Como dije en mi crítica de '28 Semanas Después', ayer tuve doble sesión de cine con dos de mis queridos colegas cinéfagos. Primero asistimos al intenso entretenimiento que nos tenía preparado Juan Carlos Fresnadillo y sus zombies rabiosos; luego, al carísimo y digital espectáculo diseñado por Michael Bay y Steven Spielberg. No esperaba mucho de 'Transformers', salvo ver unos efectos especiales absolutamente impresionantes y una serie de escenas de acción acordes con ellos. Cine palomitero hollywoodiense por todo lo alto. Para (e)Bay, viendo los trailers, era pan comido. O eso pensaba yo. Sin embargo, la película resultó tan infantil y tan absurda, que al final incluso me encontré pensando en la hora y en los dvds que acababa de comprar (sufrí una recaída y volví a soltar más pasta de la cuenta). Al parecer, el film ya está batiendo récords de recaudación, y no es de extrañar. Las salas de cine las llena el público al que va destinado este blockbuster de lujosa carcasa: niños y adolescentes. Ojo, no estoy diciendo que no haya personas fuera de estos grupos que no puedan disfrutar plenamente de un gozoso rato de cine, por supuesto; pero creo que incluso ellos se darán cuenta que no son los destinatarios del producto. Un amigo me contó hace poco, entre risas, que tiene un colega aficionado a pedir siempre el menú infantil en un "restaurante" de comida rápida cuya marca no voy a mencionar, porque traen muñecos. Esto es lo mismo. Bay ha fabricado un producto de consumo rápido para las masas de chavales de todo el mundo, y lo ha adornado con millones de dólares, para recaudar el doble o el triple. Si te lo quieres comer, estupendo. Pero es lo que hay. Tenlo en cuenta.
La trama de 'Transformers' puede ser muy simple o muy complicada. Depende de dónde mires. Yo prefiero la simpleza en estos asuntos, ¿acaso alguien se fija en el argumento antes de ir a ver una cosa como ésta? Pues eso. 'Transformers' va, básicamente, de un chico que quiere un coche y una novia (en ese orden, el otro es imposible), pero resulta que su abuelo le dejó unas gafas donde viene un código super-importante que buscan unos robots alienígenas malvados; afortunadamente, hay unos robots buenos (y con un alto sentido de la moral y la ética) que vendrán a ayudar a la raza humana. Por supuesto, todo esto está repleto de personajes, localizaciones y situaciones que propician acción y humor a raudales. Faltaría más. Por cierto, si véis algo en las peleas de los robots, enhorabuena, podéis presumir de tener una vista de lince y una capacidad de enfoque digna de un robot alienígena.
Hablar de 'Transformers' es hablar de Michael Bay. Un cineasta al que considero el mejor producto de los tiempos que corren. Es un señor que casi cada película que hace, triunfa. Y ya me diréis si está relacionado con la calidad. En absoluto. (e)Bay cree que permitir que el espectador pueda pestañear es una pérdida de tiempo. Por supuesto, si no hay millones de dólares invertidos, explosiones, cámara lenta, caras chulescas, coches volando por los aires y giros rocambolescos de cámara, que no cuenten con él. Éxito porque el público pide estas cosas. La calidad cinematográfica no tiene nada que ver. A Bay le importa lo que le importa. Repasando su filmografía, resulta que hay más bodrios, como las dos partes de los bad boys, que productos medianamente correctos, como 'Armaggedon'. Sin ir más lejos, y con Spielberg también detrás, ¿os acordáis del truño de 'La Isla'? Un argumento interesantísimo echado a perder por incluir explosiones y persecuciones forzadas, así como diálogos ridículos que no llevaban a ninguna parte y unos actores del calibre de Ewan McGregor o Scarlett Johansson convertidos en simples marionetas sin alma. En 'Transformers' no se llega a este extremo por muy poco. Aquí, al menos, hay algunas bromas que tienen gracia.
El reparto de la película está lleno de caras conocidas y dos de ellas las veremos mucho a partir de ahora. Se trata de los dos protagonistas no-robots (bueno, en el caso de ella, lo dudo), Shia LaBeouf y Megan Fox. A Shia lo conocéis de sobra, especialmente porque está en la esperadísima cuarta entrega de Indiana Jones. A Megan la vais conociendo. Evidentemente, cada uno destaca por algo diferente; LaBeouf por su talento cómico y Fox por su físico. Personalmente, me parece un poco triste que una actriz joven tenga que destacar por algo que no tiene nada que ver con su habilidad o su destreza, pero bueno, ni es el tema ni es el momento ni es la sociedad más idónea para estos debates. Dejando a un lado a la chica, que simplemente está ahí porque, dicho feamente, está muy buena, quisiera destacar a LaBeouf. El actor me sorprendió gratamente y no me extraña que de la noche a la mañana sea uno de los nombres más mencionados en la red, sin haber trabajado, hasta ahora, en nada importante. LaBeouf tiene carisma, te cae bien sin apenas hacer nada, con lo cual es perfecto para el tipo de personaje que protagoniza estos bombazos taquilleros. Nunca pensé que diría esto, pero tengo interés por ver 'Disturbia'. Del resto de actores y actrices, señalar la relevancia de jóvenes promesas como los guaperas (cada uno en su color) Josh Duhamel y Tyrese Gibson, que lo mejor que podemos decir es que son actores muy limitados; los veteranos Jon Voight y John Turturro, que se lo han tenido que pasar muy bien rodando, como demuestra una de las escenas que comparten, donde parece que están de puro cachondeo; y el cómico Bernie Mac, que prácticamente hace un cameo, eso sí, muy simpático.
'Transformers' es, por tanto, lo que se esperaba, pero sólo en parte; sólo y exclusivamente en lo que a espectacularidad y acción sin respiro se refiere. Por el contrario, su guión es uno de los más ridículos que os podéis encontrar (los planes y las explicaciones son simplemente vergonzosos) y, dentro de la acción, la lucha entre los robots es muy descafeinada, apenas se ve gran cosa. Sabiendo esto, y si os importa poco que os traten, por poco más de dos horas, como ganado sin cerebro al que explotar, id a verla, lo pasaréis tremendamente bien. Os lo aseguro. Y que aproveche.