerpo de élite de la policía militar "a limpiar" el barrio. La historia, basada en hechos reales, está contada desde el punto de vista del capitán Nascimento, interpretado con "cojones", como diría Helen Mirren por el estupendo Walter Moura. El capitán Nascimento se opone a la operación y, cansado de la guerra interminable entre policías y narcotraficantes, busca su reemplazo. Pero no será fácil: necesita encontrar un policía honesto, incorruptible, hábil e inteligente que además sea capaz de soportar el entrenamiento pretoriano al que son sometidos los aspirantes al BOPE.
Padilha cuenta la historia con un ritmo trepidante. La trama coge por el cuello al espectador y no lo suelta sino hasta el último fotograma. Cada suceso se siente como un puñetazo en la boca del estómago y hay momentos en los que hasta sentí que me faltaba el aire.
Aún antes de su estreno, el filme de Padilha ya había levantado ronchas. Una copia pirata de la película fue vista por 11 millones de brasileños, los puestos de vendedores ambulantes se llenaron de muñecos del capitán Nascimento y pronto se desató la polémica. ¿Cómo el capitán Nascimiento, un policía que a pesar de ser incorruptible y honesto, no le tiembla el pulso para torturar y ejecutar delincuentes, podía ser visto como un héroe?
Para la izquierda, un filme que pone en el mismo bando universitarios fumones, ONGs y pandilleros traficantes y parece justificar la tortura y la administración de justicia por la vía de ejecuciones sumarias como métodos policiales válidos, no podía ser otra cosa que fascista. Las mismas críticas han alcanzado la cinta a nivel internacional con su premio en Berlín.
Creo que el problema sigue siendo que se tiende a confundir al autor con su obra y, más concretamente, a identificar al autor del filme con el personaje principal de la historia. Resulta que no porque el personaje principal sea fascista, el autor lo es. Sería tan descabellado como suponer que Bernardo Bertolucci se identificaba con el fascista Marcello Clerici, personaje principal de Il Conformista, por mencionar sólo un ejemplo.
Si Padilha escoge el punto de vista del capitán Nascimento para contar la la historia es porque, sencilllamente, se trata del más interesante. Y las opiniones que escuchamos en voice over no son las de Padilha, sino las de un duro, atormentado y desequilibrado capitán de policía de élite, que ve la vida como si de una guerra se tratase, donde los que están con el enemigo son también sus enemigos. Un capitán que además está en guerra consigo mismo.
Pero a pesar de su visión tan simplista de la compleja realidad de las favelas, el capitán Nascimento tiene la suficiente lucidez para identificar la raíz del problema: un sistema que, en vez de satisfacer las necesidades de la sociedad que gobierna, se dedica a gobernar para satisfacer sus propias necesidades.
Y cuando el Estado abandona de tan mala manera a la sociedad, estalla la guerra.
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3 comentarios
Cassidy
Muy buenas intenciones se pueden ver en este film,que no se llegan a cumplir en su totalidad. Lo mejor del film es su personal estilo de direccion que en ningun momenta reniega en su idea de la dureza policial, vista desde el punto de vista de un personaje imposible de caer bien a alguien, y que como bien dices es un tema muy complejo y de dificil comprensión pero también un punto a favor de la innovación, que en el cine se ve en pocas ocasiones.
Este film será siempre recordado por el espeluznante retrato de la violencia en las favelas, que ya trató en su momento Ciudad de Dios, pero que a diferencia de su coetánea, no llega a su nivel, por la falta de mensaje de denuncia, y la poca profundidad con que trata a la mayoria de los personajes, lo que hace que se quede a medias en sus intenciones y no llegue a ser una película redonda como C de Dios.
Para nada apoyo el Oso de Oro que le han otorgado y que más que sospechar en si le han comprado el premio, sospecho de la incompetencia de los organizadores del festival por el nivel tan bajo de la mayoría de las películas, que cada año parece que empeora.
elcinefilo
si "conlleva"la mitad del cruento realisto y violencia nunca antes vista jamas en un film como(Cidade de Deus,2002)de Fernando Meirelles y la documentalista Katia Lundi, me conformare.(Tropa de Elite)esta nueva pelicula brasileña ambientada en un verdadero(para millones de personas desconocido pero conocido despues gracias a Cidade de Deus) infierno en la tierra q son las favelas del brasil ya me la estoy reservando.
adelgadogarcia
Una película que merece la pena ver para comprender un poco la realidad brasileña. Yo vi la versión pirata comprada en las calles de São Paulo y luego fui a verla al cine. Para que luego digan que la piratería perjudica (eso es otra historia). En fin, una película que no dejará a nadie indiferente. Mucho mejor si conseguís verla en versión original para "sentir" la dureza del vocabulario y la forma de hablar tanto de los narcotraficantes como de los policías (no me imagino como habrán traducido la peli al español).
Si os gusta, no podéis perderos la otra gran película de Padilha "Ônibus 174" (algo así como "Autobús 174"). Basada en hechos reales sobre el secuestro de un autobús en Rio de Janeiro y su desenlace.
A quienes les recuerde a "Cidade de Deus" (otra que hay que ver en versión original pues la doblada da risa) decirles que no es de extrañar pues su guionista también participó y ayudó a Padilha para escribir ésta.
Merece la pena verla varias veces porque la historia es más complicada de lo que puede parecer a simple vista.
Saludos,
Antonio