Aunque los inicios de la trayectoria cinematográfica de Josh Boone estén marcados por dos largometrjaes como 'Un invierno en la playa' y 'Bajo la misma estrella' —ante las que, todo sea dicho, caí totalmente rendido contra todo pronóstico—, el natural de Virginia Beach siempre ha guardado en su corazón un hueco enorme para el género de terror y, más concretamente, para la obra de Stephen King. Una pasión que le ha llevado a pasar más de seis años desarrollando su soñada adaptación de 'The Stand' —'Apocalipsis'—; la gran épica del master of horror literario.
Desde el otro lado de la pantalla, he estado igualmente ansioso por poder disfrutar su versión de la novela publicada en 1978 desde que se anunció su puesta en marcha en el año 2014 y fue dando tumbos hasta pasar de la gran a la pequeña pantalla. He devorado varias veces el extenso relato de King y su más que decente traslación a la viñeta cortesía de Roberto Aguirre-Sacasa y, pese a tener plena confianza en Boone, mi miedo al desastre siempre ha sido directamente proporcional a mi esperanza.
Finalmente, con el estreno del primer episodio de 'The Stand', titulado 'The End', en CBS All Access, ha llegado el momento de disipar buena parte de las dudas que estaban en el aire; y las primeras impresiones no podrían ser mejores. Aunque aún quede mucho que demostrar, esta toma de contacto demuestra que la miniserie está en manos de un experto en el material original que, además, ha dado una necesaria vuelta de tuerca para aportar frescor a la fórmula. Lo único que queda por aclarar es si ocho capítulos y un epílogo serán suficientes para abarcar la gran epopeya de Frannie, Stu y compañía.
Una cuestión de estructura
He de reconocer que, como devoto de la novela original desde que se la leí bajo el título de 'La danza de la muerte', y como conocedor de su trama y sus protagonistas, es probable que parta con ventaja, pero no he necesitado más que un par de escenas de 'The End' para sumergirme de lleno en su propuesta; y, como suele ocurrir en todos los trabajos de Boone hasta la fecha, ha sido en buena parte gracias a un fantástico tratamiento de personajes que, seguro, generará la misma empatía con el espectador neófito.
A esto último, sin duda, ayuda un reparto que se eleva como uno de los grandes reclamos y aciertos de la producción. Por el momento sólo hemos conocido a una pequeña parte del gigantesco elenco que nos espera durante las próximas semanas —por algunos secundarios, como el general Starkey, se pasa de puntillas—, pero James Mardsen, Odessa Young y Owen Teague han canalizado toda la esencia —diferencias físicas aparte— que Stu Redman, Frannie Goldsmith y Harold Lauder transpiraban sobre el papel.
A nivel formal, 'The Stand' también hace gala de un gran nivel. Puede percibirse plano a plano que la gente de CBS era plenamente consciente de los recursos necesarios para materializar como es debido una gesta tan ambiciosa como esta, y no se ha escatimado ni en presupuesto, ni en esos detalles truculentos marca de la casa que han trascendido de la página al fotograma y lucen a las mil maravillas —aunque he de confesar que he echado en menos un detalle explícito del interior del coche de los Campion—.
De igual modo, Boone y el cocreador del show Benjamin Cavell han hecho una notable labor actualizando el texto de Stephen King, ya no sólo en términos temporales —salvando menciones a redes sociales y a algunas tecnologías, el resultado es bastante ácrono—, sino en lo que respecta a la narrativa; siendo el gran cambio planteado la estructura narrativa no lineal. Una decisión muy arriesgada que, en primera instancia, funciona sobradamente.
'The Stand' ha optado por prescindir del esquema tradicional y entrar en la acción in media res, con la epidemia del Capitán Trotamundos extendida por todo el territorio norteamericano, para ir dando saltos hacia atrás y hacia delante entre diferentes lugares, personajes y momentos de la trama. Una opción que, en mi caso, no supone mayor problema, pero que para el público no familiarizado con la novela podría resultar más confuso y caótico que intrigante.
Esta apuesta por la fragmentación permite ahorrarnos un primer acto que repita por enésima vez los lugares comunes de las pandemias cinematográficas y catódicas, con virus escapando de laboratorios y poblaciones infectándose paulatinamente. Además, ayuda a aligerar la densa progresión del manuscrito de King y a hacer menos chocante el, para muchos, abrupto viraje del drama postapocalíptico de supervivencia a la batalla místico-espiritual entre el bien y el mal con la que culmina.
Aún es muy pronto para determinar si 'The Stand' es la adaptación que merecemos ya no sólo todos los fans de 'Apocalipsis', sino la propia obra maestra de Stephen King. Aún quedan muchos rostros que conocer, muchos kilómetros que recorrer, y muchos sueños con maizales y hombres oscuros que tener, pero el viaje que tenemos por delante promete ser apasionante.
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