Tras la divisiva respuesta al capítulo final de la temporada 8 de ‘The Walking Dead’, los ánimos de los fans de una de la serie con más récords de la historia de la televisión por cable están por los suelos. Las progresivas noticias sobre la partida de Andrew Lincoln, los cambios y revoluciones que acontecerían en la serie a partir de ahora, han ido cayendo en el pozo del escepticismo, ante el factor Rick Grimes en el nuevo tablero de juego.
Para muchos, el personaje debió haber abandonado la serie al final del arco de Negan, y ciertamente, se intuía que esa decisión estuvo en el aire durante el proceso creativo del cierre. El plano de Carl caminado de espaldas a la cámara con su padre resultaba un bonito recuerdo para el actor pero, a decir verdad, olía a que esa misma toma tenía una intención bien distinta. Por ello, el primer capítulo de la temporada 9 se percibe como un reciclaje a medias, puesto que la presencia de su personaje solo sirve para deslucir la supuesta revolución de la serie.
Una nueva esperanza
A pesar de todo, esta salida es un paso lógico de este renacimiento coincidiendo con la llegada de la nueva showrunner Angela Kang. El cambio en el status quo después del gran conflicto ha dejado la vida de los personajes alterada para siempre. El grupo se ha establecido en su nuevo paisaje y los supervivientes se encuentran reconstruyendo las comunidades que defendieron para proteger de los salvadores. Hay cierta sensación de que ese nuevo mundo, que ha estado en camino durante al menos cinco temporadas, finalmente ha llegado.
Tras una remozada entradilla que pretende hacer una línea de separación clara, regresamos a Hilltop, Alejandría, Oceanside, El reino y el Santuario, que muestran signos claros de crecimiento. Todos los habitantes están en paz. Ya no hay solo un grupo central que conduce todas las operaciones y misiones. Con el enemigo común, Negan, desactivado, las tensiones van por otra dirección. El miedo se ha convertido en conversaciones sobre la responsabilidad en un mundo roto. Hay paz, pero es una paz inquieta. En el Santuario, la falta de alimentos y provisiones está causando que los ánimos se inflamen.
Incluso hay graffitis que rezan "Dónde está Negan" en las paredes, lo que destaca una creciente insatisfacción y en Hilltop, muchos están enfadados porque deben seguir compartiendo mucha parte de su cosecha con los Salvadores, y acusan que la situación no es tan diferente de lo anterior a un nivel material. Todas las comunidades aún guardan un resentimiento comprensible contra los antiguos hombres de Negan, incluso después de todo el tiempo que ha pasado. Cada vez es más difícil mantenerlos unidos. El nuevo enemigo a batir es el desequilibrio, el objetivo, mantener la paz por la que lucharon.
La revolución femenina
Daryl y Rick ahora debaten sobre como proporcionar recursos para la nueva población. Pero las viejas caras ya no tienen el mismo peso. El primer episodio documenta la evolución de Maggie y su ascenso al poder tras ser nombrada líder de Hilltop. De hecho, asistimos ya incluso a su cuestionamiento como jefa del cotarro tras la muerte de una figura clave en la colina, por lo que muchos le culpan. La tragedia cae completamente sobre sus hombros y se ve obligada a tomar algunas decisiones bastante difíciles que pueden hacerle perder su posición.
Pero lo que deja clara la nueva situación es que Maggie ya no es solo una mujer dura, sino que está a cargo de toda la red. En una de las escenas más interesantes de este estreno Rick prácticamente le ruega a Maggie que ceda más recursos de Hilltop al Santuario, lo que ilustra perfectamente el cambio de poder que ha tenido lugar entre esta temporada y la anterior. Con Hilltop como factoría de alimentos, Maggie se ha convertido en el personaje más poderoso de todo el grupo, y ese cambio de jerarquías y la confusión interna entre el grupo promete ser el factor más convincente de los próximos episodios.
Y es que, tal y como dejaba claro el epílogo anterior, Maggie no está nada contenta con la decisión de Rick de perdonar la vida a Negan, y Daryl se alinea más con ella que con su viejo amigo en ese aspecto. Una nueva mirada con la que empatizar que no es tan sorprendente para una audiencia que se ha cansado de las repetidas malas decisiones de Rick, que, en última instancia, ponían en peligro a los miembros del grupo. El protagonista de la serie es cuestionado en su capacidad de dirigir el nuevo paradigma en favor de la hija de Hershell.
¿La semilla de una guerra civil?
Maggie es benevolente cuando debe serlo, pero también cruel cuando se requiere. El episodio finaliza con el ahorcamiento de Gregory, en una escena perturbadora para lo que, hasta ese momento, parece un panorama bastante optimista. El ajusticiamiento va a tener consecuencias. Rick y Michonne no están de acuerdo con la decisión de Maggie, y esto profundiza en la división. En este punto vuelve el viejo dilema de la serie sobre lo que implica considerar que está bien matar a alguien siempre que esté justificado, lo que lleva a la cuestión ética típica de la serie ¿Cómo se decide cuándo es lícito quitar la vida?
Un arco que se antoja interesante, pero que se queda en suspense por el momento anunciado que nos indica que pronto tendremos que despedirnos de Rick y Maggie, con su salida programada para la mitad de temporada. Aunque los personajes de Andrew Lincoln y Lauren Cohan no estén necesariamente condenados a un destino espantoso, sí sabemos que solo les quedan algunos capítulos en sus respectivos roles.
Por ello, el hecho de que la mayor parte del primer episodio gire en torno a Rick y Maggie no inspira precisamente esperanza. ¿Qué veremos después de que ambos se hayan ido? ¿Daryl y Carol como sucesores? Daryl, continúa en su línea, luchando para hacerse un lugar en una sociedad civilizada, pero la importancia de Carol ha ido sufriendo una bajada importante desde la temporada seis. Por ello, en este piloto se nos ofrece su mejor material en dos años. Se ha acomodado nuevamente en el contexto e incluso ha asumido un nuevo rol dentro de las comunidades que hará que muchos de sus seguidores se reconcilien con la serie.
Érase una vez en el oeste
En un momento del episodio, Carol se encuentra en una situación inesperada y Melissa McBride interpreta la escena con sorprendentes momentos cómicos que la elevan sobre el conjunto. También es prometedor el poco énfasis que se pone en el espectáculo facilón. ‘The Walking Dead’ tiene la mala fama de saquear el presupuesto de toda la temporada en el inicio y el final de cada una de ellas, pero esta apertura ha sido más moderada, en favor de más momentos para profundizar en los personajes.
Tanto es así que la presencia de los zombies es ya, prácticamente anecdótica. Ya lo era en otras ocasiones pero ahora están prácticamente como dificultad para sus misiones de abastecimiento, al estilo de ‘La tierra de los muertos vivientes’ (Land of the Dead, 2005), la incomprendida cuarta entrega de la saga de George Romero, que se atrevía a ir más allá en el género. ¿Qué pasa cuando los muertos vivientes ya no son más que un estorbo? En ese aspecto, la nueva ‘The Walking Dead’ se establece como un interesantísimo post- postapocalipsis.
Si bien es tentador aceptar el estreno como un regreso a la forma, hay muchos viejos malos hábitos que se pueden reconocer, latentes, en su duración extendida de 60 minutos. Para volver a reenganchar a un público desilusionado debe pasar la prueba más grande, que es sostener y construir sobre esta base mejorada para ver si realmente tiene algo de especial más allá de plantearse, cada vez más, como un western clásico puro. Este piloto es un indicador optimista de que ‘The Walking Dead’ podría hacer florecer nuevos pastos dentro del su ajado terreno del apocalipsis.
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