'The Hidden Blade', otra bella historia de Yôji Yamada

'The Hidden Blade', otra bella historia de Yôji Yamada
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Munezo Katagiri, el protagonista de 'The Hidden Blade' ('Kakushi ken oni no tsume', 2004), de Yôji Yamada es un samurái que que vive con su madre, su hermana y Kie, la sirvienta de la familia, que es la alegría de la casa. Sobre la familia Katagiri se cierne un drama: poco tiempo atrás, el padre se practicó el hara-kiri. La hermana de Munezo contrae matrimonio y esto hace que Kie abandone el hogar familiar. Pasado un tiempo, la muerte de la madre aumenta la soledad de Munezo y, por ello, un encunetro casual con Kie le removerá sentimientos enterrados. Un compañero de academia de Munezo, Yaichiro Hazama, que se había marchado a Edo (Tokio), vuelve ahora a la aldea, deshonrado y encarcelado. Cuando el preso escapa, el Mayor obliga a Katagiri a que se enfrente a él, ya que es el único que le iguala en destreza, pues Hazama y Katagiri habían aprendido del mismo maestro el arte de la katana, aunque la técnica del "puñal oculto" ('The Hidden Blade') sólo se la había enseñado a Katagiri.

En cuanto a su construcción, 'The Hidden Blade' es menos compacta que las otras dos de la trilogía: 'El ocaso del samurái' y 'Love and Honor'. Se desfonda más de tiempo, baja la intensidad en algunos momentos, presenta de forma menos clara en su inicio quién es el protagonista, tiene algunas elipsis en las que los elementos no narrados se suplen con voz en off y plantea algunos de los conflictos más interesantes muy hacia el final. Los personajes quizá son menos entrañables desde un principio que en la última de las que se han estrenado: 'Love and Honor', que podría decir que es mi favorita, aunque las tres me parecen bellísimas.

Sin embargo, estas diferencias no hacen que 'The Hidden Blade' sea un peor trabajo, ya que la historia que cuenta es igual de hermosa o incluso más, logra una emoción aún mayor en su final, y tiene una repercusión moral que funciona a más niveles. La trama de amor imposible entre Munezo Katagi y Kie, llena de sentimientos ocultos y de barreras sociales que impiden la felicidad, me recuerda a la que viven los protagonistas de 'Lo que queda del día', ese magistral libro de Kazuo Ishiguro que llevó a la gran pantalla con gran acierto James Ivory en la que sin duda es su mejor película: 'The Remains of the Day' (1993).

'The Hidden Blade' está rodada de forma muy sobria y en esta sencillez es donde está su mayor grandeza. Yamada sostiene durante largo tiempo los planos abiertos para dejar respirar pro sí solos a los momentos más dramáticos (SPOILER: muerte del Mayor FIN DEL SPOILER).

En las tres obras que componen la trilogía, Yamada critica la obediencia al código de honor de los samuráis, llamado Bushido. En ésta profundiza aún más cuando demuestra el absurdo de la obediencia de los luchadores no sólo por sí mismo, sino además porque los señores a los que los samuráis deben obediencia no cumplen la más mínima norma de lealtad u honor. Esto se representa en el suicidio del padre del protagonista, que ya ha ocurrido cuando comienza el film, y en los acontecimientos que sucederán al final.

Además de cuestionar el Bushido, 'The Hidden Blade' demuestra lo positivo de la apertura hacia Occidente, con la introducción de la tecnología y las estrategias inglesas, de la misma forma en la que lo hace 'El árbol que da sombra', de Osamu Tezuka, con la medicina "holandesa". Estamos a mediados del siglo XIX y Japón está pasando por una época de transición que prácticamente le llevará de la Edad Media a ser el país más avanzado del globo. Uniendo ambas críticas, presenta la paradoja SPOILERS de que Hazama haya sido condenado por traidor a causa de trabar amistad con los extranjeros y de que sea precisamente con armas occidentales con lo que es ejecutado. FIN DEL SPOILER. A diferencia de las otras dos películas, se añade una crítica social más en 'The Hidden Blade': la de costumbres arcaicas como la diferencias entre las castas.

'The Hidden Blade' es, con todo ello, una preciosa historia que desnuda el alma de sus personajes como pocos films consiguen, que emociona sin duda a la vez que deja clara la idea del absurdo de la cerrazón que vivía Japón en aquella época. Es especialmente buena su parte final, en la que todas las emociones crecen y en la que se destapan los conflictos que habían estado latentes.

Más información en Blogdecine sobre Yôji Yamada.

En Blogdecine | Crítica de Alberto Abuín sobre 'The Hidden Blade'.

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