Apostar por Antoine Fuqua al ponerle al frente de un thriller de acción es hacerlo a caballo ganador. El realizador norteamericano continúa sin decepcionar 20 años después de su estimable debut con 'Asesinos de reemplazo' en 1998, demostrando una y otra vez su buena mano para las historias más testosterónicas como bien ha demostrado en trabajos como 'Bait', 'Shooter: El tirador' o la reciente y reivindicable 'Los siete magníficos'.
No obstante, de entre todos sus largometrajes, el que continúa brillando con la misma fuerza que en ya lejano 2001 en que se estrenó es el intachable 'Día de entrenamiento': policíaco que hizo ganar a Denzel Washington el Oscar a mejor actor principal y que supondría la primera de sus tres colaboraciones con Fuqua, quien le ha convertido como el nuevo action hero entrado en años en la fantástica 'El protector' y en su aún mejor secuela 'The Equalizer 2'.
Observando en conjunto a ambas partes de la bilogía 'The Equalizer', puede percibirse en ella el mismo patrón presente en algunas franquicias de superhéroes. Esto consiste en ofrecer una primera entrega que no termina de despegar, centrando gran parte de sus esfuerzos en presentarnos al héroe, su mundo y su statu quo para, ya en la continuación, explotar lo ya establecido en un proyecto más ambicioso, completo, personal y encarrilado con mayor precisión.
'The Equalizer 2', totalmente continuista en cuanto a fórmula y estilo se refiere, ofrece notables mejoras respecto a su predecesora, centradas especialmente en el fantástico tratamiento de su protagonista. En esta ocasión, la trama invita a establecer una conexión más personal y humana con un Robert McCall que continúa derrochando carisma proyectado a través de un Denzel Washington soberbio que actúa con el piloto automático encendido; reafirmando la cinta como uno de esos ejercicios de acción en los que el personaje prevalece sobre la pólvora y el caos.
Esto último queda patente al centrar la atención sobre la dirección de un Antoine Fuqua que se toma su tiempo para asegurarse de que cada giro y cada decisión importe, dilatando el metraje hasta unas ajustadas dos horas en las que se ahonda en la psique, la rutina y las heridas abiertas de McCall; relegando las salvajes y contundentes secuencias de acción marca de la casa que salpimentan el conjunto a un segundo plano.
Con una sensación de crescendo constante, destilada a través de su cocción a fuego lento, 'The Equalizer 2' anticipa una auténtica tormenta —tan literal como metafórica— que atrapa sin concesiones al respetable hasta que explota en una set piece asombrosa que transforma el tercer acto del filme en una suerte de spaghetti western urbano que clausura por todo lo alto un relato prácticamente redondo.
'The Equalizer 2' supera ampliamente a su predecesora en múltiples aspectos, puliendo las virtudes ya presentes en la primera entrega para dar forma a un entretenimiento de primera categoría. Con unos personajes que importan y con los que la empatía surge de un modo instantáneo y natural, con una acción espectacular, violenta e inteligentemente dosificada, y con un Denzel Washington intachable, lo único que puede pedírsele a lo último de Antoine Fuqua es que continúe con una nueva entrega que cierre por todo lo alto una potencial trilogía inesperadamente satisfactoria.
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