Lo cierto es que por culpa de la calidad de la película había pensado en otro titular mucho más explícito que resumía en una sola palabra lo que yo le diría al director de 'Thumbsucker', asi que le doy las gracias al Boss (y no, no es Bruce Springsteen) por sugerirme otro más calmado (ya estoy oyendo el teclado de alguna lengua viperina echándome en cara mi venta a la industria). En fin, otra vez será. O no.
Hoy día cualquier excusa parece buena para realizar una película, y me refiero a una excusa argumental. Películas que están cortadas casi todas por el mismo patrón: familias com problemas de comunicación o existenciales, en las que uno de los personajes principales es totalmente extravagante. En unas deletrea palabras y va a concursos de tal deporte, en otras se chupa el dedo para refugiarse de sus problemas, y en otras ya ni me acuerdo. A este paso el término mcguffin va a prostituirse de forma alarmante.
Justin es un adolescente introvertido que todavía se chupa el pulgar, manía que no puede evitar. Muchas son las personas que intentarán quitarle ese "tic". Su padre, con el que no tiene una buena relación. Su dentista, que prácticamente se convierte en su psicólogo. Y un profesor, que cree en su potencial, y le recomienda el uso de unas pastillas que le abrirán su mente, y le ayudarán a no quedarse bloqueado cuando un problema se presente.
La película tiene dos partes bien diferenciadas. En la primera asistimos a la frustración de un muchacho que se chupa el pulgar, e incapaz de decir lo que siente o enfrentarse a las cosas. Un personaje débil. En la segunda vemos el cambio aparente del muchacho, convirtiéndose en alguien seguro de sí mismo, casi arrogante. Un personaje fuerte.
Es curioso que ambas parte tengan un tratamiento distinto por parte de su director, algo totalmente lógico si tenemos en cuenta que lo que se transmite es distinto. El problema está en que en la primera media hora te acostumbras a una situación y a un personaje, y luego te lo cambian absolutamente todo y hay que volver a empezar. No estaría mal si estuviera bien hecho, y es que el argumento en este film brilla por su ausencia. Con unos toques indies, personajes raros con manías raras, alguna que otra secuencia onírica, giros de guión forzados y demás se pretende resultar original y querer transmitir un montón de cosas que se pierden en el camino.
Otro de sus grandes defectos es que el personaje principal no cae bien en ningún momento, ni cuando es tonto ni cuando es listo. Si el espectador no siente simpatía por él, apaga y vámonos. Nos importa bien poco lo que le sucede. Algo que se extiende a los demás personajes, aunque por lo menos en ese caso podemos disfrutar de unas más que correctas interpretaciones. Tilda Swinton, en un personaje también frustrado, está bastante bien y además sale muy guapa. Vincent D´Onofrio, otro personaje frustrado, transmite bastante bien lo patético de su personaje. Keanu Reeves, que he leído por ahí que está sensacional; bueno, realmente sale poco y entonces no hay tiempo para odiarle. Y Vince Vaughn, apartado de lo que suele hacer, como el único personaje que no anda perdido. Y no me olvido de Kelli Garner, una auténtica preciosidad, como la chica que le gusta a nuestro protagonista, pero que resulta todavía más rara que él, ya que no entendemos ninguna de sus motivaciones porque no nos lo explican.
Al contrario de estos actores, del principal no puede decirse lo mismo. Lou Pucci está totalmente desacertado en su papel, sin lograr transmitir lo más mínimo las inquietudes de un personaje mal desarrollado y dibujado.
Una película muy floja, que incluso provoca antipatía, y que hace que ya empiece a cansarme de este tipo de cine. Parece que todo el mundo quiere hacer un nuevo 'American Beauty', cuya sombra planea sobre todos estos films. Pero obras maestras como esa no han vuelto a repetirse.