Apple es una de las muchas compañías que quiere su porción de la tarta del streaming. Con Netflix como enemigo a batir y Disney+ como el servicio de moda sin haber llegado a muchos países, Apple TV+ ha intentado diferenciarse con un gran precio -apenas 4,99 al mes- y un catálogo por ahora poco abundante pero en el que se ha apostado por los grandes nombres para atraer el mayor número posible de clientes.
Una de las series que mejor recoge esa tendencia es ‘The Morning Show’, en la cual se cuenta con Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Steve Carell y un montón de rostros que al menos sonarán al público. Una jugada maestra sobre el papel que a la hora de la verdad es una propuesta muy directa que deja de lado cualquier tipo de sutileza para hacernos llegar lo que quiere contar.
A la yugular
‘The Morning Show’ tiene un punto de partida muy potente: uno de los dos presentadores de un longevo espacio matinal es acusado de acoso sexual, siendo inmediatamente despedido. Esto genera una crisis sin precedentes en un programa cuyo seguimiento ya empezaba a mostrar ciertos síntomas de decadencia. A partir de esto, la serie creada por Jay Carson -aunque Apple le sustituyó por Kerry Ehrin mucho antes de que la serie fuese la que ha llegado a ser- va siempre a la yugular, exteriorizando de la forma más explícita posible lo que pasa por la cabeza de sus personajes.
Habrá quien no vea nada negativo en este punto, pero resta credibilidad a la serie. En la intimidad uno puede entender que actúen de esa forma, pero cuando lo hacen en todo momento, incluso estando acompañado por otros personajes que podrían afectar de forma negativa a sus acciones, la serie sigue igual. En este caso no estamos ante un ejemplo de consistencia en la forma de ser de sus personajes, ya que más bien parece una forma de dar a los protagonistas el mayor arsenal posible para lucirse sin importar las consecuencias.
A su manera, ‘The Morning Show’ parece haber dado por buenas muchas de las lecciones estilísticas de ‘The Newsroom’, la serie creada por Aaron Sorkin cuyo tibio recibimiento le llevó a anunciar su retirada de la pequeña pantalla. No obstante, donde allí se potenciaba lo aleccionador, ofreciendo una visión un tanto ingenua de este mundo, aquí se opta por el conflicto, los puñales por la espalda y la confrontación.
Esto lleva a que la forma de actuar de algunos personajes llegue a resultar un tanto errática -actuando a arreones en lugar de siguiendo una lógica interna que los haya definido hasta ese momento-, algo que tiene su sentido en el caso de Carell, ya que no termina de saber cómo hacer frente a unas acusaciones que considera injustas -una de las mejores escenas de estos cinco primeros episodios es la que comparte con Martin Short, un depredador sexual reconocido mientras él se resiste a asumir esa etiqueta-, pero no con los demás.
La importancia de las estrellas
Lo normal hubiese sido que todo esto destrozase la serie hasta tal punto que sería no ya imposible tomárselo en serio -presentada de otra forma podría haber sido un drama televisivo apasionante que entrase de lleno en un tema de candente actualidad-, sino simplemente disfrutar con ella, pero es ahí donde contar con un reparto de tal nivel resulta decisivo para evitarlo. No voy a decir que se trata de las mejores actuaciones de ninguno de los actores, pero sí que todos ellos abrazan las peculiaridades de sus personajes y les imprimen un saber estar que lleva a que simplemente queramos saber cómo va a continuar ‘The Morning Show’.
Y es que puede que el cine cada vez valore menos la importancia de contar con verdaderas estrellas al frente del reparto -ahora pesa más la franquicia, sobre todo si se trata de cine de superhéroes-, pero ‘The Morning Show’ demuestra que puedes confiar en ellas para sacar a flote un material cuestionable. Tampoco es que hagan milagros -la relación entre los personajes de Aniston y Carell está siguiendo unos caminos difíciles de asumir incluso dentro de un ecosistema tan peculiar como el de esta serie-, pero su sabe restar y la convicción que aportan ayuda a que uno se deje llevar hasta cierto punto.
Lo curioso es que visualmente sí está más cerca de conseguir ese componente de entretenimiento de lujo pero con algo de mensaje que ‘The Morning Show’ busca en los guiones sin saber muy bien cómo conseguirlo. No es que sea memorable en ese punto, pero Mimi Leder logra unir con acierto unas inquietudes que parecen mas propias de una serie ambiciosa de netowrk de hace unos años con la realidad actual, en la que las producciones de streaming van camino de dejar obsoleto el sistema tradicional televisivo.
En resumidas cuentas
‘The Morning Show’ podría haber sido un desastre de no contar con el reparto que tiene, pero ellos evitan que se convierta en un accidente a punto de ocurrir del que no puedes apartar la vista. También Aniston, Witherspoon y Carell son los que consiguen engancharte y que pases por alto sus obvias limitaciones. Al menos por ahora, ya que tengo mis dudas de que su salta de sutileza no acabe siendo una pega que también afecte al atractivo de sus estrellas.
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