En una época como la actual es más que común el encontrarse con grandes nombres asociados a miniseries de televisión de mayor o menor envergadura. En esta ocasión nos encontramos con George Clooney, que regresaba a la pequeña pantalla tras años desde su despedida en 'Urgencias' para respaldar (producir, dirigir y actuar) la miniserie de corte bélico 'Trampa-22' ('Catch-22'), que llegó el pasado viernes a StarzPlay España.
Claro, como suele pasar, el que esté de "cabeza de cartel" en la serie no quiere decir que tenga un papel protagonista. Es más, por muy peculiar que sea su rol de teniente Scheisskopf, no deja de ser uno de tantos coloridos personajes que pueblan el destacamento militar protagonista de 'Trampa-22'.
Basada en la novela homónima de Joseph Heller (que ya tuvo tratamiento cinematográfico), inspirada a su vez por sus propias experiencias como bombardero en la Segunda Guerra Mundial, nos encontramos con la historia de John Yossarian (Christopher Abbott) un joven bombardero de la Segunda Guerra Mundial que no soporta la mera idea de combatir, algo que le aterroriza. Sin embargo no tiene más remedio que hacerlo.
Una expectativa que no se cumple
La sensación que deja el visionado de 'Trampa-22' (y esto sin conocer el material de partida) es que hay una prometida sátira que no existe. Sí, hay cierto toque de humor e incluso se aleja bastante del realismo pertinente que hemos estado viendo en los últimos años del género bélico, pero en tono se acerca más a una dramedia que a la sátira. Lo cual no es que sea malo, pero sí que es un poco decepcionante cuando la serie se describe como tal.
Si bien es completamente bélica en cómo describe los horrores y lo absurdo de la guerra, lo satírico se queda en los personajes minoritarios. Ese Milo (Daniel David Stewart) que es un ambicioso emprendedor encargado de la cantina, el Mayor Major Major Major (Lewis Pullman) o el citado Scheisskopf (Clooney), más preocupado porque sus tropas desfilen bien que por otra cosa.
Algo que, por lo general se repite con todos los mandos con los que lidia nuestro protagonista y que son una muestra de un reparto ligeramente desaprovechado. Tanto a Kyle Chandler como a Hugh Laurie se les ve en su salsa pero el cuerpo pide bastante más minutos para ambos.
Son, por lo general, personajes que proporcionan un agradecido alivio cómico, pero que no dejan de ser anécdotas de los barracones. El tono que predomina es el dramático... sin hacerle ascos a agregarle una buena dosis de tragedia. Y como drama ligero, la verdad es que 'Trampa-22' funciona bastante bien.
Lo que sí que creo es que el guion de la serie, escrito a cuatro manos entre Luke Davies y David Michôd no sabe involucrarnos con lo que estamos viendo. En la búsqueda de su propia voz para acercarnos a esta historia, el guion carece de la habilidad para mezclar adecuadamente el cóctel de géneros que se presenta. No logran dar con la tecla pero es resultón.
Dicho esto, que 'Trampa-22' sea ligeramente decepcionante en su planteamiento no la convierte en mala. Cuando quiere es bastante efectiva y tiene momentos de lucidez interesantes y graciosos. Como miniserie funciona, pero se queda corta ante la tremenda cosecha seriéfila de 2019.
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