‘Amanece, que no es poco’ debería ocupar uno de los primeros lugares en cualquier lista de mejores comedias españolas de todos los tiempos. Es además una rareza con un sentido del humor único con el que conectas o no. José Luis Cuerda no buscaba en ella una universalidad que sí encontramos en otras propuestas más convencionales, por lo que la idea de que iba hacer una suerte de secuela espiritual sonaba demasiado bueno para ser cierto.
Tengamos en cuenta que han pasado ya más de 30 años desde el estreno de ‘Amanece, que no es poco’, así que no era conveniente echar las campanas al vuelo sobre la posibilidad de que ‘Tiempo después’ estuviera a la misma altura. Una vez visto puedo decir que sí comparte el mismo sentido del humor, pero el resultado final es claramente inferior tras un inicio esperanzador.
Un inicio prometedor
‘Tiempo después’ se sitúa en un futuro muy lejano en el que los parados viven alejados de aquellos que sí tienen trabajo, donde impera un sistema bastante peculiar en el que hay 3 establecimientos de cada tipo de comercio. El inicio de la película plantea muy bien el ecosistema y sienta sus absurdas bases con el suficiente ingenio como para que uno quiera saber a dónde va a llevar todo cuando uno de los parados intenta entrar en el edificio de los “trabajadores” a vender limonada.
Ya entonces ser percibe que detrás de ‘Tiempo después’ está el mismo responsable de ‘Amanece, que no es poco’, pero también que su capacidad para que situaciones y diálogos disparatados den en la diana ha vivido tiempos mejores. Por el camino hay detalles recurrentes que sí lo hacen -ese peluquero al que solamente le gusta criar galgos pero eso no puede ser-, pero en líneas generales su peculiar vocabulario funciona mejor por el reparto que por sí mismo.
Y es que se nota que todos los actores sienten una confianza casi ciega hacia el material que tienen entre manos, pero donde en ‘Amanece, que no es poco’ había una frescura irrepetible aquí se siente como un pálido reflejo que te saca alguna risa aquí y allá, pero el bagaje general oscila entre la sonrisa por haber ido concienciado para ver algo en esta línea y la sensación de que ‘Tiempo después’ parece más una película para que Cuerda se despida mostrando lo que mejor sabía hacer. En tiempo pasado, si.
‘Tiempo después’ no da en la diana
Con esto no quiero decir que se le haya olvidado cómo hacernos reír, pero sí que se ha perdido un poco dentro de ese universo personal en el que demasiado a menudo prima la rareza sin el apoyo adecuado. Es la misma sensación que tuve en la charla que tuvimos con él y que ya publicamos hace unos días. Los chispazos están ahí, pero el genio creativo se ha ido apagando con el paso del tiempo -o puede que de repente, ahí ya no sabría decirlo con certeza-.
Como apuntaba antes, lo que dota de cierta consistencia al conjunto es el reparto -aunque en el nivel del mismo también se nota algún paso atrás respecto a 'Amanece, que no es poco', donde milagrosamente impera una uniformidad a la hora de abordar la comedia. Eso permite que su visionado resulte más agradable por mucho que en todo momento uno sea consciente de lo que Cuerda estaba buscando, a veces complicándolo más de la cuenta y otras siendo quizá demasiado directo. Hay algo que falla casi siempre.
En definitiva, ‘Tiempo después’ mantiene muchas señas de identidad de ‘Amanece, que no es poco’ sin llegar a ser nunca una secuela. Por desgracia, tampoco tiene esa chispa de brillantez que hacía que todo encajase bastante bien en aquella y que aquí solo lo hace en ocasiones puntuales.
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