Había gente sufriendo hambre y enfermedades. Algunos estaban con la lengua colgando fuera de su boca.
-Linda
Algunos años después de su debut, Terrence Malick emprendió la realización de su segunda película como director, de la que sería, también, el autor en solitario del guión. Este aspecto es bastante importante, y muy poca gente lo ha señalado, que sea siempre el autor en solitario de sus guiones. Y es importante porque su trabajo literario previo es, en sí mismo, susceptible de ser analizado estéticamente, al conformar un compendio de ideas, investigaciones históricas, estructuras filosóficas, inquietudes ecológica y espirituales.
Es decir, el guión es un primer nivel que, aunque este director a menudo “fusila” en el transcurso de sus rodajes, otorgándole nuevas formas y estructuras, se convierte en la base sobre la que se sustentan otros niveles. Parece que siempre debiera ser así, pero no hay tantos directores con este poderosísimo sentido visual que, además, tengan tan presente la palabra como imagen en sí misma. ‘Días del cielo’ no es un itinerario suicida como ‘Malas Tierras’, sino un relato lírico y aparentemente estático sobre las miserias de la pobreza.
Amantes y hermanos
Los títulos de crédito de esta película ya son una declaración de principios, estética y filosóficamente. Imágenes auténticas de la época (Chicago, 1916, aunque nunca se dan estos datos en la película), en las que observamos a pobres y a ricos, a los deshechos de la sociedad y a los que han medrado en ella, todo mezclado con las instantáneas de enormes edificios y construcciones que empequeñecen a la gente. De fondo, la música de Morricone le da un toque de cuento de hadas melancólico. Resulta curioso de qué forma muchos espectadores consideran a Malick ñoño o cursi, aduciendo que sus historias son amables o preciosistas, lo que demuestra cierta estrechez de miras.
Estrechez porque detrás de la mirada generosa y compasiva de Malick se encuentran unas historias que pueden calificarse de cualquier manera excepto ñoñas o amables. En esta ocasión es la historia de tres pobres diablos: Bill (Richard Gere), Abby (Brooke Adams) y Linda (Linda Manz), que huyen de la ciudad para ir a trabajar, como tantos otros vagabundos y abandonados de la sociedad, al campo, donde se convierten en mano de obra para la recolección de cosechas, cobrando un sueldo ínfimo. Pero no es una historia más descarnada que la de dos jóvenes que emprenden una carrera de asesinatos, o la de un grupo de soldados en la Segunda Guerra Mundial, o la de la destrucción mutua de dos culturas.

Una breve presentación a cada uno de los tres personajes finaliza con el motivo principal por el que el trío se va de la ciudad: el asesinato de un hombre por parte del imprevisible y siempre iracundo Bill, que en su durísimo trabajo en una fundición pierde los nervios y de un golpe furioso termina con su jefe, aunque no era su intención. La forma de dirigirlo por parte de Malick resulta tremendamente interesante. La confrontación entre ambos hombres está cortada a tajo, con la inserción violenta de planos de la fundición y del resto de trabajadores. La violencia, más que verse, se siente. Los diálogos, fracturados. Las miradas, equívocas. Comienza la voz en off de Linda en el mismo momento en que Bill descubre que le ha asesinado. Este nuevo nivel narrativo desactiva completamente el sonido ambiente, pero de alguna forma potencia la violencia trágica de esta primera escena larga.
Dice el director que si las imágenes van por un lado y la voz en off por otro, resulta algo mucho más interesante, y tiene mucha razón. Así sucede durante toda su obra, y esta película no es una excepción. La voz en off de Linda no explica las imágenes, ni la llegada de los personajes a la enorme hacienda del personaje de Sam Shepard. En lugar de eso ofrece un trenzado junto a las imágenes que las enriquece al mismo tiempo que viaja por derroteros muy lejanos a ellas, como si la mente de Linda viajase mucho más lejos de lo que esa realidad gris y triste le permite físicamente.
Así, llegan a la misteriosa casa del granjero rico, cuya arquitectura de finales del siglo XIX, con colores ocres, con su apariencia abstracta, preside los terrenos donde los vagabundos se rompen el espinazo todos los días, sin descanso. Algunos momentos de paz anteceden al trabajo duro. Una sugerente imagen, con la silueta oscura de un espantapájaros recortada contra los sembrados y el cielo ocre, llama poderosamente la atención: es la imágen totémica de este relato, pues en ella confluyen todos los temas que contiene, como si el hombre fuera un ser inerte, entre el cielo y la tierra, una silueta oscura, imperfecta, mutilada.
Malick confía plenamente en la imagen como un absoluto, no como una mera herramienta narrativa con la que construir el tiempo, sino con la que el tiempo se detiene y se vuelve sobre sí mismo, pues para él merece la pena detenerse en lo que significan y en lo que sugieren, sacrificando así la misma sustancia conque está hecha la imagen, y haciéndola levitar, literalmente, haciéndola volar sobre el suelo. La secuencia de ‘Días del cielo’ parece un sueño que flota sobre la conciencia del espectador, acosando su consciencia. Pero es un relato de una materia muy sencilla, sin dobleces. El granjero enseguida se fija en Abby, y la tragedia está servida.

Bill y Abbey no son hermanos, sino amantes, pero todo el mundo les conoce como si lo fueran. Y en cuanto el granjero se interesa por ella Bill no tiene el menor reparo en seguir mintiendo, aunque ella muestra bastantes reticencias. Ahí empieza la verdadera película, y sobre este tremendo triángulo, y el modo en que Malick lo trata, hablaremos en el próximo capítulo.
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10 comentarios
Alfredo Garcia
Con las pocas películas que ha hecho Malick, es increible la cantidad de posts que se pueden llegar a hacer sobre el. Es un director de lo mas curioso por no decir el mas curioso.
Víctor
Sin duda es un triangulo amoroso magnífico, el de esta película, es sin duda una historia de amor con tintes épicos, ambientada en las largas llanuras, todo un regalo dramático y visual para el espectador. Es una gran película, eso sí, no tiene la aura mística y lírica de Badlands (puede que sea yo, pero, creo que esa aura no se vuelve a repetir más en la obra de Malick), pero su fotografía (immenso Néstor Almendros) y la banda sonora de la vieja escuela (Morricone), hacen de esta película todo un clásico.
PD: Sam Sheperd es un actorazo, y este, uno de sus mejores papeles.
jordi1973
Y más aún sabiendo que no existe.
mrlombreeze
Una de mis 10 películas favoritas de todos los tiempos y en mi opinión la mejor película de este director. Una de las mejores fotografías que yo recuerdo. La narración de la voz en off es hipnótica. Bill es un tío sin suerte, desde luego.
Una pequeña corrección: la música de los créditos iniciales no es de Ennio Morricone (que compuso un score sensacional por otra parte), sino del compositor francés Camile Saint-Saëns. Es el "Acuario" de su "Carnaval de los animales" (que recientemente volviero a usar en el trailer de "... Benjamin Button").
underneath
No he vuelto a ver esta película desde los 10 años. Recuerdo campos de trigo y luz dorada. Rostros suaves y pasiones contenidas. Nostalgia.
Qué ganas de volver a verla.
rozenmayden
Lírica es una palabra más que adecuada para dar un acercamiento del título al contenido. Excelente, creo que sólo por ello recordaré toda una tarde a Malick con sus películas, "recordar es volver a vivir".
Pedro Mandías
Para mi la mejor pelicula de Malick.
Kubrick en castellano.
Que tal, muy interesante!
Hay detalles muy reveladores en las películas de Malick. Las fotos del inicio de créditos me recuerdan (o fueron sugeridas por) las fotos del padre de Holly, quien las observa preguntándose que hubiése sido de ella si Kit no la hubiera encontrado. Recuerdos de tiempos lejanos que se presentan también en The thin red line, cuando Witt ecuerda a su padre y él en el campo. O el espantapájaros en medio del campo, como Kit (en el afiche de la película), observando una tormenta (con relámpagos incluídos), y que se repite en Days of heaven. Siempre me he dicho, desde que conosco el trabajo de Malick, que es el mejor creador de clips musicales. Cuando veo y escucho la música de las escenas de los dos incendios, en Badlands y Days of heaven, veo los mejores clip musicales de mi vida. Malick usa la música como lo hacía Kubrick: con gran acierto.
Gran acierto de Blogdecine escribir sobre Terrence Malick. Gracias.
Erick mayen
Como Terrence Malick no hay otro, me gustan todas sus películas, y todos esos lenguajes que expresa por medio de ellas.
doctorpepper
Grandioso Malick y grandiosa dirección de fotografía de Nestor Almendros y de Haskell Wexler, que fotografió casi la mitad de la película. Creo que el estilo visual de Dias de Cielo es, a partes iguales de Malick, de Almendros y de Wexler. Echadle un vistazo a Bound for Glory, de Hal Ashby, fotografiada tambien por Wexler y vereis de qué hablo.