'Time', tic, tac, tic, tac, pero no avanzamos

Kim Ki-duk es un director que me tiene abolutamente fascinado, aunque no por toda su obra, tengo que decirlo. Soy de los que piensan que 'Primavera, Verano, Otoño, Invierno, Primavera...' es un aburrimiento. Ahora bien, con 'Hierro 3', 'Samaritan Girl' y 'El Arco', por muy varias y diferentes razones, son películas que me han atrapado de una forma realmente cautivadora, cada una en su campo, por supuesto. Por eso mismo, esperaba como agua de mayo este nuevo film del director coreano, quien por cierto, no es muy querido en su pais de origen, precisamente porque se coge unos mosqueos impresionantes con el público ya que sus películas no obtienen el éxito que él desea. Incluso ha llegado a expresar públicamente su antipatía hacia compatriotas suyos como Bong Joon-ho, cuyas películas se convierten en auténticos bombazos de taquilla. Ha llegado a amenazar además, con que si 'Time' no obtenía en su país un éxito masivo, se abstendría en el futuro de estrenar sus próximas obras en dicho país. Un poco caprichoso el tío.

Hay en 'Time' un intento vacuo por cambiar un poco de registro formal, aunque manteniendo su peculiar estilo. Podríamos hablar de la obra más occidental de Kim Ki-duk, y que curiosamente es de las más insoportables. No deja de ser curioso que el film de Ki-duk en el que más se habla, sea el más coñazo, por así decirlo. Por otro lado, pretende llegar a un publico más amplio, introduciendo momentos cómicos en la película, y que a mi parecer, funcionan perfectamente, algo que no deja de ser paradójico.

El argumento de 'Time' nos cuenta como en un pareja, la mujer toma una drástica decisión, debido a que su amor le está consumiendo por dentro. Terriblemente celosa, no puede soportar que su pareja mire si quiera a otra mujer, y por otro lado no aguanta que él tenga que ver la misma cara todos los días. Así pues, ni corta ni perezosa, no se le ocurre otra cosa que desaparecer durante seis meses sin decir nada, para someterse a una operación de cirugía estética, y volver junto a su amado para empezar de nuevo.

Esta vez el director no ha estado atinado como en veces anteriores. A pesar de que siempre ha sido un director al que le gusta volver sobre lo mismo, aquí se pasa de rosca. Una y otra vez nos está mareando con lo mismo desde el principio, volviéndose enormemente reiterativo, y llegando a no quedar muy claro qué es lo que nos quiere contar. Por un lado, el paso del tiempo y cómo éste afecta, o no, en una relación, algo que no queda nada descrito en el film, o más bien, de una forme verdaderamente pobre. Por otro el hecho de poder amar o ser amado, teniendo otra cara, una forma de reinventarse siendo el mismo en esencia. Incluso, el hecho de atormentarse por pensar que tu pareja quiere realmente a otra persona, ya que te has cambiado la cara y no mira a la de antes. Éste es un interesante camino que el film no explora en absoluto, quedándose estancado prácticamente en la intención de querer decirnos algo, pero no hacerlo. Esta indecisión e indefinición temática por parte de Ki-duk, termina cansando al espectador, el cual termina por aburrirse.

Pero aún así, y a pesar de su reiterativa propuesta que nunca da arrancado, éste podría ser uno de los aspectos más perdonables del film, al entreverse todo lo mencionado anteriormente. Lo que ya no es tan perdonable, o un servidor lo ve como un terrible fallo, es que los dos personajes caen terriblemente mal al espectador, son un poco inaguantables, y varias son las veces que sus decisiones no son del todo comprendidas, ni están justificadas. El film parte, argumentalmente hablando, de un error bastante grave, y es que el punto de partida en la narración es el equivocado. Se pretende que creamos que la pareja protagonista se quiere a morir, y sin embargo ya desde el principio, lo único que hacen es discutir ferozmente. Al respecto, citar la bronca que monta la tía en un bar porque su pareja ha tenido que aceptar una tarjeta de otra mujer que le ha tocado su coche con el suyo. Uno de los personajes le dice a él: "debe quererte mucho, cómo te envidio". Es evidente que es el amor desmesurado lo que le lleva a comportarse así, pero no vemos en ningún momento, ese amor reflejado en algo bueno que nos haga creernos la historia de amor. De hecho, cuando la tía petardo desaparece de la vida del protagonista, hasta se siente alivio, cuando no es esa la intención del autor.

Un floja película, con algunas escenas bonitas bien rodadas y algún momento bueno, pero que en resumidas cuentas es una gran decepción dentro de la filmografía de un director que realmente sabe llegar al fondo del alma, aunque aquí se haya quedado en la superficie.

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