Con un reparto internacional y muchas ganas de sorprender al espectador, Régis Roinsard presenta su segundo largometraje tras 'Populaire'. Siete años después regresa con 'Los traductores', un thriller lleno de lleno de sorpresas sin más pretensiones que las de hacernos pasar un buen rato. Algo muy digno y de agradecer tras unas últimas semanas donde el resto de novedades apenas lo intentaban.
Nueve negritos Eran nueve
A primera vista ya resulta tan atractivo como increíble. Un "quién lo hizo", con su culpable escondido entre un grupo de extraños ambientado en el mundo de las editoriales y los best sellers. Co-escrita también por el propio director junto a Daniel Presley y Romain Compingt, la película gana en expectación cuando el cineasta asegura que la historia se le ocurrió cuando descubrió que la novela de Dan Brown, 'Inferno', se tradujo en un búnker donde una docena de traductores habían sido encerrados para mantener el secreto.
Nueve traductores de nueve nacionalidades diferentes son contratados para
traducir el último libro de una millonaria trilogía. Para llevar a cabo su misión, deberán permanecer en un búnker de lujo sin contacto con el mundo exterior. Cuando las primeras diez páginas del manuscrito aparecen publicadas online, el trabajo soñado se convierte en una pesadilla; se desvela que el ladrón es uno de ellos y el editor hará lo que sea necesario para desenmascararle.La primera película de Roinsard contó con un abultado presupuesto de 17 millones de euros, pero a pesar de las nominaciones Premios César no terminó de cuajar en la taquilla ni entre la crítica. Ocho años después, el cineasta ha reunido un reparto impresionante y multicultural: Lambert Wilson, Olga Kurylenko, Sidse Babett Knudsen, Eduardo Noriega, Alex Lawther, Riccardo Scamarcio, Frédéric Chau, Sara Giraudeau, Anna Maria Sturm, Manolis Mavromatakis y Maria Leite forman el impecable equipo de intérpretes de un thriller ideal para una mala tarde de alergia y pandemia.
Cada uno de ellos obligatoriamente estereotipado, porque no nos olvidemos: aquí Roinsard está montando su propio best seller y para ello necesita jugar con los códigos del género y con los personajes. Esa elección juega a favor y también en contra, torpedeando por momentos sus intenciones, aunque cuando decide volar libre y desatada ofrece altas dosis de diversión. Al contrario que en la estupenda última película de Rian Johnson, la situación está mucho menos controlada aquí.
Puñales por la espalda
Cuando la película cambia de rumbo pone todo su esfuerzo en la constante búsqueda de golpes de efecto a través de la deconstrucción de una realidad dada y en la revelación de información algo torpemente escondida con la única intención de dejar boquiabiertos a los espectadores. También es justo reconocer que alguno de esos giros imposibles son casi un alivio para ir dejando de tomar en serio lo que está pasando.
'Los traductores' intenta, o al menos lo parece, dar protagonismo al poder de la palabra. En un desesperado clímax de los varios que nos iremos encontrando en su desmelenado tercer acto, el equipo de traductores utiliza el lenguaje como elemento clave de la guerra, aunque en realidad lo único que consigue es mostrar a un equipo de actores que se divierte jugando con acentos del mundo.
Al final lo que nos queda tiene mucho mérito y es más atractivo de lo que habríamos imaginado en un primer momento. Olvídate de las lujosas adaptaciones de Stieg Larsson o del cine de estudio made in Hollywood. 'Los traductores' es un estupendo y desenfadado thriller de serie b más con un espíritu más cercano a los trabajos del Larry Cohen de 'Best Seller' que a las rimbombantes piruetas narrativas de David Fincher. Necesitamos mucha más serie b.
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