Ver los primeros episodios de la temporada 4 de 'En terapia' (que estrena hoy HBO España) no es que sea exactamente como viajar en el tiempo pero sí que es como ver resurgir un testimonio antiguo saliendo airoso del desafío del vaivén de los tiempos. Once años no pasan en balde y en todos estos años la evolución de la televisión ha sido impresionante.
Porque cuando esta serie se estrenó en 2008 era algo bastante inaudito. Una serie en el que cada episodio son dos personas hablando. Un paciente y un doctor en una odisea de ir al germen de los problemas. Una fórmula que se ha replicado con mayor o menor éxito y que abrió cierta tendencia a explorar más la psicología de los personajes televisivos.
En ese sentido, es bastante habitual en todos estos años encontrar series y episodios cuyos cúlmenes son esa búsqueda de la sinceridad interior, de la mente y de comprender los mecanismos de la psique.
La nueva doctora
Es por ello que ver a Uzo Aduba —como la nueva personaje titular de 'En terapia' sustituyendo a Gabriel Byrne— recibir a sus pacientes da una sensación no solo de recuperar el esquema de años ha sino de que es una cosa "ya vista". Sí, esto funciona casi como una reimaginación/reboot y en este sentido sabemos a lo que vamos, pero esta impresión causa la tentación de querer pedir más a algo con la estructura tan marcada como esta.
Que no es que esté mal. No. Al contrario. 'En terapia' ha regresado con fuerza y gracias a un torbellino llamado Brooke encarnado por Aduba. Ella sostiene la serie y te la vende por sí misma, siendo el pilar de la serie con sus tres pacientes: Eladio (un brillante Anthony Ramos), un enfermero interno con trastorno bipolar; Colin (John Benjamin Hickey), un criminal de guante blanco recién salido de la cárcel; y Laila (Quintessa Swindell) una adolescente cuya abuela tiene preocupación por su sexualidad.
Quizá lo que más podemos es la necesidad de que en cada sesión tenga que haber un gran dato revelador o un empeño de Brooke de que se dé el siguiente paso. Es en esa pelea entre ficción televisiva y la verosimilitud de una terapia psicológica real en el que la serie pide más esfuerzo en el pacto de incredulidad. Pero hay un dato a tener en cuenta y que para Jennifer Schuur y Joshua Allen (co showrunners) justifica de algún modo esto: la propia doctora está pasando por un proceso de duelo.
Pero sobre todo porque la Dra. Brooke se muestra algo más proclive a la confrontación para intentar derribar los muros defensivos de sus pacientes antes de que ellos logren derribar los suyos. Las respectivas semanas 1 de su trío de pacientes son un extraño toma y daca (sobre todo con Colin y Laila) en ese sentido.
Acomodándose a los nuevos tiempos
Al contrario que con las temporadas originales, la última sesión de la semana no es estrictamente psicológica sino que es más bien una entrada en el mundo e idas y venidas de Brooke. Este es quizás el aspecto que más cambia respecto a lo anterior sin tener en cuenta que hemos cambiado de protagonista y de ambientación.
Otro es la elección de doble capítulo en dos días consecutivos, que ya se dio en la temporada 3 y que demostró ser más agradecida a ojos del espectador que el formato de episodio diario de lunes a viernes. Estrategias de programación aparte, tengo cierta curiosidad por ver cómo funciona en medio de tantas y tantas opciones de emisión que estamos viendo en la era del streaming.
Reconozco que con esos cambios estéticos, el primer episodio cuesta un poco entrar. Más aún cuando el comienzo es extraño, con el personaje de Aduba cogiendo el teléfono a un paciente a altas horas de la noche para lo siguiente que veamos es que en vez de en persona, la sesión con dicho paciente es vía "zoom" por motivos que se irán desvelando.
Pero pronto la serie va haciéndose con nosotros y sirve como un pequeño bálsamo en una era en la que la pandemia está causando más de un estrago en nuestro día a día y nuestra salud mental. Un espejo en el que mirarnos y poder discernir lo beneficioso que puede ser ir a terapia.
En definitiva, la temporada 4 de 'En terapia' es una más que bienvenida actualización de lo anterior. Uzo Aduba está absolutamente brillante en su actuación y el resto del reparto principal está a la altura (cuando no la supera). Algo que no es baladí siendo una serie en el que básicamente son dos personas hablando. Tienes que tener un reparto potente y HBO ha acertado de pleno.
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