Takeshi Kitano ha logrado sacarme de quicio en numerosas ocasiones. Lo siento, pero no aguanto películas como 'Hana-Bi' o 'Dolls', verdaderos martirios cinematográficos, capaces de acabar con la paciencia de una estatua. Ahora bien, si hablamos de films como 'El Verano de Kikujiro', que me parece una absoluta maravilla (a veces me sorprendo a mí mismo tarareando su inolvidable banda sonora), o 'Zatoichi', que sin llegar a la altura de la anterior, es un divertimento de lo más digno, pues la cosa cambia. 'Takeshis´' es su última película dirigida hasta la fecha (recordemos que ya tiene a punto otra), data del 2005, pero aquí nos llega el próximo viernes con una distribución que promete ser de lo más limitada, al estilo de la deplorable (pero mejor) 'Tideland'. Y es que menuda semanita llevo, viendo estrenos francamente penosos, eso sin contar de la que me toca hablar mañana, que ya veréis, ya.
El argumento de 'Takeshis´' es tan absurdo como la mayor de las ridiculeces que se os puedan ocurrir en este momento. Resumiendo podríamos decir que va sobre un pobre hombre, cuya ilusión es que le acepten en alguno de los muchos castings a los que se presenta, pero en los que no le hacen ni el más mínimo caso. Un día, toda su rabia interior explota, y armado hasta los dientes decide aplicar justicia a diestro y siniestro. Todo de una forma muy onírica y surrealista. ¿O no?
Kitano en su doble faceta de actor y director, parece que aquí se lo pasa mejor interpretando que dirigiendo. Eso si tenemos en cuenta que poner cara de pánfilo y mirar hacia el infinito es interpretar. Además, le da por hacer dos papeles, el de él mismo y el de el protagonista buscando la gloria en castings. En el primero, el ejercicio de egocentrismo es atroz, y si realmente tuviera algún sentido, o estuviera bien utilizado, pues eso no tendría ni la más mínima importancia, pero todo lo referente a este personaje nos da exactamente igual y no nos interesa. Esto no quiere decir que su otro personaje sea mucho más interesante, pero por lo menos se nos hace un pelín más cercano. Por cierto, los protagonistas principales del relato también realizan más de un papel.
Como director no se esfuerza ni lo más mínimo. Como diría mi compañera Beatriz con su palabra preferida, el metalingüismo es la clave de todo el film. Evidentemente no llega con presentarlo así, además hay que desarrollarlo debidamente, y que la historia tenga gancho, cosa que ni de lejos ocurre. Tantas idas y venidas de la ficción a la realidad, de intercambiarlas, de hacer chistes privados sobre la figura y los comienzos de Kitano, etc, terminan por cansar, y al final ha pasado un buen trecho de película y no nos han contado nada con peso. Por no hablar de algunas cosas incompresnibles en su guión, como la manía de que al personaje central lo ignoren totalmente en los castings, y no tenga ni una oportunidad de demostrar si vale o no vale como actor. Que sí, que es uno de los detonantes para que todo estalle en su cabeza, pero no resulta creíble.
En fin, un bodrio realmente insoportable y aburrido, en el que además, toda la explosión de violencia final responde más a un capricho de Kitano como realizador que a una resolución argumental debidamente presentada. Una completa pérdida de tiempo que no gustará ni a los fans más acérrimos de Kitano, ¿o no Chico Viejo?