Tras una año glorioso para el cine de terror, el 2023 no parece haber empezado con buen pie con películas como ‘M3gan’, pero el cine de género engaña, porque muchas de las películas más interesantes se estrenan sin hacer mucho ruido en las plataformas de VOD, como es el caso de ‘Efecto Nocebo’, nueva película de terror con Eva Green que ha sido dirigida por Lorcan Finnegan, el director de la pesadilla suburbana surrealista ‘Vivarium’.
‘Efecto Nocebo’ es la primera coproducción filipino-irlandesa y sigue a Eva Green como una diseñadora de ropa de éxito, con un esposo que le quiere, Félix (Mark Strong), y una hermosa hija, Roberta (Billie Gadsdon), que conforman su vida perfecta hasta que en un exitoso desfile de su última línea de ropa para niños, Christine ve a un perro sarnoso cuyas sacudidas desencadenan una grotesca lluvia de garrapatas, una de las cuales se le mete en la piel. Sin embargo, no está segura si aquello fue una alucinación o era real, una pregunta que seguirá durante la mayor parte del tiempo de la película.
Brujería folk y conciencia colonialista
8 meses después la encontramos durmiendo con un respirador, con una supuesta enfermedad no diagnosticable que hace que le requiera una inmensa energía despertarse por la mañana, una condición misteriosa que ignora si es psicosomática, o un posible efecto nocebo, es decir, lo contrario del placebo, sentir que tienes efectos secundarios de un tratamiento sin haberlo tomado. Antes de que la película tome la vía de ‘Safe’ (1995) de Todd Haynes, Green contrata a una mujer de Filipinas llamada Diana (Chai Fonacier) para que la ayude en la casa mientras se consume en el trabajo y la asistenta comienza a usar la medicina popular de su país.
Finnegan no será el director más popular del cine de terror reciente, pero, como David Bruckner, está construyendo una filmografía dedicada al género sólida, muy rica y ecléctica, aunque con sus mismos temas y obsesiones sobrevolando siempre. Es de ese tipo de autores cuya obra acaba brillando en su conjunto y su preocupación por aspectos sociales utiliza el género de una forma parecida a obras que habría escrito George A. Romero fuera de su saga zombie, al estilo de sus ‘Historias del más allá’, ‘Creepshow’ o ‘Los ojos del diablo’.
SI en ‘Vivarium’ analizaba los espacios deshumanizados de los núcleos suburbanos construidos para servir a una maquinaria del capital, que considera la propia procreación como una forma de mantener su sistema, ‘Nocebo’ examina el neocolonialismo de la cultura occidental, proponiendo una fábula de un mundo globalizado en el que los países con poder ahora invaden de forma invisible a través de la economía. La subcontratación, fabricación en países que más baratos, y explotación sin consecuencias, algo que a priori no tiene nada que ver con la trama, pero que se conecta en la tradición de ‘Maleficio’ de Stephen King o ‘Arrástrame al infierno’.
Humor negro y comentario social al estilo cómics EC
A través del juego con la identidad cultural, Finnegan utiliza el folk horror, la superstición, la magia negra y aspectos de la medicina tradicional para jugar con ideas del terror de cómics Warren o EC de toda la vida, maldiciones, crimen y castigo con alucinaciones terroríficas pero llenas de humor negro, en una sátira del mundo textil diseñada para dar pesadillas de conciencia a Inditex y otras empresas que ofrecen la posibilidad de tener poder adquisitivo a las clases medias y bajas de países occidentales a base de la explotación de otros menos avanzados.
Finnegan utiliza una dirección llena de planos aberrantes, convirtiendo un espacio familiar doméstico en un lugar extraño y desconcertante, insertando algunas escenas oníricas extraordinarias con garrapatas animatrónicas como no se habían visto desde ‘Ticks’ (1993). Los fans de Green no la van a ver en su momento más glamuroso, con los devastadores efectos de su enfermedad llevados a un adecuado histrionismo acentuado por la siniestra serenidad de Fonacier, a modo de una Mary Poppins cargada de secretos y misterios.
‘Efecto Nocebo’ juega con la experiencia del espectador en el cine de género, con gags sutiles pero hilarantes cuanto más obvios son los planes que presenta la visitante. Sin embargo, cuando se estrenó el pasado Sitges no gustó mucho porque se comentaba que era predecible. Y claro que lo es, tanto como cualquier buen episodio de ‘Historias de la Cripta’. Cuando una obra llena de ironía macabra espera que el público capte su sarcasmo no busca ser ninguna adivinanza, sino que es consciente de que lo que cuenta establece un diálogo cómplice con el espectador, tan fácil de disfrutar como un relato moral de toda la vida.
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