La primera temporada de 'Bienvenidos a Edén' fue uno de los grandes éxitos españoles de Netflix del año pasado. Tan bien funcionó que llegó a ser la serie más vista de la plataforma mundialmente durante la semana del 9 al 15 de mayo de 2022, por lo que su renovación era inevitable. De hecho, ni siquiera hemos tenido que esperar un año para poder ver la segunda tanda de episodios a partir de este viernes 21 de abril.
Por mi parte, entiendo los motivos por los que la serie podía despertar curiosidad, ya que su premisa es llamativa y además hay varios rostros conocidos en su reparto. Por desgracia, los estímulos acaban ahí, ya que esta distopía era una decepción constante, ya que se empeñaba en dar vueltas sobre lo mismo, desesperando al espectador. La temporada 2 sigue por un camino similar y deja claro que seguimos ante una gran oportunidad perdida.
Una mezcla mal hecha
El principal cliffhanger que nos dejaba la primera temporada fue la llegada a la isla de la hermana de Foa, complicando así todo más para el personaje interpretado por Amaia Aberasturi. Como era de esperar, la segunda temporada tira de ese hilo para crear dudas en Gabi alrededor de si está sucediendo realmente algo oscuro en esa sociedad aparte a caballo entre la distopía y ser una secta. Un recurso curioso para incidir más en la situación límite a la que se enfrentan los protagonistas, pero que a la hora de la verdad viene a ser una excusa para seguir estirando el chicle.
En los 4 episodios que he podido ver -los que Netflix puso a disposición de la prensa-, es cierto que los responsables de la serie empiezan a dar alguna respuesta sobre qué hay detrás de esa especie de secta encabezada por Astrid (Amaia Salamanca) y Erick (Guillermo Pfening), pero se sienten como meras distracciones para intentar no perder del todo la atención del espectador. Más o menos lo mismo que sucedía con los finales de varios episodios en la primera temporada para que luego no llevasen a ninguna parte.
Otra de las armas que utilizan los responsables de 'Bienvenidos a Edén' en esta temporada 2 es incrementar la importancia de las tramas personales, aunque eso se confunde a menudo con potenciar lo sentimental sin desarrollarlo de forma satisfactorio. A eso se le quiere añadir un toque de picante, pero casi siempre se nota que van con el freno de mano echado para no ir más allá de lo fácilmente tolerable por cualquier tipo de espectador. De nada me sirve el uso del montaje paralelo para mostrarnos los encuentros íntimos entre varios personajes si has hecho bien poco para que me importe.
Ahí está otro de los problemas, y es que esa base deficiente resulta esencial para la construcción de las tramas, lo cual las limita enormemente antes de empezar a andar. Sí que hay instantes puntuales en los que la serie está cerca de conseguir lo que busca -pienso por ejemplo una secuencia en la que cierto personaje tiene que rescatar algo del fondo del mar-, pero lo más habitual es que caiga en saco roto.
Tampoco ayuda que la construcción de los personajes desde el guion oscile entre lo raquítico -¿en serio han fichado a Nona Sobo tras el éxito que consiguió en 'Entrevías' para esto?- y lo intrascendente. Apenas hay unos pocos casos en los que se busque esa conexión emocional clave para que uno se implique con sus historias y ahí a menudo se cae en lo genérico. Me tiene que importar porque ellos me lo dicen, no porque hayan hecho nada para ganárselo.
Eso también acaba condenando a su reparto, donde prácticamente todos acaban rayando al mismo nivel. Uno mediocre, y siendo generoso. Ahí no entraré a valorar qué miembros del reparto tienen más talento que otros -aunque duele especialmente que Lola Rodríguez haya pasado de brillar en 'Veneno' a lo que hace aquí-, pero tengo claro que hay más de una persona que sabe interpretar mucho mejor de lo que demuestra aquí, seguramente en parte limitados por el material que tienen a su disposición. Por ejemplo, los diálogos carecen de naturalidad en la mayoría de los casos.
Esto nos lleva a que 'Bienvenidos a Edén' siga sin ser una serie ágil y que confía más de la cuenta en la curiosidad que podamos tener por cómo se resuelve todo, mientras va ganando tiempo para no dar una solución a todo en unos tiempos razonables. Ese morbo también se alimenta de forma parcial a través del incremento de las relaciones sexuales en la serie, pero a la hora de la verdad predomina de ver una serie vacía en la que además su envoltorio, que de primeras parecía una de sus virtudes, hace tiempo que dejó de lucir.
Por lo demás, es como si quisiera jugar a ser varias cosas al mismo tiempo sin prestar especial atención a ninguna de ellas. Así, su lado más siniestro se diluye rápidamente, mientras que su componente juvenil resulta demasiado obvio. A eso le unes el pobre desarrollo de su componente de suspense y nos queda una serie con bien poquito que ofrecer.
¿Entonces merece la pena verla?
Tengo claro que yo hasta aquí he llegado con 'Bienvenidos a Edén', pues la serie no me ofrece nada por lo que me merezca la pena seguir invirtiendo mi tiempo en ella. Quizá me preocupe por saber cómo se resuelve todo cuando eso suceda, pero ver a gente guapa pero insustancial enfrentándose a un misterio tan mal planteado y que entiende la intensidad de forma tan deficiente no es algo que me interese. Eso sí, reconozco que horrible no es, pero sí tan insustancial como tener que tomar siempre comida sin sal.
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