Ocho desconocidos llegan a una casa para participar en un reality social. Hasta aquí todo normal pero he aquí el giro: no se van a ver ni escuchar, solo conocerán su imagen de perfil e interactuarán a través de una pantalla de chat. Esa es la premisa de 'The Circle', formato original de Channel 4, que Netflix ha adaptado para nuestro deleite.
Y, cuando digo deleite, permitidme que os confiese que con sus ocho primeros episodios vistos (los publicados hasta el momento), este reality me está dando la vida en este comienzo de 2020.
El reality comienza como cualquier otro: con las presentaciones de las normas, los jugadores y el aviso de que habrá concursantes impostores (catfish en inglés), que no son quienes dicen que son. Esta sombra de sospecha será un factor a la hora de confiar en los demás y puntuar (la primera fase del "bloqueo", es decir, la expulsión).
Un reality que no sabíamos que necesitábamos
Ya desde el principio van fuerte. La primera puntuación se hace justo después de conocer los perfiles (foto y estado) de cada jugador, por lo que el juicio es inmediato. Un factor sorpresa que, evidentemente, solo pasará la primera vez en la edición.
Como es habitual, hay dos claves que ayudan mucho a que un reality funcione: el casting y el montaje. En 'The Circle' las dos cosas están perfectamente combinadas, sobre todo los pertenecientes al primer grupo de ocho concursantes originales (personajazos), que logran seguir siendo interesantes y relevantes a pesar del flujo de nuevos jugadores (por cada expulsión hay una reincorporación en estos primeros episodios).
Y, por supuesto, el montaje. Es una edición limpia, directa, sin apenas paja eligiendo los mejores momentos y terminando cada episodio en lo más alto. Cada conversación es oro y las reacciones, elucubraciones (y cagadas, sí) resultan fascinantes.
Más allá de la consabida moralina del "yo en persona vs yo en redes sociales" y la autenticidad (que sí, sale bastante a menudo), lo más apasionante de 'The Circle' es el hecho de que representa por completo a los usuarios de redes sociales. Ya sea los más activos o los que los usamos algo menos, podremos reconocernos en ciertas actitudes de los concursantes. Y si no es a nosotros, seguro que a algún amigo o amiga.
De hecho es un concurso que habla de las relaciones de los millenials y de la inmediatamente siguiente generación. Los que hablamos casi más con el móvil que de viva voz, los que analizamos las nuevas fotos, quien no se contenta con subir cualquier cosa, los que se fijan (fijamos) en quién le da me gusta a qué y notan al segundo cuándo alguien se ha cambiado la del whatsapp. Todo un espectáculo, señores.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 4 Comentarios