'Tristram Shandy: A cock and bull story', el mejor experimento metalingüístico de Michael Winterbottom

Hace poco puse en Blogdecine el trailer y la dirección web de la película ‘Tristram Shandy: A cock and bull story’. Ya en 2006, Carlanga la votó como la cuarta mejor película del año.

La película está parcialmente basada en la novela del siglo XVIII ‘La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy’ (‘The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman’), de Laurence Sterne. Para trasladar una novela que todo el mundo ha calificado de inadaptable, Michael Winterbottom ha optado por la solución más inteligente: ser fiel al espíritu y no a la letra. Por lo tanto, ya que se trata de una película, el film experimenta con el contexto cinematográfico y se convierte en un ejercicio metalingüístico. En este estudio del medio fílmico y de las personas que lo llevan a cabo, es donde están los mayores valores de ‘A Cock and Bull Story’.

El film nos muestra el rodaje de otra película, en este caso de época: la vida de Tristram Shandy. Los espectadores vemos esta cinta de época como si se tratase del film en sí y luego, en uno de los planos, la cámara se abre más de la cuenta y descubrimos al director y a otros técnicos del rodaje.

En el film dentro del film, la figura de Tristram está encarnada por un actor adulto que nos va narrando cómo madre se debate entre dolores y el médico trata de ayudar en el parto del propio Tristram. El origen de este nombre que nos suena tan raro también se explica en este fragmento.

A partir del momento en el que nos centramos en el equipo de rodaje, la película de época se retomará pocas veces y apenas entraremos ya en esa ficción. El mundo contemporáneo irá dominando todo el metraje. La rivalidad entre los dos actores principales será el conflicto central que mueve la historia, además de todos los obstáculos que se les presentan al equipo entero para hacer una película con un presupuesto bajo, y de los problemas personales que tiene cada personaje.

Destacan especialmente unos diálogos muy bien escritos y unas interpretaciones magistrales. El protagonista es Steve Coogan. Hace el papel de actor y, dentro de la película de época, de Tristram Shandy y de su padre. La parte contemporánea del film está tan bien interpretada que más bien parece que nos encontremos ante un making of en lugar de ante un film con personajes creados de forma ficticia y con los diálogos previamente escritos. Por algo, estos personajes llevan los nombres reales de los actores. Coogan resulta inmenso. No sólo está bien en el papel, sino que su personalidad te engancha como espectador y te va llevando con sumo interés a lo largo de la trama principal de la película.

Rob Brydon interpreta al actor secundario, rival en muchos aspectos de Coogan y que, en bastantes ocasiones, al igual que ocurrirá en la película que ruedan dentro de la película, le arrebata los momentos de gloria. El resto del elenco, algunos de ellos, como Stephen Fry, actores británicos de renombre internacional, están tan espléndidos como siempre. Entre los demás, merecen mención los nombres de: Gillian Anderson (‘Expediente X’), Jeremy Northam, Ian Hart, Dylan Moran (de la serie ‘Black Books’)… Ninguno de ellos tiene desperdicio.

La película está sostenida por un ácido sentido del humor, muy británico, por otra parte. Se podría decir que no deja títere con cabeza, pues ni siquiera el protagonista sale muy bien parado en las sarcásticas críticas de la condición humana que pueblan los ingeniosos diálogos.

No siempre me convencen los films de Michael Winterbottom. Aunque todos son, cuando menos, correctos, en muchos casos se quedan en poco memorables. Sin embargo, ‘A Cock and Bull Story’ es una obra increíblemente interesante, muy madura e inteligente, llena de reflexiones sobre el cine y sobre los egos y complejos humanos. No sé si se habrá estrenado doblada, pero está claro que no tendría mucho sentido verla así. Muy recomendable, siempre que pueda ir a verse en versión original.

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