'The Undying Monster', terror cutre

'The Undying Monster', terror cutre
Facebook Twitter Flipboard E-mail

'The Undying Monster' es una ignota producción de un gran desconocido (injustamente): John Brahm, director de procedencia alemana, que afincado en los USA, hizo un buen número de películas entre los años 30, 40 y parte de los 50, especializándose sobre todo en cine de terror y/o fantástico. Suyas son dos perlas del género, 'Concierto Macabro' y 'Jack el Destripador', ambas interpretadas por el gran Laird Cregar, y muy parecidas entre sí. La que nos ocupa es de una madera bien distinta, por así decirlo. Una de tantas y tantas películas de terror que solían hacer como churros en aquellos años, que apenas pasaban de la hora de duración, y que eran más bien olvidables, por decirlo suavemente.

En este caso, el hecho de que la película estuviera dirigida por John Brahm, de sobradas cualidades para el género, hacía albergar algo de esperanza en su resultado final. Lamentablemente no es así. 'The Undying Monster', exceptuando la fotografía, es cutre hasta decir basta. Y no me refiero sólo a lo técnico, que ya sabemos que en aquella época los efectos visuales no eran precisamente una maravilla (sobre todo en la serie B), sino a demás aspectos, como guión o interpretaciones.

'The Undying Monster' narra la historia de una maldición que se cierne sobre una familia desde hace años: la de un misterioso monstruo que aterroriza en el lugar las noches de luna llena, llevándose por delante a todo aquel que se cruza en su camino, ya sea una jovencita despistada o un pobre perro perdido. No hay que ser muy listo para darse cuenta de qué tipo de monstruo es, algo que curiosamente se desvela al final de la película, como si de una sorpresa se tratase, incluida la identidad del mismo. Claro que nos encontramos en 1942, y películas sobre el tema en cuestión se habían realizado muy pocas (la más famosa pertenece al año anterior). Aún así, el paso del tiempo le ha hecho un daño enorme a esta película, algo que no le pasa a otras.

Y es que todo en ella suena a ridículo. Las situaciones son totalmente ilógicas, desde las apariciones del monstruo hasta las reacciones de todos los personajes, los cuales entran y salen en escena a libre albedrío, provocando un desconcierto enorme. Uno nunca termina de saber si algunos de ellos conocen verdaderamente la identidad del monstruo, o simplemente están asustados, o simplemente son tontos. Y hablando de las reacciones, cabe citar al respecto, los continuos cambios de decisiones sin ton ni son de algunos de los personajes, sin que haya el más mínimo motivo para ello, a no ser que sea el de despistar al sufrido espectador, cosa que por supuesto no logran.

John Brahm hace lo que puede con un material tan endeble y sobre todo esquemático. Su puesta en escena tiene únicamente de bueno la excepcional fotografía en blanco y negro de Lucien Ballard, alguien a quien no se le reconoció lo suficiente su enorme valía en este campo, tal vez porque dos de sus mejores trabajos no estuvieron acreditados: sus colaboraciones en las impresionantes 'Marruecos' y 'Laura'; eso sí, su trabajo en 'Grupo Salvaje' es memorable. Sin duda su aportación a 'The Undying Monster' es lo mejor de la misma, y ciertos instantes visuales a cargo de Brahm, quien se toma demasiado en serio la película. Un tratamiento de comedia no hubiera estado nada mal.

En cuanto a la labor interpretativa pues más de lo mismo, cutrería a tope. Los actores están todos bastante exagerados, poniendo caretas dependiendo de la situación. Que hay que asustarse, todos a poner muecas de horror; que hay que poner cara de intrigado, todos a fruncir el ceño; que hay que reírse, todos a hacerlo escandalosamente. Un completo desperdicio.

Hay películas de muchos años antes que todavía permanecen en la memoria de todos (más bien pocos son los que recuerdan) y que han sobrevivido al paso del tiempo de forma incólume, y pueden verse como ejemplos perfectos de buen cine. Desgraciadamente, y por mucho que la firme alguien como Brahm, 'The Undying Monster' no pertenece a a ese grupo, sino más bien todo lo contrario. Mala de narices.

Comentarios cerrados
Inicio