Sigue en buena forma la temporada 3
El regreso de Din Djarin y Grodu con la temporada 3 de 'The Mandalorian' arrancó con 'El apóstata', un episodio bastante entretenido en el que el personaje de Pedro Pascal iniciaba su camino hacia la redención. Los responsables de la serie de Disney+ ya habían dejado claro durante la campaña promocional que esta entrega de la serie iba a centrarse en el universo de Mandalore y el segundo capítulo también ha ido en esa dirección.
Cuidado con los spoilers a partir de aquí.
Rumbo a Mandalore
Tras una simpática reaparición de Peli Motto (Amy Sedaris), quien no duda en engatusar a Din para que se lleve un droide en un estado de lo más cuestionable -aunque al menos a él le acaba avisando a última hora de ello, porque a sus otros clientes simplemente les engaña-, la serie viaja a Mandalore para ver si su protagonista puede encontrar allí una redención por romper el credo de los suyos.
Una vez allí, Rachel Morrison -directora de fotografía de títulos como 'Mudbound' o 'Black Panther' que también tiene experiencia televisiva al haber realizado episodios para series como 'Quantico' o 'American Crime Story'- tiene la oportunidad de deleitar al espectador con una vibrante aventura de ciencia ficción que lleva a Din a enfrentarse a multitud de peligrosos.
Las aguerridas criaturas con las que va encontrándose acaban siendo demasiado para Din y solamente una heroica huida de Grogu evita una derrota irremediable. Para entonces y ha quedado quedado claro que Mandalore no está maldito, pero eso no quita que el planeta esté en un estado lamentable, muy lejos del esplendor que exhibía no hace tanto tiempo.
Todo eso ayuda a recordarnos que 'The Mandalorian' es, por encima de todo, un gran espectáculo visual y que en algunas ocasiones luce mucho mejor que la mayoría de superproducciones que nos llegan de Hollywood. Esa llegada a Mandalore con varias batallas y Grogu sacando a relucir sus poderes jedi son un buen recordatorio de ello.
Después volvemos con Bo-Katan, quien parece que definitivamente va a llenar en esta tercera temporada el vacío dejado por Cara Dune. Ningún problema por mi parte, ya que su personaje es aún más interesante y también me creo a pies juntillas que Katee Sackhoff puede patearle el culo a cualquiera desde los tiempos de 'Battlestar Galactica'.
A su manera, lo que resta de episodio es una forma de seguir mostrándonos la apatía por la que pasa su personaje -ella misma dice que "quiero estar sola" antes de ver que Grogu no ha vuelto acompañado por Din- pero también sus increíbles habilidades y que de paso transmita más información sobre Mandalore.
Ahí el episodio podría haberse vuelto expositivo de más, pero lo cierto es que sabe cómo administrar esa información extra con todo lo que va sucediendo y su efecto en los personajes. Por un lado, Din sigue empeñado en llegar hasta las aguas vivas y redimirse, mientras que Bo-Katan incluso poco menos que se toma a chufla la mitología alrededor de las mismas hasta que ese impactante final lo cambia todo para siempre.
Es evidente que esa criatura en el fondo de las aguas es uno de esos mythosaurios que hasta ahora solamente conocíamos de oídas. ¿Quizá una primera señal de que los mandalorianos están llamados a resurgir o, como mínimo, a intentarlo? Lo que sí parece claro es que eso tiene que afectar de forma clave a Bo-Katan para que intente reclamar su posición al frente de esa sociedad caída en desgracia.
Todo ello combinado con momento algo más íntimos -esas charlas de Bo-Katan con Grogu antes de rescatar a Din-, nuevos detalles alrededor de la mitología de Mandalore y una buena dosis de acción. De esta forma, el segundo episodio de la tercera temporada equilibra con acierto la necesidad de un pasatiempo efímero que entre bien por los ojos con la necesidad de seguir avanzando en el viaje de Din.
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