Lo que empezó como una película de invasión doméstica con un trasfondo juguetón ha devenido en una lucrativa franquicia de constante comentario social, expandida también a serie de televisión. Y no, no hablo de ‘Harry y los Henderson' sino de 'The Purge', cuya segunda temporada (disponible, como la primera, en Amazon Prime Video), ahora sí, consigue algo que no huele a ideas descartadas de alguna de las películas.
Cicatrices por dentro y por fuera
En esta segunda temporada (y última, tras la cancelación) tenemos a un equipo profesional de ladrones comandados por Ryan (Max Martini). Su modus operandi es robar durante la Purga, pero su último atraco acabará mal y no por un tiroteo, sino por un resquicio del sistema. En nuestro mundo, esos resquicios acaban en multa (o una paralela o algo así), pero en éste significa la pena capital.
Al otro lado de las cámaras de vigilancia está Esme (Paola Núñez), una de las mejores trabajadoras. Es ella quien meterá en problemas a Ryan gracias a su precisión milimétrica para observar grabaciones, pero también la que se sumergirá en una conspiración relacionada con los efectos de la Purga en la psique de los estadounidenses.
Por el lado civil, tenemos a Marcus Moore (Derek Luke), que sufre un intento de asesinato en la noche de las bestias e investiga quién quiere verle muerto. Cualquiera de los que le rodean, desde su actual mujer a su ex-esposa, pasando por vecinos y compañeros puede ser el culpable, lo que es más angustioso (y fácil de empatizar).
Por último, pero no menos importante, Ben Gardner (Joel Allen) es un estudiante universitario que sale durante la Purga por las risas y termina traumatizado después de sobrevivir de milagro a un asesino. Su historia concentra la tesis central de esta temporada.
La catarsis no catarsis
Desde la primera película se ha vendido, por parte de los Nuevos Padres Fundadores que rigen esta distópica Norteamérica, que la Purga es un método efectivo de liberar los demonios internos de cada uno. Como un milagro económico no basado en el ladrillo, dicen que la matanza limpia el país y recentra la economía.
Por supuesto, esto no es así y poco a poco la franquicia ha desvelado las trampas que se esconden tras su premisa. Que bajo la celebración hay otra purga, organizada por el gobierno, para acabar con los miembros más desfavorecidos de la sociedad, así como que es un motor para la industria defensiva y armamentística.
El impacto de esta segunda temporada viene por la exploración psicológica que se hace de la Purga. El guión, lleno de giros para que no paren las sorpresas, se encarga de que nunca puedas dar nada por sentado sin perder de vista el tema principal: ¿es posible sobrevivir, psicológicamente, a un estado que permite el salvajismo una noche al año?
El recuento a final de temporada está a favor del sí, así como de la capacidad para sobrellevar el trauma y ayudar a otros, quizá porque James DeMonaco (creador de la franquicia) ya no puede tener un final tan malrollero como el de su debut. Hemos seguido a tantos héroes (ojo, no supervivientes, sino protagonistas que luchan contra el sistema) que cualquier espectador relaciona lo que pasará en esta saga a una resistencia heroica, más que a una pesadilla de la que no puedes despertar en doce horas.
De ahí lo refrescante que es descubrir la perspectiva de varios psicópatas a lo largo de la serie, de lo que buscan cuando salen a cazar y lo que sienten cuando incuban odio durante 364 días al año, sólo con el objetivo de liberarlo en una noche. Es un punto de vista duro de seguir, pero también fascinante y que no se parece al giro de supuesto héroe a villano que vimos en la primera temporada.
Cuenta atrás hacia la barbarie
El pan y la sal de la saga. tanto en las películas como en la primera temporada de la serie, es mostrar lo que ocurre en las horas de la purga. Echemos a un lado tanto si te gustan como si no: narrativamente, funcionan como un tiro.
Esto es gracias al mecanismo de relojería bajo la misma narración: la ominosa cuenta atrás hasta que la purga anual termina y uno pueda sentirse seguro de nuevo. Es la llamada “bomba bajo la mesa” de Hitchcock.
En esta segunda temporada, sin embargo, han decidido invertir la cuenta atrás sin perder esa sensación de urgencia: después del primer capítulo, tu típica purga, la narración se ocupa de las consecuencias y los preparativos para el siguiente macrofestival de violencia. Y le funciona muy bien, hasta el punto de que esta segunda temporada es muy superior a la primera y a las dos últimas películas.
La Purga eterna
Tan bien le funciona que, en un podio de la franquicia se sitúa, con tranquilidad, en segunda posición, empatada con 'Election: La noche de las bestias'.
'Anarchy: La noche de las bestias' sigue siendo el patrón oro, aquella que supo juntar acción, gore y comentario social y que mejor desarrolló cada una de las posibilidades de la franquicia, pero esta temporada sabe unir la pesadilla suburbana de la primera parte a las secuencias frenéticas y al intríngulis político y social.
En el aspecto negativo, quizá le sobra un poco de moralina en el final, con el típico Gesto Dramático Importantísimo™, pero lo compensa con el cierre de los otros protagonistas.
Con la adaptación televisiva liquidada, queda la curiosidad por comprobar cómo puede continuar la franquicia a partir de ahora, pues han conseguido encontrar unos ángulos nuevos (e interesantes: nada que ver con los arribistas inmobiliarios de la pasada temporada) y poco se puede rascar más allá, quizás, del turismo de Purga.
Y es que, como vimos en 'Election: La noche de las bestias', el evento ya ha sido cancelado en este mundo de los Nuevos Padres Fundadores. La quinta y última entrega fílmica, 'The Forever Purge', consiguió finiquitar el rodaje antes de que explotara esto del Coronavirus, pero poco se sabe aparte de que podría tratar de una Purga de más de 12 horas de duración.
Hasta que llegue, y tanto si sois fans de la saga como si salisteis desencantados de la primera temporada de la serie y/o de la película 'La primera purga', no dejéis pasar esta segunda temporada disponible en Amazon Prime Video: os reconciliará con el mundo de James DeMonaco.
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