El merecido éxito de 'Instinto básico' fue el principal responsable de que los thrillers eróticos se pusieran de moda durante los años 90. Sin embargo, hace tiempo que Hollywood parece haber perdido el interés de este tipo de producciones -lo más parecido que ha hecho últimamente es la saga '50 sombras de Grey'-, de ahí que sea una sorpresa que Amazon haya apostado por una producción de esas características con 'The Voyeurs', largometraje que llega a Prime Video de forma exclusiva este viernes 10 de septiembre.
Protagonizada por la ascendente Sydney Sweeney, a quien previamente hemos podido ver en las series 'Euphoria' y 'The White Lotus', 'The Voyeurs' opta por un enfoque retorcido que busca sorprender al espectador a través de los giros del guion firmado por Michael Mohan, también director de la película. El resultado se acerca peligrosamente al tedio y el disparate tras un inicio que al menos consigue provocar cierta curiosidad al espectador.
A la deriva
Vais a leer muchas menciones a 'La ventana indiscreta' cuando oigáis hablar de de 'The Voyeurs', ya que es inevitable pensar en la obra maestra de Alfred Hitchcock por su punto de partida. No obstante, las coincidencias entre ambos títulos pueden decirse que acaban allí, ya que aquí prima más la obsesión de la protagonista por su vecino desde una perspectiva sexual, llegando incluso a mantener relaciones con su novio pero quedando claro que no está pensando precisamente en él mientras tanto...
Ahí Mohan tenía dos opciones, incidir de forma clara en esa especie de despertar sexual y cómo siente una atracción irremediable hacia ese desconocido o potenciar la obsesión de la protagonista de tal forma que coquetea con la posibilidad de que esté perdiendo la razón. A la hora de la verdad hay un poco de ambas cosas pero nada realmente estimulante. 'The Voyeurs' recurre a simbolismos burdos a la hora de reflejar la importancia de la mirada y cómo esa necesidad de seguir mirando y actuando lleva al personaje principal a un viaje emocional desarrollado de forma poco estimulante.
Como mencionaba antes, el arranque de 'The Voyeurs' sí consigue que uno no desconecte, ya que esa obsesión creciente de Sweeney va vinculada al progresivo deterioro de la relación que mantiene con Justice Smith. No es que haya una gran química entre ambos, pero inicialmente sí que se logra transmitir ese cruce entre inocencia y entusiasmo de una pareja que está estrenando su nuevo apartamento y, hasta cierto punto, una nueva vida.
Es verdad que a nivel argumental sigue resultando obvia, incluso para dejar claro que ella no parece sexualmente satisfecha con él, pero son unas bases razonables sobre las que dar un paso adelante cuando todo se complica. Lo que sucede realmente es que Mohan confía más de la cuenta en giros más o menos enrevesados -algunos se pueden ver venir, otros no llegan al nivel del que tuvo la reciente 'Sweet Girl' pero ojo con ellos- con los que desconcertar al espectador. La idea al menos es esa, el problema es que lo que sucede es que te acaba dando todo igual.
La sorpresa por la sorpresa
Y es que Mohan tampoco sienta las bases necesarias para entender ese increíble imán para las mujeres que es el vecino interpretado por Ben Hardy, el más endeble de la función cuando debería haber tenido un magnetismo único que justificase todo lo que surge a su alrededor. Es como si el espectador tuviese que aceptar que eso existe sin que haya nada que lo sostenga, ya sea por el pobre desarrollo del mismo en el guion o por la aparente indecisión a la hora de reflejar qué es exactamente lo que guía a la protagonista a actuar como lo hace.
La cuestión es que sí hay ciertos apuntes por el camino que invitan a pensar en una exploración interesante del poder de la mirada, empezando por el trabajo de la protagonista. No tarderemos en descubrir que a 'The Voyeurs' eso es algo que le interesa bien poco, ya que todo parece estar al servicio de la gran escena erótica de la película -alguna hay antes, pero todas palidecen en comparación a esa- y cómo se precipita todo a partir de ahí. Y es que llega un punto en el que la película va de giro en giro, elevando la ya de por sí disparada incredulidad del espectador.
Por desgracia, ni siquiera Sweeney consigue elevar la película, ya que es cierto que no tiene un gran material que exprimir y su evolución resulta algo errática, pero también que le falta la chispa necesaria para que conseguir que el personaje sea lo suficientemente interesante como para compensar el resto de deficiencias de 'The Voyeurs'.
En resumidas cuentas
'The Voyeurs' podría haber sido un thriller erótico juguetón al estilo de otras producciones similares de los 90, pero como película de suspense no engancha y nunca termina de saber muy bien qué busca exactamente en el plano emocional. Los retruécanos del guion también le hacen un flaco favor y llega un punto en el que uno ya acaba de verla más por poder decir que no la ha dejado a medias que porque realmente tenga ganas de hacerlo.
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