Antes de comenzar con el análisis de la tercera película dirigida por Terrence Malick, creo que es conveniente hablar de su música, escrita y dirigida por Hans Zimmer, un compositor para música de cine de origen alemán que se ha ganado un lugar de prestigio dentro de la industria de Hollywood, por sus composiciones poderosas y a menudo inspiradas, pues ha sabido fusionar con acierto la música más de cine “espectáculo”, con creaciones muy elaboradas.
Después de ganar el Oscar con su trabajo para ‘El rey León’, Zimmer participó en una serie de proyectos muy comerciales y de nulo interés, a los que aportó su buen hacer, pero sin llegar a ofrecer nada especial, hasta que compone la que, sencillamente, es su mejor partitura hasta el día de hoy. Hagamos un repaso a sus cortes:
‘The Coral Atoll’ (8:02)
La introducción de esta banda sonora es la introducción al mismo filme. Una magna pieza de más de ocho minutos que significa toda una declaración de intenciones. Comienza con un crescendo casi infinito, que asemeja la reverberación de una catedral sacra, aunque en realidad es un canto a la energía y la esencia de la misma Diosa Naturaleza. De ahí pasamos a unas notas sostenidas, bellísimas, de una melancolía muy vasta, tocadas con cuerdas y vientos.
Por supuesto que la gran mayoría de ellos son sintetizadores, pero Zimmer los emplea con extremo gusto, sin caer en lo obvio. El objetivo de este corte es presentarnos el paraíso en la tierra, y sus eternas posibilidades de fisura. La aparición de unas notas fúnebres, con un sintetizador menos sutil que antes, nos avisan de la presencia del mal o de la corrupción espiritual. Su tema, como otros, se presenta aquí. También se presenta el tema de la espera, con unas notas tocadas con instrumentos de viento. Sólo se presenta, luego se desarrollará con más profundidad.
‘The Lagoon’ (8:36)
Este corte es fascinante. Comienza con cánticos paganos, propios de la cultura de los aborìgenes del pacífico, en clara oposición al tono casi sacro del primer corte, para fundirse en unos sonidos muy abstractos que dan lugar al tema de la redenciòn de la película. Un tema que también es el tema de la pérdida, con una flauta absolutamente tràgica, pero con otra que la desmiente, erigiéndose en uno de los temas más esperanzadores de esta partitura.
Este será uno de los temas más fragmentados por parte de Malick, para hacer uso de él en numerosas escenas, y siempre distintas partes de él.
‘Journey to the Line’ (9:21)
Este es el tema más bello y más importante de esta película, y por extensión de todo lo que ha escrito Zimmer en su vida.
Es, a grandes rasgos, el que más “respeta” Malick, pues su uso es en dos ocasiones. En la primera corta su escucha antes de la parte culminante, y en la segunda hace uso de él hasta el final. Sin duda, gracias a este corte sublime, su película es mejor película. Además Malick lo emplea en los dos momentos más importantes: la presentación del primer escenario de guerra, y la toma del aeródromo.
El corte es un crescendo emocional indescriptible. Comienza con unas notas a cuerda, que asemejan un reloj acelerado, y con más notas de violines, ayudadas por lo que parecen trompetas, alcanza una de las cotas de paroxismo más conmovedoras de la entera historia del cine. En realidad, su razón de ser, es la de atrapar todo el dolor y toda la belleza del mundo, y convertirlas en notas musicales. Nada menos.
Música para romper el corazón. su parte final, sólo con violines, es el broche perfecto para esta pieza excepcional de arte musical.
‘Light’ (7:19)
Tras la intensidad desgarradora del anterior corte, llega uno mucho más plácido. Se instala, por tanto, un tono mucho más contemplativo. Eso sí, no exento de dolor, pues con él Zimmer quiere expresar la soledad de los soldados, y Malick lo emplea para acompañar los más oscuros pensamientos de sus personajes. Sin duda, una luz más para guiar, que para apaciguar.
‘Beam’ (3:47)
Oscurísimo corte, en clara oposición estética al anterior. Zimmer dibuja contornos y texturas casi aterradoras. Sin embargo, aún en atmósferas tan sobrecogedoras, Zimmer sabe sacar un halo de esperanza, alguna luz. Sin duda, aprendió bien qué tipo de historia quería contar Malick.
‘Air’ (2:21)
Un corte menor dentro de esta partitura, que además apenas fue usado por Malick en la película, tal como veremos en el análisis. Comienza con percusión, en un crescendo que no aporta nada a lo ya expresado en cortes precedentes.
‘Stone in my Heart’ (4:30)
Otro corte menor, pero que desarrolla el tema de la redención desde un punto de vista más dinámico. En realidad, no es más que una variación de este tema.
‘The Village’ (5:52)
Tema mucho más elaborado e importante que los anteriores, que incide en un tono abiertamente elegíaco en la temática de esperanza y redención en la naturaleza, ya apuntada en cortes como ‘The Lagoon’. Es un corte que Malick emplea abundantemente, sobre todo su parte final, en la película, porque le sirve para elaborar, de manera muy efectiva, el punto de vista de redención de sus personajes.
‘Silence’ (5:05)
Tema que coge parte de las notas para ‘Journey to the Line’, y lo que significan de locura en la guerra, para darles otra textura: la de la desesperación, la de la decisión de seguir o no viviendo. Pero desde luego con una óptica mucho más oscura.
‘God Yu Tekem Laef Blong Mi’ (2:06)
Pieza capital para comprender la película, interpretada por los aborígenes de las islas Solomon. Está cantada en “pidgin-english”, con lo que el vocabulario británico está ligeramente alterado. El título de esta canción en concreto, sería algo como ‘God you take my life’, es decir, Dios llévate mi alma.
Muy diferente a todo lo propuesto por Zimmer, se engarza sin embargon con gran perfección con el tono de lo que quiere contar Malick. Insuperable.
‘Sit Back and Relax’ (2:06)
Corte circunstancial y sin interés, sin apenas presencia en la película, y que no fue firmado por Zimmer.
Conclusión
Estos son los 11 cortes de la película, con sus luces y sus sombras. Quizá sea, en algunos de sus pasajes, la más bella música con la que ha contado jamás Malick para una de sus películas. En cualquier caso, ahora queda hablar de su trabajo, y haremos referencia a estos temas, pues de otra forma el análisis quedaría incompleto.