En plena saturación de true crime, con títulos escasamente relevantes, pese a que su producción no cesa, merece la pena reencontrarse con uno de los grandes éxitos del género de Netflix, una miniserie que ayudó a convertir los documentales sobre crímenes reales en uno de los pilares del catálogo de la plataforma. ‘The Keepers’ trataba sobre un asesinato, pero su intrincado relato iba condiciendo su investigación hacia una incendiaria denuncia de abuso sexual en la Iglesia Católica.
Los siete episodios del documental exploran el asesinato aún sin resolver desde 1969 de la hermana Cathy Cesnik, maestra de la escuela secundaria Archbishop Keough en Baltimore, Maryland. 50 años después, dos de sus exalumnas están decididas a averiguar qué sucedió y buscar justicia para su maestra, y para ellas mismas. ‘The Keepers’ llega pronto a un escándalo de abuso que duró décadas y deja suficientes evidencias para demostrar un penoso encubrimiento por parte de la Iglesia Católica.
Un relato cada vez más común que parece una versión más desconocida y sin la atención recibida por película ganadora de un Oscar ‘Spotlight’ (2015) pese a que el relato es mucho más cinematográfico, oscuro e intrincado. Y es que, si ‘The Jinx’ o ‘Making a Murderer’ se enfocaban en pocos individuos, ‘The Keepers’ teje una red inusualmente amplia de enfoques y personas implicadas, desde la escena del crimen hasta conformar una espiral masiva de conexiones implícitas, algunas sugeridas, otras incontestables pero que dejan espacios para rellenar.
De un asesinato enigmático a toda una red de pederastia
Un puzzle formado por entrevistas a personas que conocían a Cathy, policías retirados y en activo y otros individuos de interés, que dibuja un tapiz de vidas afectadas por el siniestro padre Maskell, con una serie de confesiones que destapan hechos durísimos, absolutamente repugnantes, que sucedieron en el instituto Keough, que hacen que no sepamos si es peor, que no se haya resuelto el misterio de la muerte de la Hermana Cathy o que el abusador nunca tuviera que enfrentarse a la justicia en su vida.
Algo que implementa la intensidad del relato es que aquí, los propios investigadores son las víctimas. No solo están persiguiendo al asesino al margen de la justicia para llevarlo ante la misma, sino que toda la narrativa se construye desde la perspectiva del detective, sin distancia entre los hechos contados y las pesquisas para destaparlos al público. También es un relato de mujeres antaño calladas que creen en sí mismas y a otras mujeres, y eso es lo que hace que consigan hacer salir de debajo de las piedras a muchas más afectadas del caso Keough.
La llamada a otras voces anónimas da más pistas y deja ver una extensión inusitada, sorprendentemente silenciada que** deja en evidencia a Iglesia, policía y otras instituciones** mientras vemos que ‘The Keepers’ apunta a más de un criminal, decenas de víctimas e incluso varios detectives, periodistas, investigadores aficionados tenaces, y los propios cineastas. Cada capítulo expone nuevos personajes y saca a la luz nuevas pruebas que mueven el relato a lo largo del tiempo con paradas en los 70, los 90 y la actualidad.
La serie consigue abarcar tal superficie que deja la impresión de que hay actores principales que ni siquiera se han llegado a conocer. Hay un trabajo enorme detrás, pero el misterio y los poderes que sostienen la puerta de la verdad deja muchas incógnitas, hay cables que nunca parecen conectarse del todo y no hay una recompensa final de resolución. Pero esa ausencia de satisfacción final diferencia el documental de Netflix de otros true crime tramposos como ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’.
El significado de 'The Keepers'
A diferencia de aquella, que juega a despistar sabiendo todo de antemano, ‘The Keepers’ no quiere dejar una imagen de resolución, sino que su planteamiento es esbozar una estampa general de algo frustrante, una descripción del fracaso institucional desde la escuela, la archidiócesis de Baltimore, la policía, el FBI y la oficina del fiscal de distrito que deja una idea de la influencia y el privilegio de los poderes y cómo deja de lado no solo a las víctimas reales, sino a posibles vidas truncadas.
Hay una pequeña nota de esperanza que define el título de la serie, “Los guardianes” se refiere a los que siguen y perduran en su búsqueda, aunque tiene también el sentido opuesto, refiriéndose a las personas que guardan la información y el conocimiento de lo que sucedió y no la van a revelar al público. Todos los giros y vueltas del caso criminal, se preguntan en el fondo por qué ciertos delitos no se investigan. Las respuestas son obvias y casi no hace falta concretar, lo único que necesita son nombres y apellidos.
En el fondo, ‘The Keepers’ es un testimonio de la tenacidad y determinación de las mujeres que siguen golpeando las puertas del sistema de justicia penal incluso se les cierran en la cara una y otra vez. Una reflexión sobre la memoria y la verdad en la que contar la propia historia es la resolución del caso, una amenaza al status quo que se plantea como un avance en la propia historia. Su sola existencia es un éxito y verla no es una forma de pasar el rato, sino una información que, cuando termina, sabes que no podrías vivir sin haber conocido
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