Con dos pesos pesados de la comedia Will Ferrell y Paul Rudd dentro, probablemente cabría esperar que ‘The Shrink Next Door’ de Apple TV+ sea una serie de risa contínua, pero para ser honestos con los que se aproximen a ella con esa idea, simple y llanamente, no lo es, sino que va más allá de las expectativas al usar a los dos actores para ofrecer un drama psicológico sorprendentemente oscuro, en incluso con matices realmente perturbadores.
Mientras el piloto dura solo 35 minutos, como podría esperarse de una comedia, los episodios posteriores se extienden hasta casi los 50 minutos a medida que se adentra más en el territorio del thriller. Una mezcla de tonos que ha generado cierta confusión entre la crítica, pero que no es extraña teniendo en cuenta que su alucinante historia está basada en hechos reales que se convirtieron en un podcast popular homónimo sobre un caso que dio un giro desagradable a la era dorada de la autoayuda de los años 70 en Estados Unidos.
Es en 1982, donde conocemos a Marty (Ferrell), un hombre amable y gentil pero irremediablemente ingenuo que dirige el almacén de telas de su familia. Un tipo peculiar al que incluso una confrontación leve le genera ataques de pánico que normalmente son sofocados por su hermana Phyllis (Kathryn Hahn) hasta que se convierte en un problema demasiado inabarcable para ella y sugiere que vea a un terapeuta, el barbudo Dr. Ike (Rudd), quien tiene como misión ayudar a Marty a coger confianza en sí mismo.
Un vampiro emocional moderno
"Dejas que la gente se aproveche de ti", le dice, casi como una premonición de lo que viene. Y este planteamiento, claro, deja bastantes momentos de estilo cómico. Imposible no reírse en la bat mitzvah de adulto de Marty, o cuando este pinta su oficina con el éxito pop de Laura Branigan "Gloria", con Will Ferrell y Paul Rudd haciendo el payaso, pero incluso haciendo una parodia imposible de las películas de sobremesa sobre gente entrando en la vida de otras, es una serie más extraña y triste que graciosa.
En cierto modo es casi como ‘¿Qué pasa con Bob?’ (What About Bob?, 1991) a la inversa, con el terapeuta pegado a su paciente como una rémora. Phyllis comienza a preocuparse por la influencia de Ike, mientras este abre una brecha entre los hermanos. A partir de ese momento vemos una lenta conquista del doctor a su paciente, invadiendo su vida paso como las hiedras que aparecen en los títulos de crédito, es una tragedia imposible, con un depredador estafando a su víctima, pero logrando ser encantador en todo momento.
Ike sale con Marty fuera de la oficina... pero luego le cobra por ese tiempo, es un charlatán nato directo a por el dinero de su amigo engañado para tratar de alcanzar una posición social que no le corresponde. Mientras desangra lentamente a Marty durante décadas, golpea su psique con burlas intimidatorias y le provoca sentimientos de culpa dándole la vuelta a todo. Por momentos resulta inverosímil, pero la historia real lo es, y hace pensar en que se juntaron la persona más manipuladora del mundo frente a la más insegura, inocente y vulverable.
Es un escenario de pesadilla que se recrea dilucidando lo que puede suceder cuando uno deja entrar en su vida a personas equivocadas que se evade de la clásica fómula de thriller de mediodía gracias a las excelentes interpretaciones. Ferrell y Rudd tienen una fuerte relación pulida durante años trabajando juntos en comedias, y se mantiene con un planteamiento carnavalero de gafas, barbas y ropa hortera de principios de los 80. SI hay una serie que rompe con la imagen glamurosa de la nostalgia de la década es esta.
Dos actores más allá de la comedia
Está claro que ambos actores lo han pasado en grande haciendo la serie, parte de la sensación cómica es tan solo esa impresión, pero en realidad se toman muy en serio a sus personajes y la caricatura es tragicómica, porque quizá una historia tan inverosímil no habría funcionado con otro tono. Rudd pervierte su encanto natural para definir a un diablo cínico como Ike, mostrando una vis amenazadora sorprendente cuando sale a la luz su lado oscuro.
Pero la estrella aquí es Ferrell no solo menos exagerado y ridículo que de costumbre, sino que hace uno de sus mejores trabajos dramáticos como Marty, con ojos amables y un carácter dulce que acaba siendo estremecedor hasta su conmovedor desenlace. La showrunner Georgia Pritchett y el director Michael Showalter aplican una sensibilidad de comedia negra, muy muy negra, con un ritmo metódico, extravagante pero siempre fascinante.
Puede que muchos no encuentren ningún aliciente en ver a un hombre adulto siendo manipulado por un sociópata durante siete horas, pero ‘The Shrink Next Door’ es una propuesta de true crime diferente, que se mueve entre géneros de una forma tan inclasificable como ‘Un loco a domicilio’ (The Cable Guy, 1996) haciendo plausible una historia demasiado enrevesada como para haberla creído de otra manera, haciendo que Apple se vaya coronando, poco a poco, como la plataforma con propuestas más audaces en un escenario de ficción saturado y acomodado.
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