La XIV entrega de la Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid comenzó por todo lo grande con el preestreno de ‘Logan’, pero su primer día oficial fue el viernes, cambiando bastante el sabor de boca. Primero llegaron la horrible ‘Worry Dolls’ y la aceptable ‘Seoul Station’, seguidas después por la fallida ’47 Meters Down’ y ‘Stop Over in Hell’, una de las peores películas que he visto.
Por tanto, no era difícil que las cosas fueran a mejor el sábado. Lo cierto es que ‘The Good Neighbor’ estaría a un nivel similar a ‘Seoul Station’, pero con ‘I Am Not A Serial Killer’ casi se compensó el sufrimiento con algunos desastres del día anterior, ya que este singular acercamiento al cine de psicópatas merece mucho la pena.
‘The Good Neighbor’, se metieron con el vecino equivocado
Una película que se presentaba con el principal interés de ver a James Caan como un vecino con malas pulgas al que un par de adolescentes deciden someter a un experimento un tanto cruel. No es que sea nada revolucionario, pero sí suena a que podría dar para un buen pasatiempo cuya intensidad va creciendo a medida que el veterano actor va mosqueándose cada vez más por lo que está sucediendo.
El director Kasra Farahani opta precisamente por ese enfoque para su ópera prima, pero cuenta con un obstáculo difícil de sortear: La errónea estructura del guion escrito por Mark Bianculli y Jeff Richard, en concreto por el hecho de no respetar una evolución lineal de la historia para potenciar la moraleja final de la historia. Es cierto que esa lado del relato carecería de sentido de no estar incluida así, pero es que no llega a funcionar bien y resta mucho a la parte central.
No obstante, al principio es cierto que crea cierta curiosidad hacia lo que está por venir, pero llega un punto en el que destruye toda la intensidad, lo cual unido a cierta revelación durante los minutos finales está a punto de destruir por completo todo lo logrado con anterioridad. No es que fuera una gran película, ya que la dinámica entre los dos adolescentes no va más allá de lo aceptable, pero sí que ganaba interés cuando Caan ganaba importancia en lugar de ser un aspecto de fondo.
Por lo demás, Farahani alterna con cierta pericia la fórmula del metraje encontrado con un acercamiento visual más tradicional, mientras que Logan Miller y Keir Gilchrist, el protagonista masculino de la magnífica ‘It Follows’, cumplen con relativa soltura, pero es que el guion no les da material suficientemente interesante con el que jugar, por lo que uno siempre está deseando que vuelvan a centrarse en su vecino en lugar de cualquier otro aspecto de sus vidas.
‘I Am Not A Serial Killer’, el sociópata contra el "psicópata"
La mejor película hasta ahora de la muestra con una amplia diferencia sobre el resto -aquí conviene recordar que ya había visto ‘Logan’ con anterioridad, por lo que no la incluyo, ya que, aunque tampoco por tanto, ocuparía ese lugar de no ser el caso- y eso que su desenlace resulta como mínimo chocante y para algunos puede ser más que suficiente para olvidar la multitud de logros hasta entonces por el tercer largometraje dirigido por Billy O’Brien.
‘I Am Not A Serial Killer’ cuenta la historia de un joven sociópata que teme estar destinado a convertirse en un asesino en serie. La cosa se complica más cuando uno empieza a actuar en su pueblo, con el cual siente una extraña conexión que él mismo fomenta cuando descubre quién está realmente detrás de los crímenes. No tengáis miedo, no es uno de esos casos en los que parece que no y al final es él mismo el asesino. Esto es mucho más interesante que eso.
Por lo pronto, Max Records, al que muchos recordaréis por haber liderado la estupenda ‘Donde viven los monstruos’ (‘Where the Wild Things Are’), está impecable mostrando las tendencias de John y cómo intenta luchar con ellas antes de iniciar un peligroso viaje para confrontar al asesino. Desde su forma de obviar a una chica colada por él hasta una serie decisiones bien justificadas por su sociopatía, la cual le impide reaccionar con normalidad, algo que él logra transmitir de forma impecable.
Además, O’Brien logra crear una atmósfera enrarecida que va yendo paulatinamente a más, como una especie de tela de araña que también va cerrando el cerco sobre los dos protagonistas y allanando el camino para la aparición de un elemento sobrenatural para la historia que hay que comprar para poder disfrutar realmente de ella. Todo ello aliñado por la fascinación por el mal bien perfilada desde el libreto por Christopher Hyde y el propio O’Brien a partir de la novela de Dan Wells.
En su contra es cierto que puede haber algún momento en el que la evolución del relato se estanque, ya que se apuesta por un ritmo reposado que funciona muy bien en líneas generales, pero no siempre. No me olvido tampoco del sorprendente trabajo de Christopher Lloyd y la gran química que se establece entre él y O’Brien, por lo que os recomendaría darle una oportunidad si tenéis la oportunidad de ver esta notable película.
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