Decía Kent en mi crítica de ‘La lista’ que le sorprendía la bajísima valoración, ya que (según él) suelo ser benevolente. Bueno, quizá esa opinión cambie en los próximos días, y es que tengo varias críticas pendientes de películas tan malas como ésa. Las voy a ir publicando poco a poco y espero que no se entienda que estoy tratando de “endurecer” mi estilo. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es que no me gusta hablar de estas películas y las voy dejando, acumulando en borradores. La verdad es que me da bastante pereza, prefiero comentar las que me han gustado; pero en fin, vamos allá con otro de los garbanzos negros de la cartelera.
¿Habéis visto ‘Red de mentiras’? Bueno, ‘Traidor’ es como ésa, pero en mala. En realidad, lo que les une es un argumento muy similar y el intento por parte de Jeffrey Nachmanoff de rodar algo parecido a lo que Ridley Scott domina, porque es un maestro y porque lleva el cine en las venas. Pero mientras que Scott apuesta por el espectáculo, el ritmo y el “no-pestañees-porque-te-lo-pierdes”, consciente de que si se centra en la historia y en los personajes, lo lleva crudo, porque no tiene un material potente que explotar, Nachmanoff queda al descubierto con un guión lamentable y una sonrojante incapacidad para rodar acción y suspense.
‘Traidor’ (‘Traitor’, 2008) nos presenta la investigación que encabeza el agente del FBI Roy Clayton (Guy Pearce), que trata de acabar con una red terrorista e impedir que se cometa un atentado en Estados Unidos. Las pistas de Clayton señalan al antiguo oficial de operaciones especiales Samir Horn (Don Cheadle) como implicado, y el agente del FBI cree que se ha pasado al enemigo por sus creencias religiosas (es musulmán). La película divide nuestra atención entre estos dos focos, la línea de acción que protagoniza Clayton y la historia que protagoniza Horn, que es el personaje principal y que, como sabe cualquier espectador que se sienta a ver la película, no es ese traidor que creen los “buenos”. Efectivamente, aunque tarda en ocurrir (lo cual resulta increíble, porque no es ninguna sorpresa), veremos que el sospechoso es en realidad un infiltrado que trabaja para el gobierno norteamericano, representado por Carter, un agente de la CIA (Jeff Daniels a lo Russell Crowe, pero sin gracia ni credibilidad).
En principio, la diferencia entre los dos personajes que se persiguen, debería proporcionar riqueza y matices a la película. Roy Clayton es el típico agente superbrillante y superingenioso, también bondadoso y humano para diferenciarlo de su frío compañero (encarnado por Neal McDonough, también en la nueva ‘Street Fighter’), el típico poli bueno al que estamos acostumbrados y del que ya estamos cansados; por el contrario, Samir Horn es un hombre que ha logrado infiltrarse en una organización fundamentalista islámica y se presenta como un personaje más interesante y ambiguo, porque su fe religiosa le acerca a los malos de la historia. Pero dije “en principio”. Porque a la postre, las diferencias entre ambos quedan difuminadas, y Horn también se convierte en más de lo mismo, en el típico héroe de acción con “miradas reflexivas”, fruto de los grandes dilemas morales (ejem) que le atormentan mientras cumple con su deber. En fin, otro héroe de película de videoclub.
Lo decía en mi crítica de ‘Más allá de los sueños’ y lo repito aquí, me “duele” ver a Guy Pearce en productos como éste. Su papel en ‘Traidor’ lo podría haber interpretado cualquier otro, y no notaríamos la diferencia, el actor no aporta nada, a excepción de su rostro duro y su nombre en el cartel. Una pena, pero supongo que no le llegarán ofertas mejores y de algo tendrá que vivir. Por otro lado, tenemos al cotizado Don Cheadle, interpretando al protagonista central de la película, algo que no suele ser habitual en él, más acostumbrado a trabajar y destacar en papeles secundarios (‘Traffic’, ‘Ocean´s Eleven’ o ‘Iron Man 2’, actualmente en rodaje). Su Samir Horn debía ser interesante sobre el papel, pero como digo todo es apariencia, la realidad es que el personaje está construido a base de tópicos y protagoniza escenas que hemos visto mil veces. Igualmente, no ayuda nada la inverosímil interpretación de Cheadle, que deja mucho que desear. La imagen de abajo representa uno de los momentos más ridículos de la película, cuando Horn simula un repentino dolor de estómago para prevenir a las autoridades sobre el atentado que se va a cometer. Increíble.
No es el único gran momento donde se luce el personaje de Cheadle con las excusas. Antes de eso hay otra escena parecida, donde se queda paralizado frente a la televisión, cuando descubre que han muerto varias personas tras explotar una bomba que él mismo puso, con la idea de causar daños pero a una hora en la que no debía haber nadie. Todos sus amigos terroristas lo celebran y él se queda ahí, con una expresión que debemos interpretar como “horrorizado” (aunque es la misma que ha puesto antes en otras circunstancias, pero vale). Claro, pronto alguien se da cuenta de que Samir no está alegre y se lo hacen saber, dando éste una excusa tan absurda como la del dolor de estómago, pero no pasa nada, porque en el guión dice que aún no lo pueden descubrir y no lo hacen. Ésta es una de esas películas donde las cosas van pasando por que sí, sin sentido, sencillamente así debe ser para que la trama avance.
Son evidentes las buenas intenciones de ‘Traidor’, las mismas que ‘Red de mentiras’, pero fracasa al intentar llevarlas a cabo, resultando una película torpe y aburrida. Otro ejemplo de lo mal que está hecha la película es el personaje de Omar, al que da vida uno de esos actores que siempre usan por sus rasgos árabes, Saïd Taghmaoui, y de los demás con los que se reúne y con los que forma la organización para la que trabaja finalmente Horn. Las escenas son absurdas y los diálogos parecen salidos de una parodia, del sketch de unos humoristas; todo es fruto de una producción realizada por occidentales que no comprenden la complejidad de lo que están contando, pero que aún así se las dan de “profundos” rodando una típica película de espionaje barato.
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