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Michel Gondry nos trae ‘The Green Hornet’, una comedia de superhéroes que se centra en estudiar la figura del compinche —sidekick—, al mismo tiempo que rinde homenaje a todo el cine de este género de hace ya tantas décadas que si nos remontamos a esa época podemos hablar tranquilamente de retro.
Seth Rogen, Jay Chou, Cameron Diaz, Christoph Waltz, James Franco, Edward Furlong, Edward James Olmos y Tom Wilkinson protagonizan esta aventura de un joven y rico heredero que se aburre tanto al tenerlo todo en la vida que decide combatir el crimen. Y como la fortuna de este chaval no reside solo en el dinero, sino también en la suerte, resultará que Kato, el antiguo mecánico de los coches de su padre, además de preparar deliciosos cafés con crema, es experto en artes marciales. Utilizando la agilidad de este hombre y el cerebro de su nueva ayudante, Britt Reid formará un equipo perfecto sin darse cuenta de que él es quien menos pinta en la cuadrilla.
El guion de Seth Rogen y Evan Goldberg está basado en el personaje que George W. Trendle creó en los años treinta para novelas baratas —pulp—. Desde entonces, ha habido varias versiones radiofónicas y televisivas. La que se emitió entre 1966 y 1967, ‘El avispón verde’, contaba con Bruce Lee en el papel de Kato. Este personaje había sido ya parodiado en las películas de ‘La pantera rosa’, de Blake Edwards, quien fue acusado pocos años antes de incluir un estereotipo racista asiático en el personaje de Mickey Rooney, Mr. Yunioshi, en ‘Desayuno con diamantes’.
La estética Gondry aplicada a los superhéroes
La imaginación visual de Gondry y sus vastos conocimientos en postproducción lo convierten en uno de los realizadores que más puede deslumbrarnos con conceptos visuales, tanto en sus largometrajes, como sus videoclips o su trabajo publicitario. ‘The Green Hornet’, sin embargo, no plantea grandes novedades. El director francés recicla, en las secuencias de acción, efectos vistos en sus videoclips para White Stripes o Chemical Brothers —la repetición de un objeto en un mismo plano— que funcionan especialmente bien para el 3D.
Quizá lo más novedoso sea una secuencia en pantalla partida en la que se procede creando un plano a través de dos encuadres —dos cámaras enfocando lo mismo—. En un momento dado, aparece una línea divisoria negra sobre dicha imagen. Acto seguido, una mitad del encuadre comienza a generar un nuevo movimiento de cámara que se separa de la acción anterior. Conceptualmente simple y exquisitamente ejecutado.
Esta falta de hincapié a la hora de trufar la película de efectos en realidad juega muy a favor de ‘The Green Hornet’. Gondry limita su arsenal estético a momentos muy específicos —secuencias de pelea, flashbacks explicativos, secuencias de montaje— y decide no experimentos visuales allá donde la historia no los requiere. Gracias a eso, el desarrollo argumental es fluido y la película puede verse, con ojos profanos, como cualquier otra del género.
Hay quienes acusan a Gondry de haber perdido su esencia, pero lo entiendo más como la versatilidad de alguien que sabe amoldarse al proyecto para el que está trabajando, en lugar de imponerse a él —ya que, para aplastarlo, mejor sería no elegir un film de superhéroes—.
La divertida historia de una amistad
La trama de la mafia rusa no es más que una excusa —un McGuffin, si queréis— para contarnos lo que «es el comienzo de una hermosa amistad». Kato y Britt Reid, el avispón verde, descubren que se necesitan el uno al otro y desarrollar un amor mutuo que raya la gaycidad. Es decir, el guion pone por fin las cartas sobre la mesa acerca de una relación que se ha mostrado en la ficción en infinidad de ocasiones.
Al mismo tiempo, sirve de reivindicación de los apenas reconocidos compañeros que han estado siempre a la sombra de los principales. Lo más importante para los autores es la humanidad detrás del superhéroe.
Todo esto está contado con grandes dosis de humor en forma tanto de chistes completos, como de referencia paródica que, sin llegar al spoof, recuerda la cutrez de algunas producciones superheroicas de los años ’60 y ’70.
Una banda sonora que incluye a algunos de los conocidos de Gondry y a otros buenos músicos se suma a los alicientes del conjunto entre los que, por no dejar nada fuera, también podemos contar la contemplación de bellísimos coches deportivos.
Actores
Aunque Seth Rogen aporta simpatía, quien consigue mostrarse entrañable ante el espectador es Jay Chou, con una interpretación similar a la de John Cho como Harold Lee en ’2 colgaos muy fumaos’. Su aparente indiferencia lo dice todo y sirve para provocar que el protagonista se exprese y progrese como ser humano.
Christoph Waltz demostró su grandeza en ‘Malditos bastardos’ y en esta ocasión quiere emular al personaje de Hans Landa: cruel, inteligente, calculador… Sin embargo, su interpretación en ‘The Green Hornet’ funciona porque conocemos la que hizo para Tarantino y entramos en su primera escena viendo, más que a un personaje nuevo, a nuestro viejo conocido y esperando de él el comportamiento de Landa. Hacia el final, Chudnofsky se va de las manos, más de los guionistas que de Waltz, y se torna ridículo y blando, pero su primer diálogo está sembrado.
Conclusión
Un guion distraído, actores competentes y un realizador que puede hacer lo que le dé la gana con la imagen consiguen que ‘The Green Hornet’ esté bien en varios frentes. Así, nos hallamos ante una divertida propuesta que por fin nos va a sacar del hastío de tanto cine del que podemos decir que malo no es, pero que tampoco nos entusiasma. Gracias a la maestría estética de Michel Gondry, el film, además de tener comicidad y ser entretenido, se convierta en una gozada visual.
Mi puntuación: