En 1986, Gene Hackman protagonizaba ‘Hoosiers’ una película de deportes según la historia real del equipo de un pequeño pueblo de Indiana, que ganó el campeonato estatal de baloncesto en 1954. A priori, la nueva película protagonizada por Ben Affleck, ‘The Way Back’ (2020), plantea un escenario parecido, con un equipo pequeño dando un ejemplo de superación, pero en realidad mucho más centrado en el personaje principal.
Normalmente, la figura del entrenador es un pivote importante en la creación de una historia de triunfo, pero suele tener las clásicas escenas de, o bien una familia a la que no hace suficiente caso por estar centrado en su trabajo, alguna otra subtrama romántica similar, o un relato de perdedor redimido gracias a su trabajo con unos muchachos que necesitan de una figura paterna que les devuelva esa confianza en sí mismos que necesitan porque en su casa, de un barrio de clase obrera, las cosas no van bien, con diversas subtramas para alguno de ellos.
Sad Affleck frente al mar
Todos esos tropos de relato de deportes americanos están presentes en ‘The Way Back’ de una u otra forma, pero en esta ocasión, los problemas del entrenador ocupan la mayoría del tiempo y los partidos quedan relegados a un segundo, incluso tercer plano. Curioso porque el director, Gavin O’Connor es el artífice de la canónica ‘El milagro’ (Miracle, 2004) en la que se relata un hecho real con un equipo de Hockey entrando en todos los aspectos comentados del género para componer una oda luminosa sobre la superación.
Aunque ‘The Way Back’ también puede considerarse una obra sobre la superación, lo es de otro modo y, desde luego, su luz aparece entre grietas mucho más opacas, de tal forma que puede considerarse casi un complemento mucho más oscuro y melancólico de aquella. De hecho, el film podría tener más que ver con ‘Manchester frente al mar’ (Manchester By the Sea, 2016) que con un film de deportes.
Si cambiamos al sobrino de aquella por un equipo de baloncesto, tenemos la historia de un hombre totalmente roto. Son muchos los paralelismos entre ambas historias, pero obviamente, la presencia de Ben Affleck, y en ‘Manchester frente al mar’, su hermano Cassey, sella el trato, aunque el mayor punto en común es su demoledora representación de la depresión y el vacío de un hombre absolutamente en el fondo.
El largo camino a la sobriedad
Por supuesto, ’The Way Back’ no tiene el guion de Kenneth Lonergan, ni una escena como la de Casey y Michelle Williams, pero hay una compensación un tanto metafílmica por la interpretación de Ben Affleck. La vida personal del actor, con sus adicciones y miserias aireadas en medio mundo ha dejado a un director prometedor convertido en un meme que probablemente esconde una realidad más dura de lo que la frivolidad de las redes y el mundo de Hollywood puede dejar ver.
Esto hace que el personaje de Jack, un alcohólico en plena espiral de autodestrucción sea un reflejo demasiado cristalino del propio Affleck, al que no le cuesta transmitir una tristeza inmensa en una mirada agotada, que propone un pacto con el espectador, por una segunda oportunidad para su talento que se deja sentir en cada minuto en el que el director de ‘Argo’ (2012) está en pantalla. Es irónico que Jack hubiera triunfado de forma temprana, al igual que el actor con dos Óscars. O’Connor va dejando que la cámara nos vaya contando su viaje de vuelta del infierno con paciencia, convirtiendo su trabajo como entrenador en una hazaña más bien cotidiana, sin fanfarrias emocionales, aunque sí alguna subtrama innecesaria o poco desarrollada.
Conforme los clichés del subgénero van quedando atrás, ‘The Way Back’ se conforma como un sólido drama de tintes urbanos con un poso de amargura poco habitual en el cine de deportes que aborda. En realidad, casi parece una excusa, tal vez la misma que necesitaba el actor para contarnos que está cerca de salir del bache, un filme que podría haber dirigido o escrito él mismo, que comparte con sus filmes una sobriedad narrativa que esconde notas de esperanza tenue, aquí la épica va por dentro.
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