Como aficionado al mundo de los fogones, y aún más al acto de comer prácticamente cualquier tipo de plato que me pongan delante, el mundo catódico —en el que incluyo las plataformas de streaming— se ha convertido en uno de los lugares idóneos a los que acudir para encontrar contenido tan variado como interesante después del boom de producciones culinarias que hemos experimentado en los últimos años y que parece lejos de deshincharse.
Más allá de los populares formatos concurso como ‘Master Chef’, ‘Nailed It’ o el frenético ‘Cocina en el supermercado’, de apuestas más documentales como ‘Chef’s Table’, y de rarezas como ‘Los fogones tradicionales’ —cuyos niveles de adicción son inversamente proporcionales a sus valores audiovisuales—, existe un abanico inmenso de propuestas con las que satisfacer los que, para un servidor, son los dos requisitos clave que debe cumplir este tipo de contenido: enseñar y entretener.
Dentro de este sobresaturado mercado, Netflix ha vuelto a apostar por la cocina televisiva con ‘The Chef Show’, una irregular serie compuesta por ocho episodios de media hora de duración conducida por Jon Favreau —‘Iron Man’, ‘El libro de la selva’—, que se queda a medio camino en sus voluntades didácticas y lúdicas, pero que logra salir a flote gracias a un repertorio de invitados especiales que sirven como aderezo perfecto a un plato ciertamente insípido.
Más que un programa de cocina, un programa de gente cocinando
‘The Chef Show’ nace de ‘Chef’; la “dramedia” familiar escrita, dirigida y protagonizada por el propio Favreau en 2014, que narraba la historia de un cocinero que decide introducirse en el negocio de los food trucks después de perder su empleo. Una cinta irregular en términos cinematográficos, pero que mostró un gran empeño a la hora de representar con la mayor exactitud posible las técnicas profesionales y los entresijos del oficio.
Para esto, el realizador se alió con el chef coreano-americano Roy Choi, quien terminó coproduciendo el filme tras empezar como asesor, entrenando a Favreau, supervisando los platos y creando los famosos sandwiches cubanos. Cuatro años después, la relación entre ambos terminó trascendiendo lo profesional y ha derivado en la serie que nos ocupa, en la que el dúo repasa las recetas más populares de ‘Chef’ y visita diversos restaurantes en compañía de un buen número de estrellas invitadas.
Como programa de cocina al uso, podéis ir olvidándoos de aprender recetas que poner en práctica en vuestras casas con ‘The Chef Show’, porque más que un programa de cocina, podríamos decir que es un programa de gente cocinando. Atrás quedan, pues, las instrucciones precisas, las cantidades que añadir de los ingredientes o los tiempos de cocinado, limitándose a mostrar una sinfonía de planos y movimientos realmente llamativa, engalanada por comentarios que aportan cierto background sobre el plato que se está cocinando.
Y entonces es cuando entra en juego el verdadero reclamo de la serie: los invitados. Un valor añadido esporádico —gran parte del metraje se centra únicamente en Choi y Favreau rememorando el rodaje de ‘Chef’ entre fogones— que en ocasiones funciona a las mil maravillas, con participaciones proactivas y que aportan al conjunto, mientras otras convierten ‘The Chef Show’ en una versión glamurosa de ‘Mi casa es la tuya’.
En una cara de la moneda están la sosa —por desaprovechada— intervención de Gwyneth Paltrow, que tan sólo nos deja un par de guiños sobre su participación en el Universo Marvel mientras dan a luz un plato llamado “Pepper Pot”, o la anecdótica charla con Robert Downey Jr., Kevin Feige y compañía; elevándose considerablemente el nivel con colaboraciones como las de Andrew Rea —responsable del recomendable canal de YouTube Bining with Babish— o David Chang —restaurador y creador de ‘Ugly Delicious’, también disponible en Netflix—.
Aunque el guest star al que se saca más partido de todos los que circulan por ‘The Chef Show’ sea el siempre interesante Robert Rodriguez; protagonista del primer segmento de un quinto episodio en el que la producción alcanza su punto álgido de calidad. En la cocina del texano, Favreau y Choi aprenden a hacer pizzas “a la Rodriguez” —alucinante la cocina con horno de leña que tiene el cineasta— mientras mantienen una discusión sobre la creatividad y sus carreras que hará las delicias de los espectadores más cinéfilos.
Complementando esta experiencia, el quinto segmento cierra con un genial circuito a través de los food trucks más reputados de Los Ángeles que captura la verdadera esencia del largometraje original que sirve como pretexto al show. Pasaje que, además de hacer salivar hasta al menos glotón de los televidentes, invita a pensar en cómo es posible que los presentadores no reventasen después de engullir semejante cantidad de tacos, perritos calientes, hamburguesas y helados.
Con un cuidado por la factura técnica impropio de este tipo de formatos y con un montaje ágil y dinámico —precipitado en el caso de que queramos tomar nota de los pasos a seguir para aumentar nuestro repertorio de recetas—, ‘The Chef Show’ adolece de una inconsistencia algo molesta, con grandes altibajos en lo que respecta a su capacidad para entretener, impulsada por la carencia de una estructura prefijada en todos sus episodios.
Como rareza complementaria a la ‘Chef’ original y como excusa para ver a Jon Favreau —y amigos— batallando con sartenes, cuchillos y cazuelas, estamos un tentempié que tener en cuenta para picotear en ratos libres; pero ni los amantes de la cocina que busquen aumentar sus conocimientos, ni los aficionados al documental gastronómico de mayor profundidad, encontrarán en ‘The Chef Show’ un menú que sacie sus necesidades.
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