'The Wild Boys' (Les Garçons Sauvages) es una de las propuestas más fascinantes de la temporada y acaba de ser elegida por Cahiers du Cinéma. 'Les garçons sauvages' es una experiencia valiente y original que está disponible en Filmin y que en mayor o menor medida es una de esas películas obligatorias antes de que termine el año.
La isla de las almas perdidas
El francés Bertrand Mandico celebra sus veinte años de carrera como cineasta con su primer largometraje, una ambiciosa puesta al día de obras como la popular novela de William Golding, tantas veces llevada a las pantallas, 'El señor de las moscas', el cine de Guy Maddin o el ambiente de la todavía desconocida película de Nikos Nikolaidis de 1990, 'Singapore sling: O anthropos pou agapise ena ptoma', con la que comparte estilo fotográfico y ambiente hostil, aunque algo más experimental.
'The Wild Boys', título con el que ha llegado a nuestro país, cuenta cómo principios del siglo XX, cinco jóvenes de buena familia, borrachos de libertad, cometen un acto atroz y criminal por el que serán encerrados en un barco gobernado por un temible Capitán. Los jóvenes se verá atrapados en un viaje que se transformará en una pesadilla represiva. Tras amotinarse, los jóvenes llegan a una isla de vegetación lujuriosa llena de placeres ocultos donde nada, absolutamente nada, es lo que parece.
Como decíamos arriba, nada es lo que parece en la película, un baile de máscaras donde lo explícito se subraya y los géneros se subvierten. Para empezar, esta odisea sexual sobre la libertad y el libertinaje, tiene a cinco mujeres en los papeles protagonistas masculinos. Pauline Lorillard, Vimala Pons, Diane Rouxel, Anael Snoek y Mathilde Warnier realizan unas interpretaciones absolutamente perfectas, bien arropadas por la indispensable Elina Löwensohn y la gran presencia de Sam Louwyck.
Cumming of age
Mandico es un provocador nato, y se divierte jugando con los límites del espectador, del género y del "género". Hay una sexualidad explosiva constante a lo largo de un metraje cargado de eyaculaciones, planos detalle de órganos sexuales y frenesí adolescente, pero su estilo narrativo, su fotografía oscilante entre el color y el blanco y negro y los juegos visuales que compone, además de la estupenda música de Pierre Desprats y la edición de Laure Saint-Marc, hacen que el resultado final sea alucinante. Casi delirante.
Por momentos se diría que estamos ante una película intelectualmente pornográfica. Llegado el momento, la escenografía es muy similar a las del cine porno paródico de los años setenta, algo de lo que el director es plenamente consciente y que muestra con orgullo. Aunque a 'Les garçons sauvages' hemos venido a sufrir, una vez conozcamos los secretos de la isla de los vestidos, nos instalaremos en el acogedor regazo de su jolgorio.
El director francés acierta no solo en el casting o elaborando imágenes inquietantes y llenas de erotismo desbocado, también lo hace acercando un punto de vista sociopolítico interesante a la hora de hablar de los límites y la igualdad. La gran inteligencia de la película reside en la utilización de un grupo de actrices fascinantes jugando con la androginia entre orgasmos y pesadillas.
Alimentada por sus múltiples referencias, ’The Wild Boys’ es una historia de aprendizaje, y como tal, una historia cruel y sádica que por momentos parece no querer acabar nunca, llegando a encontrarse más cómoda que el espectador. Es esa escasa voluntad a la hora de condensar algo más la historia, la que la lleva hasta casi dos horas, el único detalle que no juega a favor de obra. Un mal menor teniendo en cuenta que nos está ofreciendo la historia definitiva sobre islas mágicas en época de naufragios.
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