Syfy 2017 | 'Crudo', cine de terror más allá del impacto gratuito

Como bien sabéis, este pasado fin de semana se celebró la XIV edición de la Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid. El arranque oficioso con el preestreno de ‘Logan’ -aquí podréis nuestra crítica libre de spoilers-, mientras que el oficial se produjo el viernes, fecha en la que pude ver la horrible ‘Worry Dolls’, la digna ‘Seoul Station’, la fallida ’47 Meters Down’ y ‘Stop Over in Hell’, uno de los mayores desastres cinematográficos que he visto en mi vida.

Por suerte, el sábado la cosa mejoró gracias a ‘The Good Neighbor’ y, sobre todo, ‘I Am Not A Serial Killer’, pero el domingo se presentaba como el día más interesante gracias a tres títulos que comentaré individualmente. Voy a empezar con ‘Crudo’ (‘Grave’), una cinta rodeada de cierta polémica que se está vendiendo como algo que no es en realidad, pero ese singular acercamiento al canibalismo es una propuesta muy recomendable para los amantes del buen cine de terror.

No es lo que nos están vendiendo, es mejor

Lo primero que conviene desterrar es la idea de que ‘Crudo’ es una película tan dura e impactante que puede perturbar a los espectadores. Sí, es posible que algún cinéfilo aprensivo se vea afectado por el realismo del gore utilizado, pero su utilización es bastante reducida y está en todo momento al servicio de la historia que la francesa Julia Ducournau, autora del guion y también responsable de la dirección, desea contarnos.

Una joven prodigio que nunca ha probado la carne va a empezar los estudios de veterinaria y como parte del proceso de iniciación de los novatos se ve obligada a comer un trozo de riñón crudo de conejo, lo cual despierta su apetito por la carne humana. Sobre el papel puede parecer que el hecho de ser vegetariana no es más que un apunte curioso para que el impacto posterior sea mayor, pero lo que busca Ducournau es utilizar el canibalismo como excusa para otra cosa.

Ya la propia edad del personaje remarca que es una chica en formación y que aún apenas conoce el mundo más allá de la vida con sus padres -muy ilustrativo el inicio en el restaurante de camino a la universidad-, por lo que ‘Crudo’ es una historia sobre lo que supone alcanzar la mayoría de edad -un coming-of-age que se diría en inglés- y la serie de cambios que uno va experimentando como resultado de ello.

Ducournau se basa mucho en las metáforas para establecer ese punto, demostrando cierta tendencia a utilizar algunas un tanto obvias, pero lo importante es que funcionan para mostrar la lucha de su protagonista para abrazar su nuevo yo y su progresivo despertar sexual, vinculado de forma directa a ese canibalismo latente contra el que intenta luchar en la medida de lo posible. Además, su puesta en escena resulta sobria, impropia de una debutante, y sabe cómo jugar con su acabado visual, tanto en lo fotográfico como en la propia composición de planos, para conseguir el efecto buscado.

‘Crudo’, las dificultades para asumir tu verdadero yo

Esencial para transmitir todo eso resulta la extraordinaria interpretación de la desconocida Garance Marillier, impecable cuando ha de mostrar esa inocencia de los primeros minutos, pero también cuando ha de transmitir los cambios por los que va pasando, basándose para ello más en la fuerza del lenguaje no verbal que en los diálogos que Ducournau escribe para su Justine y también en la curiosa dinámica que se establece con su hermana Alexia -notable Ella Rumpf-.

No hace falta que nos digan demasiado para saber que Alexia pasó por la misma educación represora por parte de sus padres y que la llegada a la facultad ha hecho que pasara por el mismo proceso que está sufriendo Justine. Funciona así como espejo de lo que Justine va camino de convertirse, por lo que no duda en asumir su posición de iniciadora en la nueva vida de su hermana, pero todo es mucho más complicado de lo que parece.

De hecho, ambas hermanas no podrían ser más diferentes, tanto en aspectos más profundos como su propia personalidad hasta otros más superficiales como la ropa que llevan. Son dos extremos totalmente diferentes condenados a relacionarse y de ahí surgen las escenas más contundentes de ‘Crudo’, las cuales son mostradas de forma muy realista gracias al excelente trabajo de maquillaje de Olivier Alfonso, quien ya realizase ese trabajo en ‘Al interior’ (‘À l'intérieur’)

Lo que prima realmente es una atmósfera que va enrareciéndose según vamos conociendo nuevos detalles sobre los deseos y apetitos de la protagonista. Docournau acierta al introducir a su alrededor elementos como el ligero sadismo con el que los veteranos tratan a los novatos o el llevar la incomprensión de Justine hasta el punto de afectar a sus estudios, donde representaba poco menos que la perfección. Todo suma, aunque es cierto que hay un par de pequeños baches de ritmo mediado su metraje. Nada grave, pero ahí están.

Al final ‘Crudo’ acaba siendo un retrato muy llamativo de cómo una joven descubre quién es en realidad y su forma de lidiar con ella, sabedora de que se aleja de los cánones establecidos. No faltan varios apuntes de corte feminista para enriquecer aún más el relato, la mayoría de ellos centrados en su despertar sexual, y es cierto que se podría haber contado la historia sin recurrir al gore, pero eso forma parte también de su identidad, de lo que la hace distinta por mucho que se la pueda relacionar con otros títulos.

En definitiva, ‘Crudo’ es un estupendo acercamiento al canibalismo sin caer en el exceso por el exceso, ya que detrás de ella hay una historia bien pensada que la debutante Docournau elabora con esmero, encontrando una aliada de lujo en Marillier. Aquí lo que prima es cómo su protagonista lidia con su identidad y también la forma en la que esto afecta a los demás, pero si estás buscando un festín sangriento que te revuelva las tripas va a ser mejor que pruebes en otro sitio.

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