La vida de Tori y Lokita está llena de contradicciones: están juntos, pero totalmente solos en una Francia que no quiere saber de ellos. No son familia, pero son más hermanos que muchos de sangre. Son supervivientes a los que a nadie interesa ver sobrevivir. Lo nuevo de los Dardenne es un retrato mucho más amargo que dulce, que en lugar de romantizar o dramatizar de más, narra una pesadilla entre el drama social y el thriller tan inesperada como dolorosa.
Buscando un edén que no existe
Hay una fina línea entre la denuncia social bien narrada, emocionante y que abra miras y el simple panfleto. Del segundo tenemos un caso bastante descacharrante este año en la española 'En los márgenes', que pecaba de obvia y poco emocionante: sus personajes se limitaban a repetir o bien su desgracia o bien un hilo de Twitter hecho guion. 'Tori y Lokita' es el reverso de la misma moneda: sus intenciones son igual de loables, pero los Dardenne saben pivotar para que el centro de la historia recaiga en sus sus personajes.
Si eres un habitual de los programas de la mañana en la televisión o transitas ciertas zonas oscuras de redes sociales seguro que la palabra "mena" te causa todo tipo de sensaciones negativas. 'Tori y Lokita' no intenta aplastarte los prejuicios mediante la repetición de mantras o la oposición directa, sino con una simple historia de dos personas rechazadas por todo un país a las que no les queda más remedio que meterse en negocios turbios. No quieren estar ahí, pero no les queda otra opción. La bola que no deja de girar y cada vez se hace más grande.
La cinta podría utilizar la falta de papeles de Lokita o la negativa del gobierno a que estén juntos como intento de aprendizaje para un espectador que, probablemente, ni siquiera esté viéndola por puros prejuicios, pero en su lugar hace algo muy inteligente: construir usando como cimiento el drama social. Tori no consigue la residencia francesa, debe dinero a quien la llevó hasta allí, no puede ayudar a su madre, pero lo fácil sería convertir su tragedia en el centro de la historia, algo que habría sido intuido como una simple predicación a los fieles en un caso y como un ataque directo en el otro. A partir de este drama tristemente mundano, 'Tori y Lokita' florece.
Nos quedaremos juntos, es lo que ha funcionado
'Tori y Lokita' se mueve siempre entre otras vidas, con dos personajes que intentan buscar continuamente su sentido en una sociedad que no quiere considerarles su problema. Y cuando todo el mundo gira la cabeza al lado contrario, no queda más remedio que intentar levantar la propia y tirar hacia adelante como se puede: en este caso, con tejemanejes que no pueden acabar bien.
Tori y Lokita son marginados que nunca han querido verse en esa situación. Se encuentran siendo chavales a los que se les ha negado una vida allá donde les prometieron que encontrarían una nueva oportunidad, personas que desde que nacieron y sin saberlo, ya estaban condenados a las malas miradas, a la sociedad mirando por encima del hombro, a cenar comida italiana sobrante, a trapichear con droga, a la falta de amor constante.
Y los hermanos Dardenne no tratan la problemática llevándoles entre paños y forzando el llanto: todo lo que ocurre en la película parece real porque todos somos conscientes de que hay decenas de miles de casos como este. A partir de aquí, la cinta no afloja una tensión inasumible: por cada respiro y momento tierno, un golpe directo cada vez más y más fuerte en el alma. Hay una palabra para definir 'Tori y Lokita' de manera impecable: devastadora.
Refugees (no tan) welcome
No penséis ni por un momento con esa definición que la película es de esas a las que hay que llevar pañuelos y en la que váis a llorar muchísimo: hay muchas maneras de ser devastador. En este caso, el metraje nunca es un drama exagerado o moralizador, sino que gira entre los recovecos para traer una naturalidad exquisita que muta en un thriller más que digno y culmina de la mejor manera posible.
Los dos protagonistas de la película (espectaculares Pablo Schils y Joely Mbundu) no son meros estereotipos o personajes en blanco intercambiables por cualquier otro. Los momentos tiernos y los fugaces instantes de felicidad entre ambos (la canción de Tori, las cenas a escondidas, los breves fogonazos de optimismo) hacen que crezcan y sus personalidades sean más que creíbles: reales.
'Tori y Lokita' habla sobre los márgenes de la sociedad de una forma tan triste como emotiva, tan descorazonadora como rompedora. Un prodigio que deja ver el nivel excelso del cine independiente de este año, aunque siendo consciente de que no serán pocos los que la den de lado por sus propios prejuicios. Sinceramente, a estas alturas, ellos se lo pierden. Los demás, disfrutad de lo nuevo de los Dardenne. Hay mucho por lo que alegrarse y sorprenderse en el cine de 2022.
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