Uno de los creadores de 'Jackass', Jeff Tremaine, aborda su primer largometraje alejado de sus compañeros habituales con un divertido, emotivo y eficaz biopic sobre una de las bandas más cafres del rock, Mötley Crüe.
Los trapos sucios
No era sencilla la faena de llevar a la pantalla las correrías, desventuras, tragedias y el infinito listado de situaciones comprometidas vividas por estos cuatro personajes entre principios de los 80 y finales de los 2000.
Drogas, alcohol, mujeres, traiciones, enfermedades y muertes dolorosas pintaron de carmesí la historia de la banda angelina formada por algunos de los rockeros con nombres más molones de la historia del glam: Nikki Sixx, Tommy Lee, Mick Mars y Vince Neil.
El prólogo lo advierte: esto será rápido, dolerá y será la recreación más o menos fiel de la necedad eterna (y cuando no lo sea te lo dirán) de cuatro tíos que se encontraron con el éxito y no supieron decir no a pesar de vivir en la época del contestar con una negativa a cualquier ofrecimiento narcótico.
Desde los castings en busca de un guitarrista hasta la resurrección fraternal, la vida de Mötley Crüe llegó a una nueva oleada de receptores con el lanzamiento de 'Los trapos sucios', una de las memorias más alucinantes sobre el rock jamás escritas y que en España editó Es Pop Ediciones en su momento.
Poner en imágenes semejante confesionario barriobajero y traicionero no era tarea fácil, pero Tremaine tiene una amplísima experiencia en lidiar con gente que tiene claro que no le importa dejar de vivir en cualquier momento, así que se limita a poner la cámara en su sitio y a que ésta tenga química con su reparto. Misión cumplida.
Colega, dónde está mi droga
Blandas, duras, aspirables o inyectables, los cuatro jinetes rockeros del apocalipsis no supieron manejar todas las sustancias que cayeron en sus manos, pero lejos de avergonzarse y tratar de ocultarlo, sacan pecho y consiguen revivir algunos momentos tan delirantes como las "redecoraciones" de los hoteles, su encuentro piscinero con Ozzy Osbourne, las falsas redenciones y las tragedias que sacudieron sus vidas.
Al contrario que en el último biopic-rock que llegó a nuestras salas y que terminó llevándose algún premio de más, aquí no hay tiempo para el edulcorante. Si alguien muere, va a la cárcel, cae en las drogas de la peor manera o traiciona a su pareja o compañero de armas, la cosa se cuenta.
Del ambiente a favor de obra se aprovecha un estupendo y acertado reparto que recrea con gracia a los miembros reales de una banda que nadie tomó nunca en serio. Tal vez por aquello de las pintas y el estilo nunca nadie se acuerda de ellos, pero Mötley Crüe siempre ha sabido salir a flote, ya fuera por un reencuentro privado, el clásico vídeo porno que grabas en vacaciones y sale a la luz o que alguien haga una película sobre tu vida. Claro está, algo así o lo haces tú mismo o no lo hace nadie. Al menos salió bien.
Ver 2 comentarios