Tod Browning es uno de los directores más importantes del Cine. Casi siempre relacionado con el género de terror, dejó unos cuantos títulos para el recuerdo. Es conocido sobre todo por su teatral 'Dracula', con un inmenso Bela Lugosi que se encasillaría en el papel de forma harto exagerada; y por 'Freaks', un retrato del horror realista y sobrecogedor, a través de un circo realmente peculiar. Esos son, si duda alguna, sus films más reconocidos, y a los que se suele recurrir cuando se habla de este director.
Menos famosas, y eso no quiere decir que sean peores películas, podemos encontrarnos con maravillas como 'Muñecos infernales' o 'La marca del vampiro' (remake de un film mudo del que sólo puede verse una reconstrucción en foto fija, 'London After Midnight', título que han conseguido la categoría de leyenda). Browning además colaboró un buen número de veces con el llamado "hombre de las mil caras", Lon Chaney, dejando películas tan buenas como 'Los pantanos de Zanzíbar', 'El trío fantástico', y sobre todo 'Garras humanas'.
'The Show' fue realizada precisamente el mismo año que el film antes mencionado. Protagonizada por John Gilbert, uno de los galanes del silente por derecho propio (con el permiso de Rodolfo Valentino, por supuesto), representa un drama de ambiente circense. Gilbert es un trabajador de una feria que se gana la vida haciendo una representación de ilusionismo, en la que su cabeza es separada del cuerpo para entregarla a una malvada mujer (¿os suena de algo?). Cock Robin es su nombre, un mujeriego empedernido que sólo piensa en sí mismo, hasta que un día cambian las cosas.
Gilbert formó pareja con Renée Adorée dos años después del espectacular éxito que tuvieron con 'El gran desfile', uno de los films mudos más famosos, y mejores, de King Vidor. La historia aquí es menos trascendental. Adorée da vida a una mujer, Salomé, que hará ver a Cock las cosas de otra manera. La química entre ambos es excelente, aunque hay ciertas cosas en la historia que no terminan de convencer. Uno no termina de explicarse el porqué del enamoramiento de ella hacia él. Y las razones del cambio de actitud de él resultan más bien forzadas. Tal vez en 1927, año de producción del film, esto no fuese considerado como un fallo, pero esta concesión le hace mella al film 80 años después.
A pesar de que el personaje de Gilbert es ruin, egoísta y hasta odioso, se le enfrentó con un personaje todavía peor: un hombre apodado "El griego", capaz de las maldades más despreciables sólo por sentirse insultado. De esta forma Gilbert no sale tan mal parado en la comparación. El griego está interpretado por el inolvidable Lionel Barrymore, a quien podréis recordar por sus trabajos en 'Duelo al sol' o '¡Qué bello es vivir!'. Cuando una herida en la cadera todavía no lo había atado a una silla de ruedas de por vida, Barrymore fue famoso por hacer un tipo de papeles como el de 'The Show'. La rivalidad de su personaje con el de Gilbert es de lo mejor de la película.
Por supuesto 'The Show' tiene un innegable atractivo gracias al poderoso torrente visual de Browning. Una puesta en escena directa, eficaz, y con apuntes arriesgados. Browning se encontraba como pez en el agua con este tipo de historias que mezclaban elementos fantásticos y de terror, ambientados en contextos circenses. Cierta atmósfera de rareza, otro de los sellos personales de su autor, termina de vestir el trabajo. Un trabajo para nada perfecto, pero que se disfruta en buena medida.
'The Show' pudo conocerse en nuestro país con el título, a mi parecer poco afortunado, de 'El palacio de las maravillas'.