Ignoro si es por deformación profesional, pero hay un atractivo especial en las series que nos meten de lleno en los entresijos del mundo de la televisión. Por eso esperaba bastante la temporada 2 de 'The Morning Show', que Apple TV+ estrena desde hoy y que tenía que lidiar con las consecuencias del explosivo final de la temporada inaugural.
De esta manera, tras un recorrido por la Nueva York desierta por culpa del COVID-19, el primer episodio nos lleva a los preparativos del Año nuevo 2020. Han pasado varios meses desde que saltara el escándalo y a UBA le está costando remontar el vuelo con su magacín matinal.
Por un lado, vemos a Bradley (Reese Witherspoon), postulándose para avanzar a un mejor horario; Alex (Jennifer Aniston) vive retirada escribiendo sus memorias; Mitch (Steve Carell) intenta llevar una vida tranquila en Italia. Por último, Cory (Billy Crudup) estará en medio intentando salvar los muebles tras ser readmitido como CEO de la cadena.
El elefante en la sala
Desde el principio, Kerry Ehrin y compañía nos hablan del elefante en la sala. Todavía queda mucho que resolver y en gran medida, la temporada 2 de 'The Morning Show' es un intentar apagar fuegos continuamente mientras surgen otros mayores. En este sentido se le da un mayor protagonismo a Cory, que se establece como pieza central e intermediado entre los protagonistas de la temporada.
Una temporada que, por cierto, ha sufrido una reescritura para incluir la trama de la pandemia en ella. Y, al igual que pasó con la primera temporada y el #metoo, se nota que la parte del coronavirus no formaba parte de los planes originales. Como contada porque resultaría raro no hacerlo. Afortunadamente tampoco le dan demasiado peso, por lo menos en los seis primeros episodios de esta tanda.
Con esto y con los debates de las primarias electorales es donde se nota que, por desgracia, Ehrin no es Robert y Michelle King y su excelente ojo para tratar la actualidad en 'The Good Fight'. Parece mentira, siendo una serie dedicada a mostrar los entresijos de una cadena de noticias, que pierdan en comparación con una de abogados.
Así, más allá de la trama principal con las demandas a las que se enfrenta la cadena en lo que Alex Levy vuelve al ruedo, la serie se detiene para explorar cuestiones de identidad sexual, de sexismo, racismo y el impacto que se tiene en redes, cultura de cancelación incluida a través de un comentario inapropiado de Yanko (Néstor Carbonell).
Dando más protagonismo a los secundarios
Volviendo al hilo, si en algo se diferencian ambas temporadas de 'The Morning Show' es que en la actual se da bastante más importancia al resto del reparto. Ya no estamos solo ante el show de Aniston y Witherspoon, el resto de presentadores y colaboradores de las noticias matinales cobran mayor protagonismo mostrando sus propios planes y cartas.
En lo que sí que coinciden es en ese gusto por el fuego lento en el que van metiendo en la olla todos los ingredientes para acabar explotando todo. El problema viene, quizás, en que no hay una sensación de que se esté invirtiendo tiempo en profundizar más en los personajes. Algo que se echa de menos entre tantas puñaladas, ambiciones y pisotones para salir airosos de la piscina de tiburones que es la UBA.
Podríamos decir que, si bien las señas de identidad de 'The Morning Show' se conservan intactas, esta temporada 2 adolece de no tener un foco de atención tan concreto como los abusos de Mitch. El ser más panorámico, por así decirlo, causa cierta falta de rumbo en torno a lo que esta temporada quiere contar.
Pero en líneas generales, la temporada 2 expande el mundo de la serie para entregarnos buena televisión cada episodio. Si bien no logra ser todo lo compacta que debería ser, sí que nos da una gran dosis de intensidad y de buenas actuaciones.
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