La nueva comedia de David Marqués se mueve entre Federico Fellini y Pantomima Full
David Marqués conoce muy bien a los hombres, a cierto tipo de hombres, a aquellos que ha hecho protagonistas de sus películas, y sabe bien de lo que habla, como demuestra en su nueva película, 'En temporada baja'.
La mayoría de los hombres no son ni depredadores peligrosos ni violadores en potencia. La realidad es mucho más triste y da mucha más risa, pero también más pena. Los hombres son, somos, salvo nobles excepciones, o tal vez cínicos con máscaras lo suficientemente convincentes, seres ridículos, risibles, patéticos, entrañables, tozudos, vanidosos, ampulosos, inseguros, cobardes, torpes, liantes, traicioneros, mentirosos, rancios, comodones, simplones, prepotentes y cerriles. Otro tanto se podría decir de muchas mujeres, pero de esto no trata la película que nos ocupa.
Entre Fellini y Pantomima Full
No extraña, por tanto, que aquí las mujeres sean idealización, refugio, ironía, serenidad y sensatez. Porque una cosa va con la otra, primero, y porque no hay buena comedia de sexos sin un empleo adecuado e ingenioso del juego de contrarios. Que nadie entienda, en todo caso, que 'En temporada baja' es una comedia revanchista o llena de oportunismo aliade: el resultado, perfectamente coherente con la trayectoria de su director, se acerca para bien al espíritu de 'Los inútiles' (1953) de Federico Fellini pasado por el tamiz del humor de Pantomima Full.
Digámoslo ya. 'En temporada baja' es una excelente comedia de sonrisa amarga. Como ya lo eran 'Desechos' (2010) y 'El club del paro' (2021), sus primas hermanas, y antes que ellas, 'Aislados' (2005) y 'Cualquiera' (2003). También el personaje principal y la trama futbolera nos situarían en un terreno muy cercano al de la wilderiana, y bastante subvalorada, 'En fuera de juego' (2011). David Marqués también juega, parece divertirse haciéndolo.
Y se emplea a fondo con los tropos del cine independiente norteamericano más tragicómico y la herencia de la comedia popular italiana (ya saben: Risi, Scola, Germi, Comencini, Monicelli, pero también Pasquale Festa Campanile y Steno), añadiendo al conjunto, tocado de una deliciosa y elegante ligereza, un componente castizo inconfundible.
Viendo ahora la película, es difícil no pensar en la notable y reciente serie 'Machos Alfa' de Laura y Alberto Caballero, como si 'En temporada baja' fuera un derivado más o menos oportunista, pero lo cierto es que Marqués lleva cocinando y perfeccionando su receta desde los comienzos de su trayectoria, hace más de veinte años.
'En temporada baja': Antonio Resines en el limbo de las hienas
La película hace reír y duele, aprieta pero no ahoga… porque la risa siempre es liberadora incluso cuando es oscura y lacónica. Duele porque nos coloca un espejo frente a la cara y nos fuerza a enfrentarnos a una imagen que tal vez no sea ni tan distorsionada ni tan grotesca.
Duele porque nos habla de una España vacía (de alma) con unos personajes que han perdido la suya a fuerza de aparentar, de fingir ser quienes no son, tal vez de sobrevivir en un mundo de imponentes disfraces. Y duele, principalmente, porque las miserias que retrata son reconocibles y cercanas y están tratadas con una cercanía que a veces resulta desconcertante de puro cruel.
Marqués no empatiza con sus personajes, nos los muestra tal como son, pero el humor y el patetismo conducen irremisiblemente a una ternura de mueca. La comedia combina gags brillantes (el del futbolista en el restaurante) con otros más convencionales, como se aprecian algunas briznas de autocontrol (¿autodefensa?) que mancillan levemente el conjunto.
Cuenta con una secuencia final para el recuerdo que se sitúa desde ya entre las más notables de la filmografía del guionista de 'Campeones' (2018), el fenómeno de taquilla que ha originado una secuela y un remake estadounidense.
Si la esencia del cine de Howard Hawks era la complicidad del grupo, tanto en sus westerns, como en sus comedias disparatadas y películas de aventuras, aquí tenemos su equivalente escatológico y mundano. Tan apegado al espíritu cainita de la España de hoy y siempre, reflejo nítido y arisco de las vergüenzas del género masculino y el falso compadreo entre antihéroes abocados a perder, y a conformarse, sin abandonar la sonrisa ni arrugar el traje, aferrados a una impostura de baratillo, con olor a taberna y a tapas pasadas de fecha.
Todo ello situado en un cámping que es a la vez un limbo, una cárcel y un refugio de circunstancias. Preside el reparto un colosal Antonio Resines, en el papel de Alberto "El Crack", uno de los mejores trabajos de su larga filmografía. A su lado es un placer reencontrarse con unos compañeros en plena forma: Fele Martínez, también estupendo en la citada 'Machos Alfa', carga con el personaje más desdibujado; un sorprendente Coque Malla borda a un periodista íntegro que, como todos, resulta no serlo tanto, y Edu Soto hace magistralmente las veces de un Jack Lemmon cañí (el Lemmon de 'El apartamento' y 'En bandeja de plata', como el más cabreado de 'El prisionero de la segunda avenida'), perdido en la jaula de las hienas.
No falta ni un pequeño papel para Eric Francés, sospechoso habitual. Y, por supuesto, ellas: Ana Milán, Rosana Pastor, Marta Belenguer, Lorena López, todas espléndidas. Firman el acerado guion, junto con el propio Marqués, Asier Guerricaechebarría, Jon Iriarte y Javier Echániz, con tino y gracejo. Qué gusto que la buena onda del reciente cine español salpique también a algunas comedias como esta, pero qué pena, por otro lado, que la propuesta pueda pasar desapercibida ante estrenos con más pompa y márketing.
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