Un episodio con un par de cameos interesantes y una resolución a la trama de Brendok que abre la puerta a más
Llegamos al final y nuestras sospechas de que esto no terminaban de cerrar 'The Acolyte' en sus ocho episodios han resultado ser cierta. Y es que, si bien no voy a adelantar acontecimientos en estas primeras líneas, parece claro que la serie de Star Wars está pidiendo una temporada 2 a gritos.
Por cierto, a partir de aquí, spoilers de 'The Acolyte', el episodio 1x08 de 'The Acolyte'.
Tras la pausa de la semana pasada con ese episodio flashback tan decepcionante (por su planteamiento), es la hora de la confrontación final. Por un lado, una Mae (Amandla Stenberg) conocedora de la verdad logra escaparse de los amarres a los que le ha sometido Sol (Lee Jung-jae), quien ha puesto rumbo a Brendok para poner fin a este aciago capítulo de su vida y aclararlo todo con Vernestra (Rebecca Henderson) y compañía.
Poderes oscuros
No serán los únicos, por supuesto, que vayan a poner rumbo al planeta donde empezó todo. Al igual que con el jedi, volvemos justo después del episodio 6, con Osha poniéndose el casco. Ante la mirada de Qimir (Manny Jacinto) esta está sufriendo, algo malo está pasando y Qimir intenta quitarle el casco... pero se ve poseído de un modo similar a Torbin por parte de Aniseya.
Finalmente, cuando logra quitarle el casco Osha le confiesa que ha tenido una visión en la que Mae mata a Sol... sin armas. Será entonces cuando ambos partan hacia Brendok bajo la mirada de Darth Plagueis. Se confirma así la rumoreada presencia del villano sith que, por cierto, hasta ahora solo había sido mencionado en pantalla.
Mientras, en Coruscant, Vernestra tiene una visita no demasiado agradable: la del senador Rayencourt (David Harewood), quien es un claro detractor de la Orden jedi y está impulsando un órgano de control externo. Sus argumentos son claros: se acogen a sus códigos pseudorreligiosos, tienen poder sin parangón y sin "regulación", afirman que controlan las emociones cuando todos sabemos que no.
Para él, es solo cuestión de tiempo que alguno haga chas y se cargue a todo el mundo... y, como se dice, ¿quién vigila a los vigilantes? La verdad, casi da un poco de pena que hasta ahora no aparezca porque, si bien son temas que aparecen a lo largo de esta serie (y, reconozcámoslo, a lo largo y ancho de toda la franquicia) el verbalizarlo de forma tan clara ayuda bastante a poner más en contexto la situación sociopolítica y la influencia de los jedis en esta época.
De vuelta a Brendok, el episodio prosigue con el enfrentamiento definitivo entre Sol y Qimir en el lugar de los hechos: la sede del cónclave de brujas. Un duelo de sables de luz que está a la altura (o, de hecho incluso la supera) de la que vimos en el episodio 5. Un duelo que conduce al momento definitivo de la verdad, con Sol afirmando una y otra vez que hizo lo correcto aquella noche de hace 16 años.
La mala fortuna hace que le escuche Osha quien, en un giro de acontecimientos, asfixia a su exmaestro, incapaz de justificar sus acciones. Finalmente, el jedi acepta su destino y muere. El lado oscuro parece haberse hecho con ella y resulta que es bastante más poderosa de lo que se nos había estado contando a lo largo de toda la serie.
Es verdad que es algo que nos puede chocar pero que se explica muy sencillamente: toda la vida Osha ha tenido otras inquietudes, pero su poder es igual que el de Mae. Porque son la misma persona a todos los efectos. Por cierto, un detalle curioso y muy "star warsie": la rabia de Osha es tal que transpira en el cristal roto del sable de Sol... tiñendo de rojo su luz. Es la confirmación de su paso al lado oscuro.
Es en estos últimos minutos donde la serie se pone en modo "por esto necesitamos temporada 2". En lo que todo esto ocurre, Vernestra llega al planeta y nada más aterrizar reconoce con su "jedi-radar" al Extraño, quien corre a cubrirse la cabeza con su casco (esto, de algún modo, explica las cicatrices de Qimir). Hay que irse antes de que lleguen los jedi. Con el maestro de Mae esfumado, las gemelas también escapan vía los túneles por los que Mae logró sobrevivir.
En lo que Vernestra llega al sitio y encuentra el cuerpo de Sol (y percibe lo que ha pasado), las muchachas llegan al árbol bunta, donde se reconcilian. En ese momento llega Qimir y deciden lo que va a suceder después: Osha va a acceder a entrenar con el Extraño... pero deben borrar la memoria de Mae para eliminar su rastro. Finalmente, una Mae desmemoriada es detenida (sin saber por qué) y llevada a Coruscant.
El epílogo de la temporada tiene algo de miga. Vernestra se encarga de hacer control de daños y le carga los muertos a Sol, lo que parece satisfacer, de momento a la comisión del senado. Después, pide a Mae que le ayude a localizar a Qimir, quien resulta ser un antiguo discípulo suyo... para finalmente ir a pedir ayuda o consejo nada menos que a Yoda, al que vemos solo de espaldas.
Termina así lo que está claro que ha sido una primera temporada de una serie que, si bien ha ido de más a menos (creo que fue in crescendo hasta el episodio 5 y luego cae) ha demostrado que se puede hacer una buena historia de Star Wars saliéndose de una vez por todas de las convenciones habituales de la franquicia. Puede que el resultado no haya satisfecho a todos pero, la verdad, no se puede negar lo entretenido que ha sido.
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