Se estrena en AMC+ la miniserie ‘The Walking Dead: The Ones Who Live’, un nuevo spin off del clásico de la cadena que trata de profundizar en el mundo postapocalíptico de Rick Grimes, Michonne y Jadis. Creada por Scott M. Gimple y los propios actores Danai Gurira y Andrew Lincoln, es la tercera serie derivada directamente de la original tras las bastante bien recibidas ‘The Walking Dead: Dead City’ y ‘The Walking Dead: Daryl Dixon’, centradas en otros personajes centrales.
El nuevo proyecto aparece con una fuerza renovada para la franquicia, aunque es difícil encontrar un respiro entre su variado catálogo de secuelas y proyectos paralelos, entre los que ‘Fear the Walking Dead’, ‘The Walking Dead: World Beyond’ y ‘Tales of the Walking Dead’ han contribuido a devaluar la marca de prestigio que la serie llegó a tener al principio de su recorrido, cuando Frank Darabont desarrolló sus dos mejores temporadas. Este nuevo y esperado trabajo, por lo pronto, ofrece algo bastante más digno que muchas de esas temporadas y secuelas.
Scott M. Gimple, productor clave en el universo de ‘The Walking Dead’, llevaba años contemplando esta idea al desarrollar una mitología en torno a Rick Grimes, anticipando que Andrew Lincoln querría abandonar el papel en algún momento, y fue primero concebida como una trilogía de películas. La historia ha sufrido cambios desde su anuncio inicial, lo único claro es que Andrew Lincoln y Danai Gurira firmaron para repetir sus respectivos papeles, pero el proyecto pasó a ser una miniserie de seis episodios que primero iba a titularse ‘Rick & Michonne’.
El amor en tiempos de zombies
Más tarde fue renombrada, pero las cenizas de las antiguas películas se han establecido como si estas fueran a durar más o menos dos horas cada una. No hay tanta diferencia, ya que el presupuesto por cada dos episodios son casi 30 millones de dólares, lo que convertiría cada película en estrenos de gran perfil para el género de terror, más teniendo en cuenta los niveles de violencia y gore que sigue estando presente. Hay que tener en cuenta que Grimes desapareció en la escena del puente en la temporada 8.
En la décima temporada, que transcurre años después de la desaparición de Rick, Michonne descubría pruebas que la llevaban a creer que está vivo, comenzando un viaje que conecta con lo que vamos a ver en esta miniserie. En el primer episodio, ‘Years’, el antiguo sheriff del condado de King, y antiguo líder de Alexandria, relata toda su experiencia en forma de cartas perdidas a Michonne, una narración en off que nos pone al día en una sucesión de elipsis que nos presenta el estado actual del personaje.
Casi como una especie de versión zombie de ‘El amor en tiempos de cólera’, el tono romántico se implementa en una tragedia personal que nos lleva al elemento más interesante, el ejército de la república en el que Rick se alista para combatir una situación de feudalismo extremo desde dentro. También nos encontramos con Pollyanna McIntosh, de nuevo como Jadis Stokes, la suboficial jefe del CRM que siempre ha sido una enemiga personal del protagonista, al que también vemos junto a Terry O'Quinn, perfecto como el Mayor General Beale, líder absoluto de la República Cívica Militar (CRM).
Una nueva esperanza... si no se vuelve a estirar
Un planteamiento que introduce narrativas excitantes, herederas de cine bélico y carcelario que no estaban sobre la mesa cuando la serie trataba de guerras entre facciones diferentes, con una inversión del personaje, sin su grupo de aliados habituales, que implementa la sensación de lucha contra el sistema de forma más nítida y que recuerda a otros clásicos del cine no necesariamente asociados al western, donde la serie se acomodó tras sus mejores momentos en pantalla.
Casi como una declaración de intenciones SPOILERS, Rick pierde la mano en la primera secuencia, rescatando el momento más definitorio del personaje en los cómics que la serie había evitado durante muchos años, para finalmente crear la imagen combinada perfecta entre la visión de las viñetas y de la televisión. FIN SPOILERS. Además de acción a gran escala, lo que no es tan fácil ver en un producto junto a los infalibles y excelentes maquillajes zombies y gore, ayuda el carisma de Lincoln, que realmente llena la pantalla y demuestra por qué en su día fue uno de los imanes de fans más fiables (y explotados) de la serie principal, lo que junto a la, cada vez más estrella Gurira, dan la dimensión carente en otros intentos de AMC.
'The Walking Dead: The Ones Who Live' es una apuesta de calidad encomiable, con una escala y consistencia visual perdida quizá desde la segunda temporada, a lo que ayuda una duración limitada que sugiere un final más o menos concreto, pero uno no puede dejar de pensar que esta descarga de desfibrilador esconde un intento de sacar todo el petróleo pendiente en una saga sobreexplotada.
Hay buenas vibraciones pero también la sensación de que todo depende de si este pudiera ser el final perfecto para una saga que merece descansar o un reinicio desubicado y desesperado, con la intención de funcionar de palanca de otro periodo de regurgitación de los mismos zombies con distintos collares.
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