Gran cine de aventuras europeo con una sublime Eva Green.
Se estrena en España el 14 de abril la película francesa ‘Los tres mosqueteros: D'Artagnan’, una nueva adaptación de la célebre historia de Alejandro Dumas del director Martin Bourboulon, quien rodó dos entregas al mismo tiempo, esta y una segunda parte bajo el título ‘Los tres mosqueteros: Milady’, que se estrenará en Francia en diciembre y en España en 2024. Un plan ambicioso que tiene buenos motivos: es una estupenda película de aventuras.
Hay decenas de versiones en el cine de la obra de Dumas, que se publicó por primera vez como una novela serializada en periódicos, una de las más recordadas es la adaptación cinematográfica con Gene Kelly, otra la trilogía llena de acción de Richard Lester, la versión de Disney con Kiefer Sutherland y Charlie Sheen, la de Leonardo DiCaprio o incluso la de Paul W. Anderson. También ha servido de base para tres series de la BBC y varias películas musicales rusas. Aunque hubo miradas galas en el cine clásico, durante varias décadas casi parece haberse olvidado de que se trata de un pilar de la cultura originariamente francés.
Finalmente, el clásico ha regresado a casa y la perspectiva francesa sobre el material aborda algunos aspectos políticos normalmente ignorados al dar vida a una época en la que la nación estaba dividida por conflictos religiosos y posiciones divergentes sobre la nobleza. Pero la trama no pierde el foco sobre D'Artagnan (François Civil), un joven gascón que quiere unirse a los Mosqueteros del Rey. Al llegar a París, se enamora perdidamente de Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), la confidente de la Reina (Vicky Krieps).
Después de entrar en contacto con los mosqueteros, el aristocrático Athos (Vincent Cassel), el bon vivant Porthos (Pio Marmaï) y el devoto Aramis (Romain Duris), la trama se complica cuando la misteriosa Milady de Winter (Eva Green) pone en acción sus planes siniestros junto al cardenal Richelieu (Éric Ruf), con lo que ahora el cuarteto debe luchar por la cohesión y el orden en el reino dividido por guerras religiosas. ‘D'Artagnan’ sigue la historia original de Dumas con fidelidad, pero se permite algunos desvíos, recortando un pasaje aquí, fusionado otros dos allá, para sintetizar la escala de las novelas.
Lúgubre, pero no demasiado
Los guionistas Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte convierten a Athos en un hombre maduro y melancólico cuyo pasado pesa mucho sobre sus hombros y que parece derrotado en la última etapa de su vida, lo que le convierte en uno de los personajes más interesantes (con la cara aún más interesante de Vincent Cassel). Pero la verdadera sorpresa es el encantador y arrogante D'Artagnan que encarna François Civil, quien bajo su irresistible sonrisa de seductor sabe dotar de picardía y vulnerabilidad tontorrona al icónico protagonista.
La parte central, donde Aramis, Porthos y D'Artagnan actúan como investigadores para salvar a Athos de ser ahorcado, es la que mejor define el enfoque de esta versión, una mirada más oscura y sucia pero no demasiado profunda como para convertirlo en una obra de más aspiraciones de las que le corresponden. Bourboulon encuentra el equilibrio entre la intriga palaciega con ribetes históricos, que recuerdan irremediablemente a ‘Juego de Tronos’ y un espíritu ocasionalmente más festivo en donde cabe el humor, la acción y el romance.
Constance Bonacieux sigue siendo la amada de D'Artagnan, pero tiene un papel más activo, es un personaje más astuto y Lyna Khoudri le confiere más dignidad de la que el guion le atribuye. La maquiavélica y letal Milady tiene el veneno que sólo Eva Green sabe infundir en sus papeles, una vampiresa de atuendos un tanto del siglo XIX que tiene más presencia que el intrigante cardenal Richelieu. Hay una puesta en escena que también recuerda a la adaptación de George R.R. Martin, pese a que no haya elementos de fantasía.
Una franquicia con sabor europeo
El siglo XVII parece no haber salido de la edad media, la gente camina por el barro entre calles oscuras que el director y su director de fotografía Nicolas Bolduc proyectan con sombras drásticas creando un tono lúgubre marcado por una partitura modernista del compositor Guillaume Roussel. Sí que se dejan notar las cámaras digitales, con esa nitidez televisiva que nunca es buena compañera de las piezas de época, pero el diseño de producción es tan potente que se compensa de alguna manera.
Aunque esta versión destaque los matices nacional-políticos que rodean los conflictos religiosos y de un contexto más sólido a la guerra civil en ciernes, el director no deja atrás las escenas de acción, que tienen una puesta en escena propia de un cine de aventura y espadachines menos grave que lo que sugiere su aspecto, poniendo el acento de folletín a las amistades forjadas en el combate que transmite un contagioso optimismo caballeresco que rescata lo cómico y lo épico de la peripecia de cuatro amigos, la base que siempre ha hecho funcionar esta historia.
‘Los tres mosqueteros: D'Artagnan’ termina con un cliffhanger que prepara para la segunda parte en camino, mostrando la ambición de una ficción europea que trata a sus clásicos como superhéroes, y no por casualidad tendrán su continuidad en Disney+, en donde aparecerán en en dos series derivadas de los mismos guionistas, la primera serán los orígenes de Milady y la segunda ‘El mosquetero negro’. Pero los planes no acaban aquí, y se planea una película sobre ‘El conde de Montecristo’ de los mismos creadores, y si es tan afortunada como la presente, el “Dumasverso” puede ser lo mejor que le ha pasado al cine de evasión europeo en años.
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